Francisco de Sola: “Diálogo con gobierno no está roto pero está estirado”

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Para De Sola la comunidad financiera internacional sabe que sí podemos ir en la trayectoria de responsabilidad fiscal y sostenibilidad financiera, pero la señal es que no lo estamos logrando.

Por Texto: Mirella Cáceres - José Luis Henríquez

2014-08-10 9:00:00

Para el presidente de la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades), Francisco De Sola, la acción del gobierno de Salvador Sánchez Cerén de lograr que se aprobara una reforma fiscal parcial, sin discusión y en madrugón legislativo junto con una elección de funcionarios de segundo grado, tensó la cuerda que habían tendido con el sector privado y la sociedad civil. Si bien no habla de ruptura, sí considera que se ha minado la confianza que se estaba construyendo para sacar adelante el país bajo una visión compartida y sobre la base del diálogo sincero y la discusión. Él habla de decepción por esta actitud del gobierno, pues, a su juicio, con ello demuestra que se siguen “prácticas” del gobierno de Mauricio Funes e incluso los anteriores. Lo más preocupante, añade, es que esos nuevos impuestos no alcanzarán a cubrir las demandas, como lo asegura el gobierno, y mientras tanto caminamos hacia lo que llama “situaciones insostenibles” a que haya más endeudamiento, no haya crecimiento económico, y una situación de violencia peligrosa aunque no estamos al borde de un Estado fallido, como lo ha advertido la Iglesia, pero pide tomar nota de ese “campanazo de alerta”.

En esta entrevista, tanto De Sola como Álvaro Trigueros y Javier Castro, responsables de los departamentos de Estudios Económicos y de Asuntos Legales de Fusades, respectivamente, plantean la necesidad de atender de manera integrada y responsable las finanzas del país, el tema de la inseguridad y la falta de crecimiento económico.

¿Cómo ve el panorama después de la aprobación de la reforma fiscal?

Más allá de lo que se aprobó y la forma en que se aprobó, nos ha decepcionado muchísimo este acto del gobierno a escasos 70 días de haber entrado, porque no se esperaba que hicieran eso. El presidente, con mucha sinceridad, entró al poder diciendo que no iban a hacer madrugones, quizás no dijo eso específicamente pero todo lo que manifestaban era que iba a haber un clima de diálogo, de discusión, de negociación, de generar una visión compartida de futuro en el cual íbamos a encaminarnos a una mejor situación de crecimiento, de bienestar, etcétera. Y, sin embargo, se lanzaron con esta reforma fiscal y lamentablemente pareció también una negociación para ciertas elecciones de segundo grado en un ambiente legislativo que no fue del todo transparente y que es en efecto la continuación de prácticas que hemos tenido en el quinquenio del presidente Funes y anteriores, porque no solo fue en el quinquenio de Funes, sino en el quinquenio de Saca, incluso anteriores.

Entonces estábamos listos para otro tipo de actividad y actitud y no la hemos visto. Entonces, la plataforma que nos enfrenta es que se ha minado la confianza y hay que restituirla, pero definitivamente se ha minado la confianza, y no es oportuno lo que ha salido.

¿Se rompió el diálogo o solo se ha estancado?

Más bien del diálogo no se pasó a formular una cosa verdaderamente efectiva, porque es parcial esta reforma fiscal, no es algo integrado y, en ese sentido, no es lo que necesita el país, creemos que no va a llenar las expectativas del gobierno.

¿Pero el gobierno en su publicidad está informando a la ciudadanía que esta reforma fue ampliamente discutida con los sectores?

Empecemos con que a nosotros no nos llamaron, pero eso es normal , por algo no nos llamaron. Pero un diálogo que conduzca a formular un paquete sensato, basado en lo que necesita el país, no ha habido.

¿Los canales de diálogo están rotos? Funde decía que estas reformas son un revés al diálogo. Los canales están estirados, no están rotos.

¿Y se puede volver al punto original?

