Condenan y dejan en libertad al padre Toño

Admitió haber introducido dos celulares a cabecillas de la pandilla 18, pero las grabaciones de llamadas revelan que fueron muchos más La Fiscalía pidió que le impusieran dos años de cárcel, pero a la vez, pidió que la sentencia fuera conmutada por reglas de conducta El juez accedió a la petición fiscal y le prohibió visitar cárceles y comunicarse con pandilleros. El cura dijo que se irá a España

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El sacerdote Antonio Rodríguez confesó ayer haber introducido celulares a las cárceles. Fue condenado pero a la vez puesto en libertad. Foto EDH / ERICKA CH??VEZ.

Por sucesos@eldiariodehoy.com

2014-09-04 7:00:00

El sacerdote español Antonio Rodríguez López Tercero confesó haber introducido a penales dos teléfonos celulares, uno para Carlos Mojica Lechuga, alias Viejo Lin, y otro para Carlos Rivas Barahona, alias Chino Tres Colas, ambos cabecillas de la pandilla 18. Eso bastó para que la Fiscalía General de la República pidiera un proceso abreviado que ayer culminó con la puesta en libertad del sacerdote.

La introducción de los dos objetos se hizo en marzo y mayo de este año, según se ventiló ayer durante la audiencia especial en el Juzgado de Instrucción Especializado de Santa Ana.

Al Chino Tres Colas le llevó el teléfono al penal de Izalco, en tanto que al Viejo Lin fue al de Cojutepeque.

El sacerdote fue capturado el 30 de julio anterior junto a 37 pandilleros más.

A Rodríguez la FGR lo acusó de tráfico de objetos prohibidos (introducir teléfonos y otros objetos a prisiones), tráfico de influencias (intermediar para que pandilleros fueran trasladados de un penal a otro) y de agrupaciones ilícitas, esto es, de estar vinculado con la pandilla 18.

Por esos tres delitos, la Fiscalía pidió ayer que el cura fuera sentenciado a dos años y medio de prisión.

La Fiscalía también ofreció beneficios procesales (criterio de oportunidad) al sacerdote por el delito de agrupaciones ilícitas, pero éste y sus abogados lo rechazaron argumentando que el sacerdote no había delatado a nadie y que era ínfima la vinculación con la pandilla, pues se limitaba a su trabajo que hacía en un proceso de reinserción desde su posición como religioso.

En el mismo acto, la Fiscalía pidió que Rodríguez fuera puesto en libertad bajo algunas medidas, tales como no visitar los centros penales y no comunicarse de ninguna forma con miembros de pandillas.

El juez Tomás Salinas accedió a la petición de la Fiscalía y agregó algo más: la condena puede cumplirla dentro o fuera del país, siempre que indique al tribunal, la fijación de su domicilio.

De esa manera, Rodríguez solo regresó ayer en la tarde a las bartolinas de la División Antinarcóticos (DAN) para recoger sus pertenencias.

Evadió responder a periodistas

¿Ahora que ha aceptado su culpa, qué le puede decir a su feligresía y a la sociedad salvadoreña en general?, le preguntó El Diario de Hoy al sacerdote, recién concluida la audiencia judicial.

“Que hay que seguir buscando los leprosos para construir la paz. Cristo hizo muchas cosas en sábado”, contestó el español.

Sin embargo, cuando se le preguntó qué le diría a personas que podrían haber sido extorsionadas o asesinadas por órdenes emanadas desde los centros penales utilizando los teléfonos que él introdujo, el religioso dijo que esa pregunta “no procedía”, y que lo que él había hecho, lo hizo por la paz.

Después de esa respuesta, el religioso salió de la sala de audiencias a donde un grupo de periodistas lo esperaba pero de entrada él les advirtió que no respondería ninguna pregunta. Luego se dedicó a expresar sus agradecimientos a todos los que le habían dado muestras de apoyo.

Aunque no respondió preguntas, afirmó que lo que había hecho lo hizo con el afán de contribuir a la paz de este país. “Jesús sanó leprosos en día sábado”, expresó.

Se va para España lo más pronto posible

Rodríguez también dijo estar contento porque después de 15 años de estar trabajando en El Salvador en la reinserción de jóvenes, tiempo que también lleva en El Salvador, se tomará dos años de descanso.

