La muerte del oficial de inteligencia militar que nadie investiga

Era un teniente. Lo hallaron muerto el 10 de mayo. Días antes, fue visto en la escena de un doble homicidio en Santa Tecla

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Foto de archivo en la que se aprecia cuando autoridades policiales y fiscales hacen el reconocimiento de ley del cadáver de Carlos René Guillermo Rivas Molina, quien murió al ser atacado Félix Vladimir Romero Morales, sicario de la pandilla 18. Foto EDH.

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2014-07-13 7:00:00

Carlos René Guillermo Rivas Molina, de 34 años, un excadete de la Escuela Militar de mediados de la década de 1990 e hijo del coronel retirado Carlos Alfredo Rivas Najarro, fue asesinado entre las 6:30 y 6:40 de la mañana del 23 de abril de este año.

Un miembro del Cuerpo de Agentes Metropolitanos (CAM) de Santa Tecla aseguró a periodistas y a familiares de Rivas Molina que la policía se presentó cinco minutos después del hecho y acordonó la escena del doble homicidio.

Fuentes de este periódico indican que minutos después se presentó un hombre que se identificó como miembro de la Inteligencia Militar, quien dijo que le urgía entrar a la escena del crimen para corroborar la identidad de una de las víctimas. Aquel hombre llegó en un auto rojo, tipo sedán.

Ante los policías que custodiaban la escena, el militar se identificó con su DUIM (Documento Único de Identificación Militar) como Óscar William Gómez González.

Esa identidad quedó registrada en el acta que posteriormente elaboraron los agentes policiales. El militar la firmó. Así quedó constancia de que era teniente del Estado Mayor Conjunto del Ejército.

Fuentes militares aseguran que firmar el acta le valió un insulto de un coronel retirado, quien le dijo que ” Hijo de… no te manamos a eso”, es decir, a firmar actas.

Fuentes policiales afirman que cuando llegó el padre de Carlos René Guillermo, el teniente se levantó el gorro pasamontaña con que se cubría el rostro y se presentó: “Soy el teniente Gómez, mi coronel”, agregando que era parte del Estado Mayor Conjunto del Ejército y que estaba allí para ayudar en la investigación del asesinato.

¿Por qué la Inteligencia Militar se había interesado en el asesinato de un civil…? O mejor dicho, de alguien que fue estudiante de la Escuela Militar a mediados de la década de los 90.

Allegados a la familia del excadete indican que el teniente Gómez llegó a la escena del crimen, incluso antes que el personal de Laboratorio Científico de la Policía. Literalmente dijo: “Que necesitaba ingresar a la escena para poder ver físicamente el cuerpo que yacía en el piso de la casa”. Esto consta en el acta policial.

¿Cómo sabía el teniente Gómez González que el padre de una de las víctima era coronel? ¿Cómo conocía al coronel? se pregunta una fuente allegada a la investigación.

Billete hecho triángulo

Dentro de la casa de Rivas Molina quedó tendido el cadáver del hombre que atacó al hijo del coronel.

En aquel momento, las autoridades no pudieron establecer la identidad del atacante, pues no le hallaron ningún documento de identidad.

Cuando revisaron sus ropas, solo hallaron un billete de a dos dólares doblado en forma de triángulo.

A la medianoche del 25 de abril, es decir, dos días después de aquel doble crimen en Santa Tecla, sonó un teléfono residencial de la colonia Guatemala, al norte de San Salvador. A Angélica le dijeron que llamaban del Instituto de Medicina Legal de Santa Tecla para avisarle que allí estaba el cadáver de su hijo.

Angélica era la madre de Félix Vladimir Romero Morales, cuyo último trabajo formal fue como en la farmacia de la unidad de Salud del Barrio Concepción, en San Salvador.

El cuerpo de Romero Morales tenía nueve balazos que al parecer Rivas Molina logró asestarle simultáneamente a que aquel le diera doce balazos.

Fuentes policiales ligaron a Romero Morales con la Pandilla 18. Pero Angélica, su madre, dijo desconocer a qué se dedicaba su hijo o si era miembro de maras.

La señora ha dicho a las autoridades que aquel 23 de abril, como a las 5:30 de la mañana, a su hijo lo llegaron a traer en un auto tipo sedán, color rojo, el mismo en que desde hacía 15 días unos hombres desconocidos para ella, llegaban a traerlo muy de mañana y regresaba de noche. La mujer dice que no sabe a qué se dedicaba su hijo.

En la escena del crimen también quedó una pistola calibre 40 mm. con registro 205431 a nombre de Marco Antonio T. M., que, aparentemente, es un nombre ficticio.

De acuerdo con las investigaciones, esta pistola, una Smith & Wesson, modelo CZ 75P-07 Duty Cal. era la que andaba Romero Morales.