Por supuesto que se puede volver, lo que pasa es que vamos caminando hacia situaciones insostenibles: más endeudamiento, no crecimiento, evidentemente menos recaudación, una situación de violencia peligrosa. No estamos en un Estado fallido pero es peligrosa. Todo eso en conjunto pone más presión al gobierno y a la población y no tenemos tiempo que perder, a esto hay que darle vuelta, hay que empezar a crecer, hay que empezar a ser eficaz en el gobierno, hay que traer otra vez inversión extranjera, hay que fortalecer nuestras instituciones. Hay agendas transversales que vienen desde hace años que hay que agarrarlas y moverlas, entonces el diálogo nunca se rompe porque si uno es patriota tiene que seguir hablando. Lo que pasa es que cuando se estira a veces se rompe. Yo no me atrevería a decir que se ha roto, no es el carácter de Fusades decir que las cosas se rompen.

¿Y cuán tensionado está ese lazo?

En mi estima hay que decir que no se esperaba que el gobierno hiciera esto. Y gastaron mucha energía en algo que no va a resultar en lo que ellos quieren. Mejor hubiera sido gastar la energía en construir algo más integrado, más profundo, más técnico, y no se hizo.

El gobierno dice en su spot que del dinero que obtengan con esos impuestos van hacer muchas cosas. ¿Hasta dónde les alcanzará?

No va alcanzar.

¿Es como estarle mintiendo a la ciudadanía?

O ilusionándola de algo que va a decepcionar otra vez.

Sobre la advertencia de la Iglesia Católica de que estamos al borde de un Estado fallido, ¿usted cree eso?

No. Pero sí respetemos al Arzobispo con su posición coordinadora de la Iglesia, es un manifiesto muy fuerte de la preocupación de la Iglesia y hay que tomar nota de ello. Es un campanazo de alerta y lo respetamos muchísimo.

En este tema, el director de Asuntos Legales de Fusades, Javier Castro, refuerza la postura de De Sola en que es necesario entender qué es un Estado fallido y para ello refiere la medición que hace la revista The Foreign Policy en la que hay varias categorías (alerta, advertencia, estable y sustentable) a nivel de 178 países, donde el que ocupa el puesto más alto es el que mejor está y el más bajo, el que está peor.

“El Salvador (en el puesto 100) aparece en una medianía y en una situación de advertencia. Esto significa que no somos un Estado fallido pero hay mucho trabajo que realizar para mejorar las instituciones del Estado”, dice Castro, y añade que se miden indicadores sociales, económicos, seguridad, respeto a los derechos humanos, la situación económica etcétera.

¿Don Francisco, el tema de la seguridad es parte de la agenda del acuerdo de Asocio para el Crecimiento, pero la percepción es que poco se ha hecho. ¿Qué futuro tiene esta agenda?

El Asocio sigue funcionando. El presidente Sánchez Cerén ha pedido que el mismo grupo siga contribuyendo, lo cual todos aceptamos. Hay nuevas caras, nuevos ministros, por tanto nuevas formas de llevar la cosa… Y se han logrado cosas pero ciertamente no lo que hubiéramos deseado. Por el lado de seguridad, lamentablemente no es muy visto lo que se ha logrado porque el gobierno anterior tuvo una trayectoria de cambios de ministros, problemas políticos con eventos como la tregua (entre pandillas) y no fue una trayectoria certera y con visión clara de lo que se quería hacer, lo cual le da una oportunidad clara a este gobierno de cambiar las cosas.

¿Le falta visión, tiempo, voluntad…?

Hablemos del futuro en vez del pasado. ¿Qué es lo que falta? Lo que falta claramente es visión, coordinación, disciplina, orden político y extender una mano propositiva y de compartir los retos con los sectores de la sociedad civil y del sector privado, que es exactamente lo opuesto a lo que hizo el gobierno anterior. Entonces no es muy difícil cambiar de estilo, es oportuno que el nuevo gobierno empiece con nuevos bríos, nuevas energías y lamentablemente este madrugón nos enseña que no es el mismo que compartimos.