Medicina Legal: 377 asesinados, entre 0 y 19 años, en seis meses

Mayoría de víctimas estaba entre edades de 15 y 19 años. Tendencia es al alza: el sábado mataron a un niño

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David Orellana, de 10 años, fue brutalmente asesinado el fin de semana en Cuscatlán, por supuestos mareros. Foto EDH / Archivo.Pie de foto texto espacio para texto pi texto o texto espacio para texto pi texto o texto espacio para texto pi texto o texto espapara texto pi texto pie foto. foto edh /

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2014-07-15 7:00:00

El brutal asesinato de David Orellana, de 10 años, cometido el fin de semana en Cuscatlán, conmocionó a la sociedad. Su deceso ha abierto otra vez el debate sobre la necesidad de que se castigue con pena de muerte a los homicidas, más si las víctimas son menores de edad.

El caso de Orellana ha indignado por el grado de barbarie con el que lo mataron: fue mutilado y sepultado en una tumba clandestina junto con su uniforme escolar.

Las autoridades han informado que David, estudiante de Segundo Grado, regresaba a su casa, en San Pedro Perulapán, tras haber salido de la escuela, situada en Santa Cruz Michapa, cuando fue raptado y ultimado por supuestos pandilleros.

El atentado se habría debido a la disputa de territorio que tienen las maras de la zona; David estudiaba donde delinque la pandilla 18 y vivía donde opera la mara rival.

David no es la única víctima joven que se han cobrado estos grupos delictivos en lo que va del año.

Según las estadísticas del Instituto de Medicina Legal (IML), entre enero y mayo fueron reconocidas 302 víctimas de asesinato, cuyas edades oscilaban entre 0 y 19 años; es decir que representan el 20.6 % del total de homicidios que fueron cometidos en ese periodo.

En junio, se hicieron otras 75 autopsias a víctimas de asesinatos, quienes estaban entre los mismos rangos de edad; este número equivale al 18.9 % de total de muertes violentas registradas en el mes.

Este dato es preliminar ya que falta que el IML lo contraste con los registros que lleva la Policía y la Fiscalía.

Éxodo de niños y jóvenes por la violencia

Los parientes de David Orellana relataron, tras el hallazgo del cadáver, que los padres del niño residían desde hace varios años en el extranjero. La pareja emigró con la esperanza de que un día regresarían para llevárselo a él y a su hermana mayor.

Según las fuentes, el cantón El Limón, donde David habitaba solo con su abuela, se está haciendo muy peligroso.

De hecho, hace unos días, la señora optó por vender unas vacas que él cuidaba para evitar que las llevara a pastar a unos potreros que estaban siendo frecuentados por personas sospechosas.

Para alejar al estudiante y a su hermana del clima de violencia, los padres los mandaron a traer hace un año. La niña se fue pero David dijo que no dejaría sola a su abuela, quien lo crió desde los dos años.

Hace unas semanas, en otro departamento de la zona Paracentral, una pareja se vio obligada a enviar ilegalmente a Estados Unidos a tres hijos adolescentes, luego de que supuestos pandilleros les exigieran dinero.

Los esposos, quienes sostenían a sus hijos con lo que ganaban en un pequeño negocio, tuvieron que pedir prestado dinero a unos familiares para pagarle a unos traficantes de personas para que los llevaran al extranjero, con la esperanza de que ahí estarán “más seguros”.

El informe “Children on the Run” de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, elaborado en marzo, revela que de 404 niños migrantes —104 de ellos salvadoreños, de entre los 12 y 17 años— manifestaron que habían dejado atrás a la única familia que conocen por temor a la violencia generada por las maras y el crimen organizado. Algunos dijeron haber sido testigos de homicidios.