Sin planes para una recuperación integral de la Basílica Sagrado Corazón

Representa una de las últimas edificaciones religiosas de principio de 1900 que se mantiene en pie a pesar de los desastres naturales que ha sufrido el país

descripción de la imagen
Sin planes para una recuperación integral de la Basílica Sagrado Corazón

Por Ricardo Guevara comunidades@eldiariodehoy.com

2014-09-14 7:50:00

El deterioro acelerado en el que ha entrado la Basílica Sagrado Corazón pone en riesgo a los feligreses que ahí se reúnen, ya sea para orar o para asistir a misa; y pese a ello, no existe un proyecto de recuperación integral para esa emblemática iglesia.

La Basílica está edificada de lámina y madera, por lo que las filtraciones son uno de los principales enemigos de esta.

Su construcción es similar a la del Palacio Nacional y el Hospital Rosales, y ha estado en pie a pesar de todos los terremotos que han azotado la capital, desde el año de 1917, periodo en el que fue finalizada.

Sin embargo en el sismo del 10 de octubre de 1986, la estructura sufrió daños severos en las torres del campanario y el agrietamiento de algunas partes del piso.

En la década de los 90 lograron iniciar con las reparaciones, reforzando sus cimientos y las bases de las cúpulas con ángulos de hierro; pero aún presentan un leve desnivel.

Uno de los últimos trabajos en la estructura se efectuó en 1994, cuando se restauró el techo, aunque hasta hoy el trabajo aún sigue inconcluso debido a la falta de fondos.

Aunque la Iglesia no tiene una declaratoria individual como bien cultural por parte de la Secretaría de Cultura de la Presidencia (Secultura), esta se ubica en la zona del Centro Histórico de la Ciudad de San Salvador, declarado como tal por medio del Decreto Legislativo No. 680 el 18 de julio de 2008.

Es por eso que se encuentra inventariada como parte de este conjunto, según datos de la Unidad de Gestión de Inventarios de la Secretaria de Cultura.

Esta clasificación significa que bajo ninguna circunstancia puede ser modificado su diseño original y, para cualquier tipo de mantenimiento o restauración, debe de contar con la aprobación de Secultura.

Buscan apoyo para el mantenimiento

En el interior del templo se respira un aire de paz y tranquilidad, interrumpido apenas por algunos golpes de martillo producidos por un par de obreros que trabaja en un rincón oscuro y apartado de la Basílica buscando madera podrida.

“Lamentablemente no tenemos fondos para realizar una restauración completa del lugar; sin embargo, en ocasiones contratamos a personal especializado para que trabaje en pequeñas áreas. Nosotros no recibimos apoyo de nadie, solo de nuestra misma feligresía”, aseguró Francisco Oliverio Estrada, colaborador de la parroquia.

La mañana ya está por terminar y el interior de la iglesia luce desolado, a excepción de media docena de fieles que rezan solemnemente algunos Ave María y Padre Nuestro, ajenos a las necesidades de mantenimiento.

“Una de las principales desventajas que poseemos es que en la iglesia no existe una congregación permanente, ya que muchos llegan de diferentes lugares del Gran Salvador y lo hacen de manera eventual”, dijo Estrada.

El alto costo del mantenimiento hace que los trabajos de restauración se vayan acumulando y avancen a paso lento.

Una de las averías principales que deben reparase a la mayor brevedad son las filtraciones de agua en las láminas, las cuales hacen que la madera se pudra y que la estructura metálica se deteriore. El sistema eléctrico también debe recibir mantenimiento para evitar posibles corto circuitos.

Las figuras decorativas de madera, instaladas en las fachadas del templo se están desmoronando poco a poco debido a la exposición constante al sol, al viento y a la lluvia. Incluso, algunos feligreses aseguran que por poco han escapado de ser golpeados con estas piezas.

Si no es intervenida a corto plazo y los trabajos se van demorando, se corre el peligro de que los daños se hagan aún más grandes y se tenga que realizar una inversión millonaria para rescatarla o en todo caso, desaparecerá.

Más de un siglo de historia

A pesar de la indiferencia de centenares de automovilistas y peatones que circulan apresurados por las calles adyacentes al templo, esta se mantiene enclavada como un gigante dormido, convirtiéndose en un testigo mudo de los últimos 114 años de historia capitalina.

Una de las características principales de este templo es que fue construido en su totalidad en madera y lámina, una técnica popular en Europa para inicios de 1900; además, posee una notable influencia neogótica del Siglo XIX.

Según Estrada, entre algunos de los materiales que se utilizó en su construcción está la madera, que fue importada de la isla de Java, en Indonesia; y la lámina troquelada, que fue traída desde Bélgica.

Debido a un bombardeo, durante la Primera Guerra Mundial, la fábrica que proveía de láminas fue destruida, por lo que en la estructura quedaron algunas zonas en las que no se continuó con el techado original, por lo que hubo que realizar pequeñas modificaciones a su diseño.

Gracias a su sólida edificación ha soportado cinco terremotos que han destruido otras iglesias y estructuras históricas del Gran San Salvador.

Localizada sobre la calle Arce, en el centro de la ciudad, representa uno de los últimos inmuebles religiosos del siglo pasado que aún se mantienen abiertos al público.

Aunque la Basílica empieza a mostrar signos de deterioro en algunas de sus estructuras, aún es tiempo de rescatarla; pero se requiere del altruismo para conseguir fondos.