Riesgo de colapso amenaza a miembros de PetroCaribe

El acuerdo petrolero se agrieta por la inestabilidad en Venezuela

descripción de la imagen
Fotografía de una reunión conjunta de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de nuestra América (Alba) y Petrocaribe en Caracas (Venezuela). Foto EDH / ARCHIVO

Por

2014-11-12 9:00:00

El acuerdo energético de PetroCaribe, al cual El Salvador se incorporó este año, se ha deslizado cada vez más hacia el punto de una “eventual disolución”, según un informe bancario internacional citado por la publicación especializada de negocios BNAmericas.

La incertidumbre planea como una nube sobre el acuerdo, que se originó en 2005 en Venezuela para proveer petróleo en condiciones financieras preferentes a estados miembros de Centroamérica y el Caribe.

El informe advierte que “hay abundantes factores políticos y fundamentales que afectan la longevidad de PetroCaribe, y ambos generan una tendencia hacia una eventual disolución de la unión energética”.

“Si el acuerdo colapsa, los precios de mercado no subsidiados (del petróleo) amplificarán los déficits del sector público y de cuenta corriente en los países miembros”, agrega el informe bancario.

El analista que elaboró el documento destaca que es importante tanto para los gobiernos como para los inversionistas globales considerar las implicaciones que traería un giro político en Venezuela dadas las actuales tendencias en ese país.

Venezuela sufre un aumento de las tasas de delincuencia, un alza de precios (inflación) de casi 60 % anual, y una incapacidad para importar bienes de consumo básico, lo que ha llevado a un fortalecimiento de la oposición.

El acuerdo de PetroCaribe otorga beneficios para sus países miembros al punto que el autor del informe los cataloga como “subsidios”.

PetroCaribe permite a los países importadores, entre ellos El Salvador y Nicaragua, recibir petróleo venezolano pagando de inmediato cerca de 40 dólares por barril (aproximadamente la mitad del precio internacional) y difiriendo el resto del precio a 25 años plazo, con una tasa de interés de apenas entre 1 % y 2 % anual.

Irónicamente, estas condiciones altamente favorables han generado un efecto desfavorable, según el análisis del banco internacional.

“Los generosos subsidios de PetroCaribe benefician a los receptores en el corto plazo, pero la ilusión de pago accesible ha conservado prácticas energéticas antieconómicas tales como la generación de electricidad a base de petróleo”, analiza el informe.

La energía eléctrica a base de petróleo es más cara que la que se genera a partir de otras fuentes como carbón, gas natural licuado, o fuentes renovables.

Los países beneficiarios de PetroCaribe harían bien si diversificaran sus fuentes de generación eléctrica, tal como lo ha hecho República Dominicana, que al inicio del acuerdo utilizaba petróleo para un 75 % de su producción energética, pero fue bajando esa dependencia hasta llevarla al 50 %.

En vista de que el futuro de PetroCaribe es incierto, los países miembros deberían reducir su dependencia del petróleo venezolano subsidiado, porque si bien hacerlo requerirá inversiones en el corto plazo, es preferible asumir esa tarea en vez de arriesgarse a sufrir el golpe que significaría el colapso del acuerdo, argumenta el autor.

De los 19 estados que conforman PetroCaribe, el que presenta mayor exposición es Haití, que importa el 100 % del petróleo que consume a través de este pacto. El Salvador, en cambio, apenas depende en un 20 % de este recurso.

Pero a todos los miembros, el informe les hace una observación: “A medida que el gobierno en Caracas se mueve a una mayor racionalización de sus políticas energéticas, muchos beneficiarios del Chavismo podrían perder ese estatus”.