El presidente de la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades), estuvo como observador en el encuentro multisectorial en Washington y cree que hay buenas expectativas para los tres países centroamericanos, tras el compromiso adquirido por el gobierno estadounidense.
¿Qué elementos pueden enumerarse como fundamentales en esta propuesta que se ha presentado y qué luces arroja sobre la región?
Es una coyuntura de una tragedia humana muy triste, que se afrontó con valentía y visión y el producto es que el efecto que causó en Estados Unidos sirvió para unir a los tres presidentes centroamericanos para enfrentar y entender el problema. De ahí salió la elaboración de esa propuesta audaz, junto con el BID, y difícil de hacer, pero importante de articular, y ahora lo han hecho. Hemos visto compromisos muy serios y muy claros, no solo del vicepresidente Joe Biden, por parte de los Estados Unidos, sino que de nuestros tres presidentes, El Salvador, Guatemala y Honduras.
¿Qué mensajes contiene esta iniciativa?
Un mensaje claro es que esto no es gratis. Vamos a tener que poner de nuestra parte como países, como sectores, para poder convencer al mundo que nos dé la cooperación, los préstamos, las donaciones para hacer esto posible, pero el modelo que provocó esto es el de Colombia (Plan Colombia), que es un buen modelo, como muy bien lo expuso el presidente del BID, Luis Alberto Moreno, hay que tener fe, que lo difícil sí se puede.
¿Cómo reacciona el sector privado?
Es indiscutible que esto es una buena cosa, incluso es oportuno decirlo, que está muy bien pensado. Es importantísimo, ahora, establecer un diálogo creíble con el Gobierno para que colabore, y eso significa mensajes claros, sinceridad, credibilidad y cumplimiento. Para tener credibilidad tendremos que sujetarnos a un programa de acciones y de fechas de cumplimiento de compromisos recíprocos, de sacrificios y beneficios recíprocos; si no, no va funcionar.
¿Se ha considerado el BID como una secretaría técnica para ello?
El secretario técnico, de facto, si es el BID, pero los gobiernos han puesto de su mejor parte, los secretarios técnicos, los cancilleres. Ahora, llevarlo a puntos específicos y hacer una estructura para que ejecuten es otro problema, serio e importante, porque es trinacional y es posiblemente con los problemas más difíciles que tenemos; no va ser fácil, pero para obtener una verdadera secuencia de compromisos del sector privado va a tener que abrirse, sincerarse y dejarse verificar.
¿Cómo deben manejarse esos tiempos?
Yo no sé qué tiempo se está pensando y que tiempo, al fin, van a dar los cooperantes para ver cambios en la realidad. Pero si yo fuera parte de los gobiernos centroamericanos, no dejaría pasar seis meses para poder armar la ejecución de esto para poder , después, volver con un plan solidario, bien armado, con participación de los sectores y tener claro a qué es lo que nos comprometemos.
¿Usted cree que esta plataforma tiene que incluir macroplanes sectoriales?
Creo que ya tiene una estructura de qué áreas son las críticas y cada gobierno, seguramente, tiene programas ya en curso, nuevos, que quieren meter dentro de esa bolsa. Como coordinarlos y canalizar el uso de fondos es algo que va a ser muy complejo, pero muy necesario. Lo bueno es que tienen que hacerlo muy ejecutivamente, no tienen que sujetar esto a consultas, ni rondas de discusiones, tiene que ser de liderazgos y se debe ver ese liderazgo desde el inicio.
¿Otros planes de cooperación de Estados Unidos como Fomilenio se pueden articular a esta nueva iniciativa?
Fomilenio I y II caben mucho en el concepto que ampara esta estructura, pero lo que va a cambiar la región es movernos muy rápido en infraestructura, mejorar la tramitología, lograr la unión aduanera y todo lo que eso significa.
¿Las diferencias políticas y de enfoques que podrían tener los gobiernos de los países del Triángulo Norte, cómo cree que se pueden matizar en este plan?
Parte del arte es como vamos a sobrepasar las diferencias y enfocarnos, rápido, en las coincidencias para mover este proceso hacia delante, por ejemplo, infraestructura es algo en lo que sí hay coincidencias: aduanas debería haber, capacitación, pueden haber diferencias, combate a la violencia, pueden haber diferencias de enfoques, pero, repito, lo importante es echar a andar un mecanismo.