Talento y dedicación para un futuro mejor

Dos jóvenes están cambiando su vida por medio del Proyecto educativo CASSA

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Los becarios dentro del programa son estudiantes de escasos recursos económicos de las diferentes comunidades de San Miguel.

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2014-11-16 8:00:00

SAN MIGUEL. Fue el tercero en dar su discurso en inglés en una feria de logros que organizó la Compañía Azucarera Salvadoreña (CASSA), empresa que desde hace tres años le dio la oportunidad de ingresar al Programa de Becas Supérate.

Luis Rivera, de 17 años, de tez blanca y una mediana estatura, hablaba sobre su experiencia en el programa y cómo ha cambiado su vida en los últimos tres años.

Pero no sólo sus palabras, sino sus gestos y una eterna sonrisa, mostraban el positivismo que hay en él y su deseo de convertirse en un profesional para servir al país que lo vio nacer.

El joven, oriundo de San Miguel, proveniente de una familia de escasos recursos en el área urbana, que no podían ayudarlo a que siguiera estudiando. Cuando cursaba el nivel básico su familia pasaba por una racha muy mala que casi lo obliga a retirarse, pero el joven en vez de un obstáculo vio una oportunidad y comenzó a buscar becas, encontrándose con una de las que entrega Supérate de CASSA.

“Aquí me han cambiado la vida, lo que estoy aprendiendo ahorita es algo que siempre quise hacer, aprender inglés y valores me encanta, por eso lo realizo con empeño”, dijo Rivera, mientras sonreía.

El joven recientemente participó de un intercambio de estudios viajando por tres semanas a Estados Unidos, donde recibió diferentes capacitaciones, la que asegura servirán para toda su vida.

Explicó que tiene planificado trabajar en un call center para ayudar a sus padres económicamente y luego pagarse sus estudios universitarios.

Luis muestra una madurez mental que pocos jóvenes de su edad suelen tener, descubrió que la vida no es fácil, y a sus 12 años vio cómo su familia formada por sus padres y hermano menor, se quedaba sin una casa.

Contó que, hace unos años, vivían en la colonia Santa Emilia, al sur de la ciudad migueleña; pero que les quitaron la casa porque sus padres no podían seguir pagando; ahora viven en otra colonia donde alquilan.

“A pesar de eso no fue un tropiezo para que yo siguiera adelante con lo que me he propuesto hacer para ayudar a mi familia y que ellos se sientan orgullosos de mí”, dijo este joven, a quien aún le falta por alcanzar sus metas.

Actualmente su padre labora en oficios varios y su madre es ama de casa, ambos logran cubrir los gastos del hogar, alquiler, y ayudan en lo poco que pueden en los estudios de Rivera y su hermano menor.

“Como sea, a mi papá le salen trabajos y es ahí donde se logra sacar para el pago, mi trabajo es ayudar a mi familia a no desanimarse y seguir adelante, a veces hasta soy su psicólogo”, comentó sonriente el cálido joven.

Historia de superación

Diana Salazar, de 15 años, es otra de las jóvenes beneficiadas con el proyecto Supérate.

También reside en San Miguel. Expresó que “esto (la beca) me ha cambiado la vida completamente, ahora soy sociable, antes era muy tímida”, dijo entre lágrimas mientras describía los logros que ha obtenido.

Salazar, en dos años dentro de Supérate en San Miguel, sabe crear páginas web y hablar con fluidez el inglés.

“Aquí nos enseñan a ser mejores personas, porque cuando se es profesional se deben tener valores éticos y morales para llevar acabo un trabajo”, aseguró.

Ella es hija de un electricista independiente y una ama de casa que también se dedica a coser con croché camisas y carteras que luego vende.

Ambos procrearon tres hijas, la segunda de ellos es Diana, quien estudia noveno grado en la mañana, y por la tarde aprende inglés, computación y valores en Supérate.

“He aprendido cosas que ni me imaginaba podía lograr hacer bien, el inglés sólo hablaba lo básico; cuando se está aquí se ve cómo uno va cambiando y mejorando”, dijo.

Recordó que el primer año no fue fácil porque era tímida y pensaba que no iba a lograr pasar el año; sin embargo, poro a poco se fue aplicando más y ahora es una de las mejores estudiantes del proyecto educativo.

La adolescente aseguró que ha pasado por diferentes dificultades junto a su familia, “pero somos muy unidos y sabemos cómo solucionar nuestros problemas, no todo es fácil”, manifestó.

Debido a la inseguridad que se vive y registra a diario en el país, ella junto y su familia tuvieron que emigrar de donde vivieron durante muchos años para buscar una zona menos peligrosa, siempre en la zona urbana de San Miguel.

Por esa experiencia ha aprendido que “la delincuencia no es una opción de vida para los jóvenes, es mejor decir no ante una situación y salir adelante de la forma más sana, sin dañar a los demás”, reflexionó.

Salazar indicó que, a pesar de que ha pasado por diversos problemas con su familia, eso no ha sido impedimento para conseguir lo que se ha propuesto en la vida, por ello su siguiente paso es convertirse en una profesional y un día enseñar lo que ha aprendido en una escuela.