La muerte del teniente de la que nadie habla

El viernes 9 de mayo, como a las 3:00 p.m., el teniente recibió una llamada al término de la cual acordó entrevistarse el lunes próximo para hablar sobre el asesinato de Rivas Molina. Fue el oficial quien pidió que la reunión solicitada por un allegado a la familia de Rivas Molina, la dejasen para el lunes 12 de mayo.

Gómez González salió con licencia de fin de semana ese mismo viernes 9, posterior a recibir aquella llamada.

Sin embargo, esa noche no llegó a su casa, en una colonia de Soyapango, que es dominada por la Pandilla 18, donde vivía con su familia.

De acuerdo con fuentes de este Diario, fue la esposa del oficial quien les confirmó que su cónyuge no llegó a casa aquel fin de semana.

De acuerdo con fuentes militares, la señora ha dicho que el martes 13 le hablaron del cuartel donde estaba asignado Gómez González y le preguntaron por qué su esposo no había regresado de la licencia de fin de semana.

No fue hasta entonces que comenzó a buscarlo. Al siguiente día lo encontró en el cuarto frío del Instituto de Medicina Legal (IML) de San Salvador.

El cadáver del teniente Gómez González había sido levantado como desconocido entre la 29a. y 31a. Calle Oriente y 10a. Avenida Norte (200 metros al norte del centro comercial Las Terrazas). De acuerdo con el documento de entrega del cadáver, el IML determinó que había muerto por “edema/hemorragia pulmonar”.

En el lugar donde reconocieron el cadáver que resultó ser el del teniente Gómez, vecinos, entre residentes y trabajadores del sector, dicen que como a las 8:00 de la mañana del 10 de mayo vieron al hombre tendido sobre la acera.

Aquel cuerpo se movía y como no vieron sangre ni ningún rasgo de violencia, no le dieron importancia porque creyeron que se trataba de alguien que se había pasado de copas en una cervecería que está casi enfrente de donde reconocieron el cuerpo. No había sangre, no tenía ninguna lesión.

Los vecinos del lugar afirman que ya están acostumbrado a ver a ebrios que apenas pueden salir caminando de la cervecería para dormir la resaca sobre las aceras.

De acuerdo con fuentes fiscales, el teniente Gómez González fue citado para rendir una declaración en sede fiscal para el 26 de mayo. El 27 de mayo, la Fuerza Armada les informó que era imposible porque estaba muerto.

De la muerte del teniente Gómez no se dijo nada. La FAES no publicó ninguna esquela como lo hizo en el caso de un capitán asesinado en Santa Tecla el 15 de abril, o con la abuela de otro capitán, que murió a mediados de junio. Solo la Cooperativa de la Fuerza Armada publicó una esquela casi a finales de mayo.

Contradicciones

Fuentes militares afirman que la orden que han dado dentro de la Fuerza Armada dado es que no se hable ni se dé ninguna información sobre la muerte del teniente.

No obstante, ante una solicitud dirigida a la Oficina de Información y Respuesta del Ministerio de Defensa, esa entidad informó que el teniente Gómez González estaba de alta en la Dirección General de Reclutamiento y Reserva, pero ante la pregunta de con qué propósito, el teniente Gómez González se había presentado a la escena del homicidio de Rivas Molina, el MIDEF informó que “se tuvo conocimiento a través de las redes sociales y medios de comunicación que en la ciudad de Santa Tecla había sucedido el homicidio de un señor oficial de alta en la FAES, motivo por el cual se misionó un equipo de inteligencia al mando del señor Tte. Óscar William Gómez González a fin de constituirse al lugar de los hechos…”.

Defensa afirma que cuando el teniente llegó a la escena ya habían investigadores policiales y fiscales quienes le manifestaron al oficial que el fallecido no era oficial de alta ni en situación de retiro, por lo que la “comisión de inteligencia” se retiró inmediatamente de la escena del crimen.

Sin embargo, el oficial llegó antes de que la Fiscalía e investigadores del Laboratorio Científico de la PNC llegaran a la escena y se retiró hasta que se elaboraron las actas del levantamiento de los cadáveres, una de las cuales tuvo que firmar Gómez González.

La pregunta que surge es ¿por qué si estaba en la Dirección de Reclutamiento y Reserva lo mandaron con un equipo de inteligencia?

Fuentes militares afirmaron a El Diario de Hoy que Gómez González estaba asignado al Batallón de Inteligencia Militar (BIM) pero que era un oficial que se había quedado rezagado en su carrera militar. De hecho, dijeron algunas fuentes, él ya tenía que tener el grado de Mayor.

De acuerdo con fuentes policiales, la esposa del oficial ha dicho que no sabe nada del caso, sólo lo que está en la constancia del IML donde dice que murió por hemorragia y edema pulmonar.

Defensa, por su parte, informó que la investigación en torno a esa muerte está en la fase preliminar a la espera del informe forense de Medicina Legal.