Oportunidades de desarrollo en comunidad de El Congo

Una cooperativa ha llevado mejor calidad de vida a lugareños Los socios son contratados para trabajar cerca de su residencia

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Oportunidades de desarrollo en comunidad de El Congo

Por Iris Lima comunidades@eldiariodehoy.com

2014-12-21 8:00:00

SANTA ANA. De ser un ama de casa dedicada a sus 9 hijos y su esposo, Carmen Elena Hernández, de 46 años, tuvo que convertirse de golpe en mamá y papá para sus vástagos, cuyas edades entonces oscilaban entre 24 y 3 años.

Después de 25 años de matrimonio, el esposo de Carmen Elena, Samuel Antonio Ramos Díaz, falleció en agosto de 2006.

Ella recuerda que, como un presentimiento, un año antes de que su esposo muriera, lo convenció para aprender a podar café, peinar los cafetales, regar abono; y así fue como cada mañana se iba con él al campo a aprender el oficio. “Hasta me enseñaron a tostar café en la cooperativa donde él trabajaba. A mí me encantaba ese trabajo. Me enamoré del café”, dijo la mujer, quien hace referencia a la Asociación Cooperativa de Producción Agropecuaria Los Pinos de R.L., en el cantón El Porvenir, de El Congo, carretera al Cerro Verde.

Se trata de un lugar, ubicado a una altura de 1,075 metros sobre el nivel del mar, que hasta finales de 2009 y desde 1980 se había dedicado exclusivamente al cultivo del café. Sin embargo, desde hace cinco años los socios decidieron diversificarse y aprovechar los recursos naturales de la zona a través de un complejo turístico denominado “Los Pinos Vista al Lago”. (Ver nota aparte).

Fue este proyecto el que le ha permitido a Carmen Elena ir saliendo adelante como cabeza de hogar. Aunque reconoce que el camino no ha sido fácil.

Los primeros años, después del fallecimiento de su esposo, además de trabajar en la tostaduría de la Asociación, los fines de semana que descansaba aprovechaba para ir a lavar y planchar hasta el casco urbano del municipio.

También se dedicaba a labrar la tierra para cultivar maíz y guardarlo en los graneros para que le alcanzara para todo el año. “Recuerdo que no me quedaba tiempo para mis hijos, porque tenía que trabajar para poder darles de comer, el sueldo de campo que ganaba era de 52 dólares para la quincena. Al menos si guardaba maíz y frijol, garantizaba que el dinero me serviría para estudios o enfermedades de mis hijos”, indicó la señora, quien estudió hasta sexto grado.

Carmen Elena aseguró que el cultivo del café fue el segundo papá de sus hijos, ya que a través de este ha logrado sacarlos adelante.

“Aquí (en la cooperativa) tengo la oportunidad de que tengo el trabajo cerca de mi casa (y) me han dado la oportunidad de capacitarme en varias áreas. A través de Dios y de ellos me han sabido sacar adelante”, expresó.

Actualmente, Carmen Elena es uno de los 106 socios de la cooperativa, y sostuvo que el nuevo proyecto turístico le ha cambiado la vida. Sus ingresos han mejorado considerablemente, porque al nacer el complejo ella fue capacitada para trabajar en la cocina y dejar la tostaduría de café.

Explicó que permanentemente reciben orientaciones sobre el rubro turístico. En ese sentido, aprendió a elaborar diversidad de artesanías, y durante su tiempo libre aprovecha a elaborar aretes, pulseras, carteras de yute, entre otros productos que también son comercializados en el restaurante de “Los Pinos Vista al Lago”.

En esta última faena también involucra a los seis hijos que aún viven en casa, pues los otros tres ya se le casaron.

“En la noche que llego nos sentamos y les digo: vamos a dialogar, pero no vamos a perder el tiempo, traigan el material y vamos a trabajar. Los aconsejo y trabajamos al mismo tiempo”, contó.

Para Carmen Elena, a pesar de que Dios le quitó a su esposo, no la ha dejado abandonada porque nunca le ha faltado el trabajo, con el cual ha sacado adelante a sus nueve hijos.

Pero la oportunidad de salir adelante en esta cooperativa no sólo ha sido para Carmen Elena, ya que decenas de socios también cuentan cómo han visto progreso en sus vidas y en las de toda su comunidad.

German Molina explicó que de los 61 años de vida, 30 los ha dedicado a la cooperativa, que le ha permitido percibir un progreso significativo. “La vida que llevábamos antes era triste, sin trabajo, no había ninguna prestación. Cuando había trabajo, la hacía de jornalero”, recordó.

Sin embargo, señaló que cuando inició la cooperativa el trabajo fue permanente y comenzaron a tener una mejor calidad de vida. Por ejemplo, les facilitaron el acceso a energía eléctrica, agua potable y trabajo permanente.

“Se ha visto el cambio de vida y, gracias a Dios, para muchos ha sido de bastante progreso. Algunos hasta han aprendido oficios en las capacitaciones que la cooperativa ha dado”, aseguró el sexagenario, quien actualmente se dedica a cuidar el rancho de la asociación, ubicado a la orilla del lago de Coatepeque.

Otro de los beneficiados es Víctor Orlando Zaldaña, quien a sus 28 años es el gerente de turismo “Los Pinos Vista al Lago”.

Él inició como jornalero dedicándose a la corta y peina en los cafetales, en los patios volteaba el café y lo pesaba. “La cooperativa nunca me ha negado trabajo, siempre me ha apoyado”, sostuvo Zaldaña, y agregó que a través del proyecto “comercio justo” también tienen beneficios como canasta básica que les entregan cada seis meses.

La ayuda incluye, arroz, huevos, frijoles, aceite y leche, entre otros.