Dan alegría y diversión a los niños de Fundación Sin Límites

b Digicel acompañó a los infantes ayer en el Parque Bicentenario

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Más de 150 niños disfrutaron de la fiesta del Día del Niño en el Parque Bicentenario. fotos edh / lissette monterrosa

Por Kevin Eduardo Salazar Twitter: @KevinESalazar

2014-10-07 7:00:00

El Parque Bicentenario fue el sitio donde más de 150 niños con diferentes tipos de discapacidad atendieron el llamado de Fundación Sin Límites y Digicel para ser agasajados.

Los pequeños disfrutaron de los juegos, bailes, quiebra de piñatas, refrigerios y otras sorpresas que prepararon.

Entre los espectadores, una niña prodigio de 5 años gozaba del espectáculo. Su nombre, Johanne Cuéllar, quien lucha por ser parte de la cotidianidad de su familia y alrededores. Pese a su incapacidad, ya está triunfando.

“Es reina de la Policía de Turismo Politur y de las fuerzas especiales de seguridad para las olimpiadas especiales de El Salvador y América Latina”, comentó Wendy Gavidia de Cuéllar, madre de la menor.

Según de Cuéllar, trabajar en la educación de su hija es extraordinario. “Ya tiene tres años de escolaridad en el colegio TEMACH, asiste a kinder 4 y es increíble cómo responde ante el aprendizaje y hacer las cosas”.

Los pequeños disfrutaron una a una todas las actividades que se desarrollaron, animados por payasos y con la participación de voluntarios.

“Nos encanta ver que Digicel apuesta como nuestra fundación (Sin Límites), a atender a personas con discapacidad y en esta ocasión, quiero que la gente se quite el tabú de que un discapacitado es una persona sin habilidades, al contrario, es alguien que está al servicio de los demás”, explicó a El Diario de Hoy, Claudia Reyes, directora del programa Oportunidades, de Fundación Sin Límites.

Entre sus voluntarios se encuentra Rafael García, un joven universitario que padece de escoliosis lumbar desde su nacimiento. Él sonríe y está orgulloso de ser parte de esta fundación para servir a la sociedad.

“Mi infancia y adolescencia fueron normales. Mis padres no me sobreprotegieron pero me motivaron a crecer y añorar en alto. Hoy soy un universitario que está por graduarse de ingeniería y como voluntario quiero demostrarle a todas las personas que un discapacitado como yo puede ayudar a otros, entregándose con pasión y energías”, enfatizó Rafael García.

Lejos de Rafael, un estudiante de la Escuela de San Jacinto, de nombre José Antonio Beltrán González se divierte junto a su madre.

Ella le comentó a este periódico que su hijo de 16 años quiere una computadora para seguir aprendiendo.

“Él tiene las ganas de salir adelante. Responde ante todo, sólo pide algo que no puedo darle: una computadora”, reveló su madre, Adela Beltrán.

Esta fiesta fue una oportunidad de compartir y fortalecer lazos de amistad entre los pequeños y sus familiares, dándoles motivaciones a seguir adelante.