Hombre mata a sus exsuegros y lesiona a su excónyuge

Ataque fue cometido en cantón Cruz Grande, Izalco

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Las autoridades informaron que el agresor es miembro de una pandilla. Esto habría motivado que su excónyuge lo abandonara. Se sabe que la sometía a maltrato físico.

Por sucesos@eldiariodehoy.com

2014-12-20 8:00:00

La disputa por la custodia de una bebé sería la razón por la que un veinteañero asesinó a machetazos a sus exsuegros, lesionó a su expareja y raptó a tres menores de edad.

El condenable ataque fue cometido la noche del viernes, en una vivienda del cantón Cruz Grande, en Izalco, Sonsonate.

Parientes de las víctimas dijeron que Jorge Enrique Santos Quinteros vivía enfrentado física y verbalmente con su expareja, de 25 años, desde que salió embarazada.

Los pleitos cesaron unos meses, pero empezaron de nuevo en septiembre, cuando nació la niña, hija de ambos.

Fue entonces cuando el sujeto (quien presuntamente es parte de una pandilla) amenazó de muerte a la familia porque no lo dejaban ver a su hija.

Fue así como Juan Antonio Ramírez, de 57 años, optó por armarse con un corvo todas las noches y estar atento a cualquier ruido sospechoso para proteger a los suyos.

Sin embargo, el viernes se descuidó y eso fue aprovechado por su exyerno para irrumpir en la casa y matarlo a él y a su cónyuge, Rosa Gladis Alfaro Jorge, de 43.

“Levantáte, que ahí viene Jorge”, fue lo último que Ramírez le dijo a su compañera de vida, antes de que el hombre derribara la puerta de lámina del cuarto y le asestara un machetazo en la cabeza.

Luego se dirigió a su exsuegra y antes de que ella pudiera ponerse de pie, la hirió de muerte en el pecho.

Según el relato de familiares, el sujeto después caminó hasta una casa que está en el mismo terreno a buscar a su expareja, Úrsula Esmeralda, y la hirió en el rostro.

No conforme con eso, tomó a su hija y a sus dos cuñados, también menores de edad, y se los llevó.

Más tarde la Policía capturó al hombre y rescató a dos niños, sin embargo se desconocía el paradero del tercero.

“Él (Santos) a quien pelea es a la tiernita. Ella (su expareja) lo dejó cuando salió embarazada, porque empezó a sospechar que era marero”, dijo un doliente.

Rosa Gladis y su hija se dedicaban a vender pan en un puesto ambulante en Izalco.

PNC había recibido denuncia por amenazas

“Se fueron los viejos. Papito, mamita, te amamos todos tus hijos”, era como se lamentaba una hija de los esposos, mientras veía cómo las autoridades procesaban la escena del doble homicidio.

Los dolientes se mostraron indignados y frustrados porque consideran que la tragedia se habría evitado si la Policía hubiera actuado cuando, en repetidas ocasiones, Úrsula Esmeralda y su familia denunciaron al agresor.

“Me rebusqué con la Policía y fui a los Derechos Humanos, les dije que teníamos miedo de las amenazas y que él era marero, pero dijeron que no podían ayudar”, se quejó un familiar.

La fuente relató que una vez Úrsula Esmeralda le permitió ver a la niña; él le tomó una foto y se dio por satisfecho. Con eso cesó el acoso.

Las víctimas tuvieron un respiro, pero leve, porque semanas después empezó a hostigarlos.

Ellos no se explican qué pasó para que él rompiera la tregua.

“Ni siquiera se le pide nada a él para la niña, porque ella (su madre) trabaja para mantenerla. Le habíamos pedido a Dios que la dejara tranquila”, dijo otra pariente.