Las calles de San Vicente fueron acaparadas ayer por miles de personas que asistieron al entierro de cuatro integrantes de una misma familia, y de un amigo de ellos, quienes fueron hallados asesinados, en un cantón de Ciudad Delgado, San Salvador.
Tras haberse oficiado una misa en la catedral de esa ciudad, asistentes de todas las edades caminaron por varios minutos tras las carrozas fúnebres que transportaban los restos de María Elena Gómez, de 33 años.
Junto a ella iban los féretros de sus tres sobrinos: Efraín de Jesús Pereira Osegueda, de 23 años; así como de los hermanos Juan José e Irving, de 23 y 16 años respectivamente.
En una de las calles se juntaron con el cortejo fúnebre de Víctor Antonio Rodríguez Morales, de 33 años, el amigo de las otras cuatro víctimas.
Rodríguez era salvadoreño con nacionalidad estadounidense. Él tenía previsto retornar ayer al extranjero.
En el trayecto de la iglesia al cementerio eran comunes las escenas de llanto y de personas que ante la impotencia y el dolor, se desmayaban o detenían a mitad de la calle.
Por la gran cantidad de asistentes fue necesario que organismos de socorro acompañaran el recorrido.
En algunas intervenciones que tuvieron algunos allegados de las víctimas, antes de que las sepultaran, mostraron indignación por la forma en que las asesinaron y exhortaron a las autoridades a esclarecer estos asesinatos.
Las víctimas salieron de San Vicente, la mañana del miércoles, rumbo a la capital para hacer unas compras pero no regresaron a casa.
Un día después, los cadáveres fueron hallados en el cantón El Plan del Pino, de Ciudad Delgado, con lesiones de arma de fuego.