Año escolar cerró con aumento en tráfico de drogas

Fiscalía revela que ha incrementado el tráfico en ilícitas, en comparación a 2013

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La marihuana y el crack son las drogas más consumidas por los jóvenes y las más distribuidas en los centros escolares.

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2014-12-10 8:00:00

En octubre pasado, el estudiante del Instituto Nacional de Comercio (INCO), Kevin Santiago Pérez Martínez, fue sorprendido por sus maestros dentro del centro escolar situado en el barrio San Jacinto, en la capital, con varias porciones de marihuana y crack .

En mayo, un profesor observó que seis alumnos ocultaron en sus bolsones cuadernos y un calcetín negro. Al cuestionarlos, le entregaron el calcetín y encontró paquetes pequeños de papel periódico con hierba.

Los informes de las autoridades revelan que al igual que Pérez Martínez, existen decenas de jóvenes que trafican y comercian droga en los centros escolares del país.

La mayoría es proporcionada por los pandilleros, que tienen control en las escuelas, ya que la pandilla tiene entre sus lineamientos mantener el control del tráfico en los centros escolares. Pérez Martínez fue puesto a la orden de las autoridades cuando sus maestros lo descubrieron.

El 29 de octubre, el Tribunal Segundo de Sentencia de San Salvador condenó a tres años de prisión al estudiante, por el delito de posesión de drogas.

Sin embargo, la pena de prisión le fue sustituida por trabajos de utilidad pública.

Dentro del proceso no se estableció si la droga que le hallaron a Pérez era para su consumo personal o si los llevaba a la institución para vendérserla a sus compañeros.

En enero de este año, la División Antinarcóticos (DAN) informó sobre la creación de una nueva unidad especializada para la prevención del consumo de drogas en centros escolares e institutos públicos.

Una investigación realizada por la Policía afirma que en 40 escuelas públicas y privadas “más de alguna vez los estudiantes han consumido droga y el 50 % de los centros encuestados, alumnos y exalumnos, estaban participando en el comercio de drogas”.

En el reciente informe de la Comisión Nacional Antidrogas (CNA), el delegado del centro de investigaciones de la universidad Tecnológica, Francisco Zepeda, atribuyó el incremento en el consumo de drogas a la facilidad con la que se pueden adquirir y el poco control que tienen las autoridades sobre las zonas donde se comercializa.

“La persona está en contacto (con las drogas) en su comunidad, en la escuela, con sus amigos… Es ahí donde deben establecerse los niveles de control”, expresó Zepeda.

Investigaciones realizadas por la Policía confirman que las pandillas han hecho de los centros educativos sus principales lugares de distribución de droga.

Policías y gremiales de maestros han asegurado que los delincuentes no solo le venden los estupefacientes a los estudiantes, en algunos casos, también reclutan a los niños y a los adolescentes para que sean ellos quienes se encarguen del negocio.

Hay varios casos en los que los adolescentes han sido descubiertos, por los docentes, consumiendo o vendiendo la droga dentro de las escuelas.

No siempre han podido denunciar los hechos por temor a alguna represalia.

La DAN no ha informado si hasta la fecha se ha procesado penalmente a estudiantes por delitos relacionados con las drogas.

Jóvenes son quienes más abusan de las drogas

El informe del CNA (que fue financiado por la Secretaría Ejecutiva de la Organización de los Estados Americanos) también arrojó que 84 mil personas consumieron sustancias ilícitas, en el último año, al menos una vez.

Del total de estos consumidores, 69,862 fueron hombres y 14,200 mujeres.

El estudio reflejó que los jóvenes de entre 18 y 24 años (4.6 %) fueron quienes más abusaron de drogas ilícitas.

A ellos le siguieron las personas de entre 45 y 65, con el 2.6 %. Entre ambos grupos se estima un total de 57,366 consumidores, quienes representan el 68.2 % del total de usuarios en el último año.

Otro dato que arrojó la encuesta es que el primer contacto que tienen los salvadoreños con las sustancias ilegales es entre los 12 y los 18 años.

