Acuerdos son claves para evitar un Estado fallido

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Homicidios como el de ayer en una colonia en Ilopango demuestran que la situación de violencia e inseguridad en el país está imparable. Foto edh / René quintanilla

Por Juan José Morales política@eldiariodehoy.com

2014-08-08 6:00:00

Diálogo entre todos los sectores de la sociedad, creación de acuerdos y fortalecimiento de todas las instituciones del Estados son, a juicio de varios analistas, los ejes centrales de una clara política para evitar un Estado fallido, sobre todo en materia de seguridad ciudadana, desarrollo económico y bienestar social.

Además, otro elemento clave es la revisión de las estructuras policiales, militares y fiscales, las cuales han logrado infiltrar las capacidades del Estado y mantiene debilitado el combate a la delincuencia, según lo valoró Roberto Rubio, director ejecutivo de la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo (Funde).

En este sentido José Domingo Méndez, ex presidente de la CSJ y miembro de Aliados por la Democracia, consideró que es importante que exista “armonía y equilibrio” entre las instituciones de los tres órganos del Estado y que para lograr trazar y construir los acuerdos de país es fundamental evitar la confrontación a todo nivel para no mantener más dividido el país.

“Si se quieren tender puentes, es de mucha importancia que nos pongamos de acuerdo sobre lo que queremos como nación. Pero lamentablemente muchos intereses, sobre todo en los partidos políticos o en sus delegados, frenan esa aspiración y crean mucha confrontación, lo cual no es un buen mensaje para nuestro país”, subrayó Méndez.

En relación a las cuestiones económicas, Rubio señaló que mientras el Estado no se vuelva un facilitador para mejorar todos los indicadores relacionados con el crecimiento, el costo de la vida y de la canasta básica y la atracción de inversiones, entre otros aspectos, se está avanzando por un camino donde el destino es el fracaso, como lo reflejan las tasas de desempleo y la cantidad de salvadoreños migrantes, incluyendo niños.

“El Estado, tal y como se maneja hoy no crea, no genera bienestar en una gran parte de la población y eso no permite contribuir a satisfacer las necesidades”, dijo Rubio.

Las valoraciones de Rubio y de Méndez coinciden con lo dicho por el Arzobispo de San Salvador el pasado miércoles en la misa en honor al Divino Salvador del Mundo, que en estos momentos es urgente escuchar a Cristo porque el nivel de “autodestrucción” que se vive es el que amenaza con el hundimiento nacional.

“Estamos a punto de ser lo que se llama un Estado fallido. Nuestra situación es en verdad preocupante”, dijo Escobar, quien también recordó los 11.3 homicidios que el país registró en promedio en los primeros siete meses del año.

Pero el ministro de Justicia y Seguridad, Benito Lara, se defendió ayer con esta declaración: “Un estado fallido es cuando un Estado no tiene ninguna condición de cumplir sus obligaciones. Ese no es el caso de El Salvador”.

En este punto Rubio recordó que las maras y el narcotráfico, siguiendo referentes como México o Guatemala, pueden rebasar las operaciones de instituciones como la Policía Nacional o la Fiscalía General, y que en varias zonas conflictivas, tanto en zonas urbanas como rurales, se pueden crear mecanismos de ajusticiamiento e incluso pueden brindar diversos servicios a la comunidad.

“Cuando se tiene los recursos económicos y la capacidad suficiente para infiltrar y eroriosar instituciones, una buena parte del Estado no funciona, se convierte en un cáncer que necesita una urgente intervención para que no existan otras complicaciones”, contrastó Rubio.

Por ello es crucial, tanto para Rubio como Méndez, revisar si los planes de seguridad responden a la realidad “in situ” (en especial en las zonas bajo control de las pandillas) o si hay o no coordinación con la FGR, para la investigación del delito, y si el órgano de Justicia, que define las penas y los plazos pertinentes.

Ambos ven como gran reto si existe o no capacidad por parte del Estado para ejecutar de manera sostenida (y como política de largo plazo) los programas sociales, donde no solo basta una ley que les de certeza jurídica, sino que también un claro control del gasto en función de resultados o eficiencia como en el caso de las entregas de los paquetes escolares o los próximos programas en los que el gobierno invertirá los recursos de la recién aprobada reforma tributaria.

“Se tiene problemas de caja y el Estado no puede correr todos los días a gravar más a la población, a la clase media, con nuevos y más impuestos. Es un desorden tributario que demuestra la inconsistencia entre las instituciones, la falta de coordinación y como se pueden tener recursos fáciles que no necesariamente se traducen en mejoras para la población”, valoró Rubio.

En relación a los acuerdos Méndez espera que el presiente Salvador Sánchez Cerén no repita el clima de confrontación que creó su antecesor Mauricio Funes y exhortó a que el diálogo con la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP) y los partidos políticos se mantenga, pese a que han aprobado “de madrugón”, algo que va en contra de la sana gobernabilidad y la transparencia.

“Otro aspecto que vuelve débil al Estado es la forma en como se legisla, en como se toman decisiones, por eso la mejor salida a los conflictos es conocer las diferencias y encontrar la mejor solución en un clima político de negociación, no de imposición”, dijo.