“Diario de un periodista viviendo entre las pandillas” con más de 70 mil vistas

Del total de vistas, el 25 por cien lo hizo en Estados Unidos y un 60 por cien en El Salvador. El material también fue visto por un buen porcentaje en Guatemala, en España y Australia

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Diario de un periodista viviendo entre las pandillas con más de 70 mil vistas

Por elsalvador.com

2014-12-09 8:00:00

El pasado viernes 28 de noviembre, El Diario de Hoy comenzó a publicar en cuatro entregas, la vivencia de uno de sus periodistas que hasta hace poco tiempo vivía en una colonia dominada por una de las dos principales pandillas salvadoreñas. El especial titulado Diario de un periodista viviendo entre maras, ha sido uno de los más leídos, generando más de 70 mil vistas sólo en el elsalvador.com.

Del total de las 70 mil vistas a esa crónica periodista, el 25 por cien lo hizo en Estados Unidos y un 60 por cien en El Salvador. El material también fue visto por un buen porcentaje en Guatemala, en España y Australia.

El Diario de un periodista está basado en la vivencia personal de uno de nuestros periodistas y escrito con el rigor profesional que exige este oficio. En el mismo se narra cómo viven miles, tal vez millones, de salvadoreños en territorios controlados por criminales pandillero.

Es precisamente por el rigor periodístico que en el Diario de un periodista se narran hechos que forman parte de la rutina de quienes viven en territorios controlados por pandillas: balaceras, asesinatos, extorsiones en diversas expresiones, es decir, en efectivo o en especie.

También narra cómo los pandilleros controlan quiénes entran a esas colonias, para lo cual tienen que hacer uso de armas, golpizas o amenazas a muerte. Explica también cómo algunos buenos policías llegan a esas colonias a tratar de llevar tranquilidad, pero también cómo malos policías extorsionan, torturan o roban a los mismos pandilleros.

En la primera entrega , el Diario de un periodista cuenta el grado de sometimiento en que viven los residentes por parte de pandillas o de familiares o allegados a estos. Se narra cómo muchas veces la gente honesta es obligada a colaborar con esos criminales haciéndoles favores como cargar baterías de celulares, entregarles comida y hasta guardarles armas o drogas.

La segunda entrega describe las artimañas que utilizan las pandillas para reclutar niños de ocho o diez años, quienes a cambio de un celular, una bicicleta, acostarse con niñas de 10 o 15 años, o el grado de poder que les da pertenecer a esos grupos, primero les sirven como vigilantes (postas), luego los involucran en misiones de traslado de drogas, armas o recolección de la “renta” para posteriormente alcanzar el estatus de sicario, palabrero, etc

Diario de un periodista narra en la tercera entrega cómo miles de personas quisieran salirse de esas colonias para escapar de las extorsiones, del peligro de vivir entre mareros y saber que ellos duermen encima de los techos de muchas viviendas para ponerse a salvo de la policía o de sus rivales, pero los detiene una realidad muy dura: a la mayoría sus ingresos económicos no les alcanzan para comprar o alquilar una casa en los pocos lugares donde aun se puede vivir con algún grado de tranquilidad.

En la última entrega el periodista narra cómo se vive la Nochebuena y el 31 de diciembre en los territorios dominados por pandillas. En muchos de esos lugares, los habitantes celebran esas fiestas teniendo que interactuar, por fuerza, con mareros borrachos, endrogados y armados. Se celebra a veces entre lágrimas, pendientes de distinguir cuándo una explosión es de un petardo y cuándo es un balazo para encerrarse de inmediato.

El Diario de un periodista refleja el grado de sometimiento de cientos de comunidades, donde a pesar de todo, la vida continúa entre el temor, el dolor y el silencio de gente honesta que tiene que continuar viviendo en esos lugares, a veces porque no puede marcharse de allí; simplemente porque “la cobija no le alcanza” para escapar de ese peligro inminente.

Lo invitamos a leerlo si aún no lo ha hecho.