“El 75 por ciento de las personas que consumen, lo hacen de los 18 años hacia abajo. La juventud está en riesgo porque es cuando consumen por primera vez o pueden obtener alguna droga”, sostuvo Francisco Zepeda, director del Ciops.

El especialista manifestó que los lugares donde más se consumen drogas ilícitas, sobre todo la marihuana, es en las áreas urbanas.

El consumo de drogas ilícitas en El Salvador se ha incrementado en los últimos años y eso también ha agudizado la violencia, sobre todo entre los grupos que se dedican a la venta y distribución de estupefacientes.

El Estudio Nacional sobre Consumo de Drogas en la Población General 2014 —elaborado por la Comisión Nacional Antidrogas (CNA) y el Centro de Investigación de Opinión Pública Salvadoreña (Ciops) de la Universidad Tecnológica— revela que las sustancias ilícitas que más se utilizan en el país son: marihuana, cocaína, crack y heroína.

A mediados de octubre, cuando fue divulgado el informe, el subdirector de la Policía y director ejecutivo del CNA , Howard Cotto, admitió que “se ha quintuplicado el consumo de cualquier droga ilícita del 0.4 %, en 2005, al 2.3 %, en 2014”.

En esa ocasión, el delegado policial sostuvo que la relación entre el consumo de drogas con la violencia está marcada por dos factores: por la posibilidad de que alguien cometa algún delito bajo los efectos de sustancias ilegales y por las riñas que desata la disputa de territorios para comercializarlas.

En los últimos cinco meses, en el país se cometieron tres masacres en las que murieron once personas.

Los informes preliminares de las autoridades apuntan a que los móviles de los tres atentados podrían estar relacionados con la distribución de drogas.

El primer hecho fue registrado el 13 de abril, en la lotificación Guevara López, de Santiago Texacuangos, en el kilómetro 21 de la carretera que lleva al Aeropuerto Internacional.

Cinco hombres que estaban ingiriendo bebidas alcohólicas fueron atacados a balazos por varios sujetos encapuchados.

En la escena perecieron cuatro víctimas, entre 17 y 39 años. Una más fue llevada a un hospital con heridas graves y murió dos días después.

Allegados a la investigación manifestaron que se había logrado identificar que en la zona donde se cometió la masacre se comercializaba droga.

Dos meses y medio después, otros tres hombres fueron ultimados dentro de una vivienda de la comunidad El Bambular, en la colonia Centroamérica, en San Salvador.

Unos sujetos con el rostro cubierto irrumpieron en el inmueble y ejecutaron a las víctimas con armas largas.

Las autoridades descartaron el robo porque en la casa había electrodomésticos, ropa de marca, teléfonos y otros objetos de valor pero los homicidas no se los llevaron.

La Policía dijo que por la forma en que los delincuentes actuaron, probablemente se trató de un ajuste de cuentas relacionado con la venta de estupefacientes.

Ese día se supo que una de las víctimas habitaba en la vivienda, las otras habían llegado de visita.

Además, uno de los hombres, recientemente, había sido deportado de Estados Unidos y otro tenía antecedentes delictivos.

En otro hecho, el 15 de septiembre, dos hombres y una mujer fueron ajusticiados en una casa de la colonia Buena Vista, en Soyapango.

Las víctimas también estaban tomando bebidas embriagantes cuando un grupo armado ingresó al lugar para matarlos.

Tres semanas antes del hecho, un marero de la 18, apodado “Little Psyco”, murió en la misma casa, tras enfrentarse a balazos con policías que llegaron a capturarlo.

Las autoridades acusaban al sujeto de haber participado en varios asesinatos y de cometer algunas extorsiones.

Cuando los agentes allanaron el inmueble encontraron 150 porciones de marihuana, tres armas de fuego y seis cargadores para las mismas.

La Policía señaló que los cuatro asesinatos estaban relacionados: uno de los hombres era hijo de la señora, mientras que los otros dos fueron parejas sentimentales de ella.

Jefes policiales que llegaron a la escena informaron que las cuatro víctimas se dedicaban al comercio de drogas, extorsionaban y estaban vinculados con una pandilla.