José Abel Vásquez Aguillón está desaparecido desde el pasado lunes 27 de octubre. Lleva nueve días en esa condición pero su familia no se ha atrevido a buscarlo por temor a correr la misma suerte.
El adolescente, de 13 años, estudiaba Cuarto Grado en el centro escolar Felipe Soto, en la villa de Santa Cruz Michapa, departamento de Cuscatlán. Al momento en que desapareció iba al centro de esa villa a comprar un bolsón, según relataron ayer sus parientes.
José Abel salió como a las 9:30 de la mañana, de su vivienda hacia el centro de Santa Cruz Michapa, distante aproximadamente un kilómetro de su casa. Una de sus hermanas le dijo que la acompañara a moler maíz. Él le hizo caso.
Ya en el pueblo, la hermana se quedó en el molino y él se fue a comprar una bolsa que necesitaba. Desde ese momento ya no lo volvieron a ver más.
La familia denunció de inmediato, la desaparición, lo mismo hicieron en la oficina de la Fiscalía de Cojutepeque. Sin embargo, los parientes resienten que en esta última institución casi les aseguraron que el adolescente había desaparecido porque era pandillero. El padre y las hermanas niegan que sea así.
En cuanto a la Policía, algunos familiares se quejan de la poca colaboración. “Ellos dicen que van a buscarlo, pasan en el carro pero así no creo que lo hallen”, dijeron.
“Francamente nosotros no lo hemos buscado porque tenemos miedo de que por andarlo buscando nos vaya a pasar algo”, indicaron los parientes.
El sábado anterior, este El Diario de Hoy publicó un reportaje en el que se daba cuenta de que del 1 de enero al 22 de octubre, en Santa Cruz Michapa se registraba la desaparición de 26 personas, la mayoría no mayores de 25 años.
Escuela cerrará año con 50 deserciones
Fuentes de El Diario de Hoy aseguraron que tres días después de que José Abel desapareciera, también desapareció otro estudiante residente en el cantón Las Delicias, siempre en el mismo municipio de Santa Cruz Michapa.
Sin embargo, en el centro escolar de ese cantón, que está incluida en el plan Escuelas Seguras, dijeron que hasta ayer no tenían conocimiento de la desaparición de algún estudiante.
No obstante, dijeron que en este año, de ese cantón hay varios jóvenes que han desaparecido.
Las Delicias es una comunidad donde a la muchos lugareños aconsejan no entrar si se es un foráneo.
“Lo menos que pueden hacer es rentearlos… Lo demás a lo que le dé su imaginación”, advirtió un hombre. Un policía de esa localidad admitió que ese lugar (Las Delicias) es un poco conflictivo.
Y no es para menos. Las cifras de deserción escolar podrían reflejar lo peligroso del lugar por el accionar de las pandillas.
A pesar de que en la escuela permanecen dos agentes policiales y dos soldados, ayer mismo, los padres de familia de cinco estudiantes se presentaron a informar a las autoridades escolares que ya no mandarían a sus hijos a la escuela por temor, porque habían recibido amenazas.
Asimismo, El Diario de Hoy obtuvo información de que hasta el viernes anterior, en una reunión de maestros de ese centro escolar y del Ministerio de Educación, que llegó a hacer una especie de auditoría, se concluyó que la escuela había iniciado el año escolar con 478 estudiantes, de los cuales 45 habían dejado de asistir.
De acuerdo con fuentes del centro escolar, las razones de la deserción son, en su mayoría, por temor al accionar delincuencial de las pandillas.
Los padres de familia que llegaron a notificar que sus hijos ya no asistirían, dijeron que tenían temor a que sus hijos, sufrieran algún atentado.
Sucede que la escuela está en territorio de la mara Salvatrucha (MS), los referidos estudiantes también vivían en un territorio dominado por esa agrupación; sin embargo, tenían que caminar un buen trecho donde está asentada la pandilla 18, quienes ya habían hecho algunas advertencias.
Autoridades de la escuela indicaron que buscarán algún mecanismo para que los cinco alumnos retirados desde ayer, puedan hacer los exámenes finales, ya que algunos necesitan esas calificaciones para poder aprobar el grado.
Una de esa posibilidades que están considerando es pedir colaboración de la Policía para que el día que les corresponda hacer el examen, sean trasladados hacia la escuela desde sus domicilios en un auto policial.
A pesar de tantas deserciones, un maestro aseguró que durante este año, debido a la presencia policial y militar en la escuela, no han tenido que lamentar ningún hecho de violencia.