Cipitía santaneca, una artista con espíritu de servicio a las personas

Su obra altruista la realiza en el tiempo libre, tras cumplir con sus obligaciones en la alcaldía

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La Cipitía santaneca entregando donativo de víveres a una de las beneficiadas, Dora Rodríguez. En ocasiones, también le ha donado producto para surtir su venta. fotoS edh / Mauricio Guevara

Por Mauricio Guevara comunidades@eldiariodehoy.com

2014-08-16 7:00:00

SANTA ANA. El mítico personaje salvadoreño, conocido como El Cipitío, hijo del dios Tláloc y la Siguanaba, no goza de ser hijo único, ya que en Santa Ana tiene una hermana.

A sus cincuenta años, Blanca Marroquín da vida a La Cipitía santaneca, un personaje que desde hace cuatro años ha ganado terreno en el corazón de muchas personas.

Esta admiración y aprecio no se deben únicamente a su representación artística, sino que es una muestra de gratitud por la labor humanitaria que realiza en favor de personas de escasos recursos.

La primera vez que Blanca Marroquín caracterizó a la Cipitía, fue hace nueve años, cuando laboraba en una guardería municipal.

En ese entonces, el payaso que iba a amenizar la fiesta del Día del Niño no asistió, por lo que tuvo que improvisar para el personaje, tras ser motivada por sus propios compañeros.

Lo hizo muy bien que, tras pasar por diversos departamentos de la alcaldía donde labora desde 2003, fue trasladada al área de Arte y Cultura.

Fue así que retomó el personaje, hace cuatro años, y desde hace dos comenzó a subirse a los buses para solicitar ayuda.

Un quebranto de salud de su madre y la falta de dinero la obligaron a tomar esta decisión, no sin antes solicitar la autorización a Rolando Menéndez, conocido en el mundo artístico como El Cipitío.

En una presentación con él, en San Sebastián Salitrillo, aprovechó para comentarle la necesidad que enfrentaba.

La fémina también viste un traje de manta, un enorme sombrero, tiene estómago grande y su voz es aguda.

La matata tampoco puede faltar en su vestuario.

Las presentaciones artísticas las hace como empleada de alcaldía.

Sin embargo, valiéndose de su personaje, Marroquín se ha dado a la tarea de buscar solución a problemas que enfrentan, al menos, 12 familias que le han expuesto sus necesidades en aspectos económicos y alimenticios, entre otras áreas.

La Cipitía reconoció que no tiene suficiente dinero para resolver las necesidades que le exponen las personas.

Por eso decidió buscar la forma de generar ingresos y trasladárselos a los menos favorecidos.

Aunque explicó que de su salario como empleada municipal, únicamente recibe cada mes $67.

Esto se debe a que la mayor parte de su sueldo fue embargado por una deuda adquirida en su calidad de fiadora de otra persona.

También le descuentan el pago de su vivienda y un crédito personal.

Para paliar esta situación, en los días compensatorios que le brindan en su trabajo, instala un puesto de ventas de artículos varios en la acera del hospital regional del Instituto Salvadoreño del Seguro Social (ISSS).

“Lo que me queda del sueldo no me alcanza. Viniendo a vender aquí, he podido salir adelante”, dijo.

Otro problema que debe enfrentar son sus reiterados quebrantos de salud, pues padece de artritis en la columna y otras dolencias.

A pesar de esto, su vocación de servicio la empuja a continuar gestionando ayuda para otras personas.

“Cuando me subo a los buses (a pedir dinero) les explico a las personas la situación, muestro fotos de evidencias que la ayuda en realidad llega. Los invito a que vayan y se den cuenta de la necesidad que estas familias tienen, yo los llevo”, dijo la artista.

Contó que no todos los días aborda las unidades de transporte colectivo para solicitar ayuda. Únicamente lo hace cuando hay una petición expresa de alguna persona.

Gracias al aporte que ella recibe de las demás personas, mensualmente entrega paquetes de granos básicos a las 12 familias.

También ha colaborado con los gastos funerarios de fallecidos cuyas familias se han acercado a pedir su colaboración, relató.

Entre las solicitudes que tiene actualmente La Cipitía, está la ayuda para comprar un carretón de panes para iniciar un negocio, la compra de una cocina de gas y el pago de algunas recetas médicas.

Una de las beneficiadas con la ayuda que brinda La Cipitía santaneca, es doña Dora del Carmen Rodríguez, de 70 años, quien recibe granos básicos.

“Yo le agradezco mucho y espero que el Señor me la bendiga y proteja donde ande. No tiene obligación pero nos ayuda, es una gran persona”, dijo la septuagenaria.

Rolando Menéndez, El Cipitío, ha mostrado su admiración por el trabajo humanitario que su colega realiza, utilizando el medio artístico.

“Me parece bien porque eso coincide con lo que yo hablo de la solidaridad. Que haga eso (subirse a los buses y pedir ayuda) está bien, todo sea en favor de personas necesitadas”, dijo.

La Cipitía santaneca reconoció que aún le queda mucho trabajo por hacer y buenas obras por cumplir.

Por ello, solicitó la ayuda de personas altruistas para que apoyen esta iniciativa.

Lo pueden hacer contactándola al número telefónico 7249-5573.

También la pueden buscar en la red social de Facebook, como cipitía santaneca.