Déficit de cirugías de corazón en niños

La lista de espera por un cupo para una operación a corazón abierto llega hasta abril de 2015. Entre más tiempo espera un infante por la intervención quirúrgica, su salud empeora. Una fundación le planteó a Salud construir una unidad, pero el proyecto no se ha concretizado

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El equipo de especialistas del hospital Benjamín Bloom opera a un infante del corazón. Foto EDH/ archivo

Por Yamileth Cáceres nacional@eldiariodehoy.com

2014-08-23 7:00:00

l año, al menos 600 niños con algún defecto en el corazón requieren una cirugía para aliviar su problema, pero de ellos solamente 180 logran ser operados.

Uno de los problemas que impide incrementar la cantidad de cirugías cardiovasculares en el Hospital de Niños Benjamín Bloom, el único con un programa de este tipo, es la falta de una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y quirófanos propios; así como la carencia de insumos.

Este es un obstáculo que desde hace varios años tanto cirujanos como cardiólogos vienen recalcando.

“Tenemos una lista de espera muy grande, que llega hasta el próximo año y tenemos una Unidad de Cuidados Intensivos que es limitada, es la única que tenemos para todo el país”, comentó Guillermo Martínez Arias, jefe del programa.

De acuerdo con datos del Bloom, la lista de espera de pacientes que requieren cirugía de corazón abierto llega hasta abril de 2015 y de corazón cerrado hasta enero.

“Tenemos que tomar en consideración que en estos niños la patología es evolutiva, no es una patología que se está quieta, conforme va esperando más tiempo va empeorando”, agregó el especialista.

En el Bloom, pese a las limitantes que tienen, tratan de intervenir a los pacientes antes del primer año de edad. Pero lo ideal es que sea en los primeros meses de vida porque entre más rápido se corrige el problema, los pronósticos para el infante son mejores.

Desde que el problema cardiaco es detectado hasta que el niño es operado, la familia espera por un cupo, en promedio, unos seis meses.

El jefe del programa relata que se priorizan los casos; los niños más graves son intervenidos primero y los que pueden esperar los colocan de último en la lista.

Martínez Arias explicó que en el país hay un subregistro de casos y unos son referidos ya grandes a los establecimientos de salud.

Los hospitales de Santa Ana, San Miguel y en el Bloom son los únicos que tienen cardiólogos pediatras y es donde hacen los diagnósticos.

Un proyecto pendiente

La idea de que se construya una Unidad Cardiovascular es una necesidad que desde hace años han dado a conocer integrantes del programa del Bloom.

“Gift of Life”, a través de su filial en el país, la Fundación Latidos de Esperanza retomó la demanda y asumió el reto y se lo planteó a las autoridades del Ministerio de Salud (Minsal) en la anterior administración.

En más de una ocasión, María Isabel Rodríguez, entonces ministra de Salud, hizo publico el plan de construir una unidad, incluso declaró que solicitarían al dueño del inmueble, que alquilaron por más de un año para atender la consulta Externa, que lo donara para edificar la unidad.

Ivonne López, directora de la fundación, dijo que se elaboró un proyecto y se formó una comisión para trabajar en este tema. Pero con las nuevas autoridades, hasta la semana pasada, solo se habían reunido con el viceministro de Salud, con quien hablaron de generalidades.

López comentó que en el proyecto se detallan varias alternativas de los costos, pero en general requieren 2 millones de dólares para construir la Unidad Cardiovascular y 2 millones y medio para el equipamiento.

La directora de la fundación expuso que a través de los rotarios están dispuestos a aportar ese monto, pero requieren que el Minsal se comprometa con el mantenimiento de la unidad y proveer los insumos.

“Nosotros podemos subsidiar ciertas plazas digamos, ayudar con insumos durante el año, pero como fundación no tenemos la capacidad de mantener todo el proyecto, sino que se necesita el apoyo del ministerio”, dijo López.

El 15 de agosto se solicitó una entrevista con las autoridades del Minsal, a través de la Unidad de Comunicaciones, para conocer en qué etapa está el proyecto, el personal respondió días después que estaban en esa gestión.

Rob Raylman, director de Gift of Life International, manifestó que el reto del Minsal es hacer el programa de Cirugía Cardiovascular del Bloom sostenible y que se requiere que le den importancia.

“El programa está en una etapa en que puede cuidar a los niños con problemas de corazón, operarlos regularmente, sin embargo, ya estamos en el momento en que se necesita contar con un espacio independiente y exclusivo para los niños con problemas de corazón” expresó Raylman.

El director de Gift of Life dijo que existe una gran necesidad de apoyo al programa porque se estima que anualmente al rededor de 1,200 infantes nacen con problemas del corazón, de ellos unos 600 necesitan ser operados.

Al construirse y abrir la unidaD se podrían intervenir quirúrgicamente entre 200 y 250 niños al año.

Martínez Arias manifestó que se planteó que la unidad tenga 15 cupos de UCI, unas 30 camas de hospitalización, áreas de diagnóstico, dos quirófanos y una unidad de cateterismo.

“El problema de las enfermedades cardiovasculares en pediatría es un problema de país, donde muchos de los niños que están muriendo por neumonía, diarreas tienen de base una enfermedad cardíaca”, declaró el jefe del programa cardiovascular.

Al tener la unidad, el tiempo de espera de los pacientes podría rondar una semana y si es de urgencia, horas, detallaron.

Hay enfermedades cardíacas tan graves como las anomalías de retorno venoso, la mortalidad es de casi el 100 por ciento antes del año de vida, algunas de tetralogía de Fallot (cardiopatía congénita) tiene un 80 por ciento de mortalidad antes de los cinco años de vida.

Otro de los problemas de no tener una UCI propia es que los niños operados pueden adquirir una infección porque están en el mismo sitio que el resto de infantes.

Latidos de Esperanza es una de las fundaciones que apoya al hospital Bloom en capacitación del personal, con jornadas de cirugía y donación de equipos. Otras organizaciones como Pro Ropero aportan insumos para que se mantenga el programa.