Así mismo, dijo que saldrá para España lo más pronto posible donde pasará los 30 meses durante los cuales deberá cumplir con lo ordenado por el juez Salinas.

Afuera de los juzgados especializados, un grupo de personas, entre estos el también sacerdote Antonio Confesor Carballo, que llegaron a mostrarle su apoyo a Rodríguez, se pasaron toda la mañana gritando consignas y cantando himnos cristianos.

Ese grupo de manifestantes, en cuanto supieron que el sacerdote Rodríguez había sido liberado, quemaron petardos y estallaron en aplausos diciendo que se había hecho justicia.

Sin embargo, la multitud se quedó esperando ver al sacerdote porque éste fue sacado del interior de los juzgados en un pick up de la corporación policial.

Unos cuantos lograron estrecharle la mano. El sacerdote Confesor y otros más intentaron frenar la marcha del carro policial pero fue en vano. Antonio Rodríguez solo les dijo adiós agitando su mano derecha.

Grabaciones revelan dimensión de los delitos

Ayer durante la audiencia, la Fiscalía dijo que Rodríguez había confesado haber introducido dos teléfonos en días distintos y a los penales de Izalco y Cojutepeque, respectivamente.

Para la Fiscalía, esa confesión fue suficiente para acordar con la defensa del religioso, que se hiciera un proceso abreviado.

Sin embargo, la misma Fiscalía posee grabaciones de llamadas interceptadas de manera legal desde mediados de diciembre de 2013, en las que se evidencia que la introducción de teléfonos no se redujo a dos casos.

El 21 de enero de este año, en una conversación sostenida con el Viejo Lin, Antonio Rodríguez le manifestó: “Yo quiero ver si en estos días me escapo para ahí, porque tengo demasiado y no lo voy a poder meter en un día. Tengo demasiadas cosas aquí y creo que todo en un día no se me va. Voy a tener que esperar a hacer dos viajes”.

El Viejo Lin le respondió que se lo dejaba a su criterio. “Usted valore”, le indicó.

“Entonces porque es demasiado y no quiero levantar muchas sospechas, verdad. Pero tú ya sabes que al único que le digo cuando voy a llegar es a ti”, le explica el religioso durante la conversación.

En otra conversación sostenida el 26 de enero de este año con el pandillero Douglas Geovany Velásquez Navas alias El Payaso, recluido en el penal de Izalco, el sacerdote le expresó: “Que hoy tenía una semana que había perdido este teléfono y lo acabo de encontrar en un bolsillo de la maletilla y sabes cuántas llamadas tenía perdida? 101 llamadas perdidas. Y lo malo es que este teléfono, es de esos que yo… este bebé es de esos que yo les mando, verdad… como no tenía de esos había utilizado uno, les quité uno a los que mandan a Izalco… Y puta, este es muy bueno, es un Ericksson, es un Sony, y como yo no tenía teléfono, entonces lo que hago es que me agarro… mientras que los paso, me los agarro, verdad. Entonces y este es de Enco y el Enco quiere este teléfono, puta se va a enojar conmigo… Pero ya lo encontré…”.

El Payaso es pandillero que del penal de Izalco fue enviado al penal de Máxima Seguridad de Zacatecoluca, conocido como Zacatraz, y que fue sacado de esa prisión por la mediación del sacerdote español, según las autoridades fiscales, y de lo cual también consta en una de las grabaciones interceptadas.

En cuanto al tráfico de influencias, las grabaciones también revelan que el sacerdote mantenía comunicación con algunos funcionarios del Ministerio de Seguridad.

El 21 de diciembre de 2013, en una conversación interceptada con un pandillero apodado El Chory, cabecilla de la pandilla 18 de La Unión, Rodríguez le advirtió de una investigación que contra él estaba hilvanando la Fiscalía.

“Pero justifícame lo del criteriado. El lunes hablo contigo y yo le voy a mandar un mensaje al ministro para que detenga cualquier información si él la tiene, porque no sé si él la tiene porque a mí me la filtraron de la Fiscalía esa información. Un amigo que tengo dentro de la Fiscalía me pasó toda la información tuya, que iba a ir esto, pero yo pensaba que esto no iba a ir tan pronto”, le comentó el religioso.

En las grabaciones también se revela que en otros hechos cometidos por el sacerdote, aparentemente tenían conocimiento algunos funcionarios de Centros Penales.