Haber defendido a un menor de 16 de años para tratar de evitar que lo mataran le costó la vida al agente de la Policía Elmer Omar Zavala Beltrán, de 27 años. Sin embargo, al joven también fue asesinado por pandilleros de la mara 18, según las autoridades policiales.
Como sospechosos de las muertes del agente Zavala Beltrán y del menor Henry Arnoldo Segura Castro, de 16 años, han sido capturados cuatro pandilleros de la 18.
Ayer por la tarde, la Policía todavía andaba en la búsqueda de otros dos integrantes de esa pandilla, entre éstos el cabecilla, a quien solo le apodan “El Sureño”, originario de Apulo, Ilopango, según fuentes de la Policía.
Testigos han manifestado a la Policía que la tarde del sábado las dos víctimas y otros jóvenes jugaban un partido de fútbol en la cancha del cantón San Agustín, en San Pedro Perulapán, en las riberas del lago de Ilopango.
En los momentos en los que Zavala Beltrán le marcaba a Segura Castro para despojarlo de la pelota aparecieron tres hombres con gorros pasamontañas y armados de pistolas.
Los individuos se dirigieron hacia el menor y cuando uno de los individuos le apuntó con una pistola a Segura Castro para matarlo, Zavala forcejeó con el sujeto y le logró quitar el arma. Sin embargo, los otros dos pandilleros también llevaban armas y dispararon contra el agente y el menor. Este último murió en el lugar; mientras que el policía falleció en el hospital de San Bartolo.
Residentes de la zona manifestaron que el ataque iba dirigido a Segura Castro, aparentemente porque su familia lo mandó a vivir al proyecto Santa Teresa, de San Martín, donde hay presencia de pandilleros de la mara Salvatrucha (MS) y al regresar a San Agustín, integrantes de la pandilla 18 lo amenazaron.
Diez años de servicio policial
Zavala Beltrán tenía 10 años de ser policía y durante su trayectoria en la corporación nunca tuvo una falta disciplinaria, dijeron sus familiares.
Actualmente estaba destacado en la delegación policial La Libertad Sur, que tiene su sede en el Puerto de La Libertad. Ahí prestaba sus servicios policiales entre el lunes y viernes de cada semana, pero los fines de semana regresaba a su casa, en el cantón San Agustín. Además de jugar al fútbol también se dedicaba a cultivar la tierra.
Su sueño por ser policía le nació desde pequeño, “para darle duro a los malos y ayudar al más débil”, dijo un familiar.
Al graduarse de bachiller, Zavala Beltrán ingresó a la Academia Nacional de Seguridad Pública para cumplir con su sueño de infancia.
“Era un policía honorable, él nunca anduvo armado ni con el arma de la corporación ni mucho menos propia”, dijo un familiar.
Zavala Beltrán, quien estaba soltero, era muy colaborador, siempre demostraba buena conducta y era muy respetuoso con los vecinos de la comunidad, refieren sus vecinos. “Todos se van a expresar muy bien de Elmer, porque no le hacía mal a nadie, por el contrario, siempre veía si le hacía el bien al prójimo”, dijo otro familiar.
Residentes manifestaron que aunque no hay grafitos de pandillas en el lugar, existen algunos jóvenes que suponen son de la mara Salvatrucha.
Vecinos explicaron que hace unos seis meses se registró otro ataque, pero no hubo víctimas. Ellos creen que fue en represalia porque los residentes no les “colaboraban económicamente y porque querían poner sus propias leyes”.