Los capitalinos disfrutaron del último día de vacaciones y la comuna de San Salvador las despidió con broche de oro.
Al caer la noche, tanto la plaza Salvador del Mundo como los centros recreativos y distritos cerraron los festejos patronales al ritmo de la música, presentaciones artísticas, exposiciones y una explosión luminosa, la cual coloreo el firmamento.
Durante la clausura de las fiestas agostinas, nadie se quedó sin celebrar.
En la calle Ramón Belloso, frente al Mercado de San Jacinto, la población participó del carnaval amenizado por la orquesta Tropi-Cumbia.
Los más osados no dejaron pasar el momento para sacar sus habilidades de baile. Adultos mayores, jóvenes y niños buscaron sus parejas para moverse al compás de la melodías.
La alegría también se vivió en el Centro Recreativo el Coro. Aquí los residentes fueron sorprendidos con un espectáculo de luces a cargo del Distrito 6.
De igual manera los más chicos pasaron momentos únicos a lado de sus padres.
Otras de los eventos que se realizaron fueron las presentaciones artísticas de la compañía de danza folclórica “Inspiración Istmeña”, de la República de Panamá.
Vestidos con los trajes típicos de su país, demostraron sus raíces culturales al son de la música regional.
La danza y quema de toritos pintos también gustó a los asistentes.
Con estas emotivas presentaciones, el público se conectó con sus raíces culturales y al mismo tiempo reafirmar la identidad como país.
Luminosa despedida
Las explosiones de luces de los fuegos artificiales pusieron fin a los distintos eventos que de forma simultánea se realizaron en diferentes puntos de San Salvador.
Desde las 6:00 de la tarde, los capitalinos vivieron un ambiente de fiesta en la Plaza Salvador del Mundo.
Tanto peatones como automovilistas hicieron un alto para contemplar el estruendo de los fuegos artificiales, los cuales iluminaban la ciudad.
La semana estuvo llena de entretenimiento y permitió que la familia compartiera cada uno de los eventos, entre esos los coloridos desfiles dedicados al correo, comercio y los militares, que recorrieron la alameda Roosevelt hasta concentrar la diversión en el parque Cuscatlán.
Aquí, la quiebra de piñatas, las carreras de cintas, los jaripeos y los juegos mecánicos, complementaron el sano esparcimiento.
La feria del predio Don Rúa y Consuma figuraron como destinos de las emociones y la adrenalina.
Y para consentir el paladar, no faltaron los dulces típicos, churros españoles, elotes locos y las manzanas acarameladas, entre otros delicias propia de la época de fiesta.
Muchos de los asistentes se hicieron acompañar de familiares y amigos que viajaron desde los Estados Unidos para vivir las costumbres y tradiciones.
“No hay nada mejor que disfrutar de este ambiente de fiesta en su propia tierra y con el calor de nuestra gente”, dijo Elvira Elías, quien tiene más de 30 años de radicar en esa nación.
Al igual que ella, muchas otros hermanos lejanos hicieron tiempo para agradecerle a su patrono y de paso disfrutar de unos días en familia.
El alcalde de San Salvador, Norman Quijano, fue el encargado de clausurar las actividades patronales dedicadas al Patrono El Salvador del Mundo.
Además, compartió con el público su devoción al Patrono de los salvadoreños: El Divino Salvador del Mundo que también se vistió de múltiples colores con los fuegos pirotécnicos.
Es así como los capitalinos viven su fe y las costumbres y tradiciones que caracterizan al pueblo salvadoreño.