La trata de personas y las soluciones al drama de los niños migrantes han sido temas obligados entre los fiscales estadounidenses y mexicanos que participan en el encuentro en Utah.
“Las autoridades han colapsado”… Así lo definió Salvador Sanabria, director ejecutivo de la organización pro-inmigrantes El Rescate.
El hecho es que este drama se les ha salido de las manos a las autoridades estadounidenses con el creciente éxodo de los niños y adolescentes de sus países por causa de la violencia y las pandillas.
Porque este drama no se reduce a las decenas de niños migrantes recluidos en albergues, sino a los otros tantos miles que a diario salen de sus países y son víctimas de las bandas que los asaltan y abusan de ellos en el camino.
“No debemos permitir que nuestros jóvenes sean presa de grupos ilegales transnacionales que se lucran del tráfico ilegal de personas, exponiendo así las vidas y la dignidad de ellas”, declaró el Fiscal General de El Salvador, Luis Martínez.
En el foro se recordó el caso de la niña Valeria, de cuatro años, que fue secuestrada en abril en el municipio de Texcoco, México, y que fue llevada cautiva al departamento de Sonsonate, en El Salvador. La coordinación entre la Fiscalía de El Salvador y la Procuraduría de México llevó a localizar a la niña, rescatarla y condenar a 10 años de cárcel al hechor.
Como ejemplo de que la criminalidad que opera en la región no conoce fronteras y debe enfrentarse de la misma manera, se citó el caso de una salvadoreña residente en el estado de Maryland, a la que los pandilleros habían mandado a asesinar porque un hermano de ella era testigo protegido de un crimen. El asesinato se evitó cuando con la ayuda del Departamento de Justicia de EE. UU. se logró que ella fuera trasladada a otro Estado.
Pero los jóvenes en Centroamérica y México no sólo están siendo víctimas de las bandas de traficantes, sino también de depredadores sexuales que crecientemente los reclutan a través de la Internet o en concentraciones como juegos deportivos o conciertos.
Eliana García Laguna, de la Subprocuraduría de Derechos Humanos, Prevención del Delito y Servicios a la Comunidad de México, expuso cómo a través del Internet y las redes sociales los jóvenes son contactados por depredadores sexuales o reclutados por grupos criminales.
Ante esto, Nicole Bryan, de la Universidad de Montclair State, propuso una serie de medidas y cruces de información entre las autoridades para identificar a los hechores.