Discurso de entrega de premio “Ayudando a quienes ayudan”

Roberto Kriete fue el portavoz principal en la entrega de premios de la Fundación Kriete

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Discurso de entrega de premio "Ayudando a quienes ayudan"

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2014-06-20 4:06:00

Además de agradecerles a todos ustedes su presencia esta noche, deseo iniciar mis palabras expresando la alegría que este año nos invade por partida doble: hoy, por novena ocasión, asistimos a la entrega del premio “ayudando a quienes ayudan”, que se ha convertido ya en la gran gala anual de la solidaridad empresarial; pero la otra buena noticia es que lo hacemos en el marco de la celebración de la primera década de nuestra querida fundación “gloria de kriete”.

Dos razones para sentirnos orgullosos del trabajo realizado y el camino recorrido; dos razones que nos llenan de profunda emoción y que esta noche deseamos compartir con todos ustedes, amigos de nuestra familia y de nuestras empresas, así como socios en nuestra aspiración de hacer de el salvador un país más humano y más fraterno.

Gracias de verdad por acompañarnos, por haberlo hecho durante estos diez años y por seguir apoyando este esfuerzo que constituye una expresión única del espíritu de solidaridad que nos caracteriza a los salvadoreños.

a los miembros de la familia nos sigue pareciendo mentira que haya pasado una década entera desde el momento en que iniciamos este camino, en el año 2004, cuando a poco tiempo del fallecimiento de nuestra querida madre, gloria de Kriete, nos sentimos motivados a crear la fundación que lleva su nombre.

En aquella fecha nos trazamos una meta ambiciosa que se mantuviera fiel al legado de entereza espiritual y ejemplo humanitario que habíamos recibido de ella, y que en pocas palabras se traduce en una observación muy sencilla pero inmensamente valiosa: ayudar es un verbo que se conjuga mejor en presente.

La generosidad solo es auténtica allí donde se observa una necesidad y se corre a remediarla. La acción de ayudar es efectiva cuando quien la emprende sabe identificarse con los problemas de los demás y hace lo que está a su alcance para aliviarlos.

Ayudar es el verbo que durante nueve ediciones hemos visto conjugar a numerosas organizaciones que a lo largo y ancho del país se esmeran por cambiar las vidas de miles y miles de compatriotas, y cuyos aportes tratamos en este evento de hacer visibles.

Desde su nacimiento, la filosofía de la fundación “gloria de Kriete” ha sido esa: la de llamar la atención de toda nuestra sociedad hacia esas pequeñas grandes diferencias que día a día se están realizando frente a nosotros y que por diversos motivos no somos capaces de apreciar en su justa dimensión.

Este décimo cumpleaños de la fundación me obliga a hacer, en primer lugar, un justo reconocimiento a su directora ejecutiva: mi esposa Celina, porque ella ha sido el motor que ha permitido que esta entidad funcione como lo hace, no solo a través de la entrega del galardón que hoy nos convoca, sino a través de los programas propios que hemos impulsado en estos años.

“Oportunidades”, por ejemplo, es un programa que ha logrado formar integralmente a miles de jóvenes de escasos recursos, otorgándoles las herramientas que necesitan para superarse por ellos mismos y obtener opciones de empleo que les han sacado de la pobreza junto a sus familias.

Valga esta mención para hacer un público reconocimiento a las personas que han acompañado el trabajo de Celina desde el 2004, incluyendo a cada maestro, doctor, promotor, encargado de ludotecas y demás personal de apoyo que han dado vida y sostenibilidad a los programas de la fundación.

Cuando hace unos días se hizo acreedora del galardón de “empresario benefactor” que entrega la asociación salvadoreña de industriales, Celina dijo en su discurso de aceptación que el secreto detrás de la fundación “gloria de kriete” era su firme apuesta por la excelencia.

Debo decir que comparto plenamente ese criterio… de hecho, la fundación nació para apoyar programas exitosos de alto impacto social, en el que el mero asistencialismo es sustituido por proyectos que otorgan verdaderas garantías de futuro a sus beneficiarios, porque les convierten en dueños de su vida y artífices de su propia superación, respetando así su dignidad y fortaleciendo su autoestima.

De esta manera, además, nuestra fundación quiere decirle al mundo lo que la empresa privada salvadoreña hace por los más necesitados, es decir, poner los reflectores sobre la intensa y permanente labor humanitaria que muchísimas personas, desde el sector privado, realizan para transformar nuestra sociedad desde sus raíces.

Quiero recordar aquí que el premio “ayudando a quienes ayudan” se concede a organizaciones no gubernamentales que cubren auténticas carencias, obtienen buenos rendimientos y manejan con transparencia los recursos con que operan.

Eso es importante recalcarlo, porque cualquier tipo de ayuda social deja una huella indeleble cuando quienes administran esas ayudas lo hacen con buena voluntad y espíritu de servicio, pero también con honradez, transparencia y eficacia ejecutiva.

Ciertamente, en un país con tantas necesidades como el nuestro, la lucha contra el despilfarro debe ser una prioridad. Por eso, al igual que en eventos anteriores, las diez organizaciones finalistas de este año son un ejemplo de cómo el buen manejo de los recursos permiten que éstos se multipliquen, aprovechando al máximo cada centavo invertido.

Sin honestidad y rendición de cuentas, hasta los mejores sistemas de ayuda social pueden volverse más declarativos que efectivos. La fundación procura siempre que las organizaciones galardonadas tengan claridad en sus metas, control de gastos y mecanismos de seguimiento de su inversión, de manera que haya mucha eficacia y absoluta transparencia.

Me sirve el testimonio de decenas de ong?s premiadas en estos últimos nueve años para hacer notar que es posible conseguir grandes impactos sociales a través de un manejo adecuado del dinero. y me sirve también para saludar con esperanza el mensaje de austeridad y transparencia que el nuevo gobierno ha enviado al país desde antes de su toma de posesión.

Es indudable que la austeridad es una obligación cuando los medios y los cursos de acción son escasos. La situación en que se encuentra el país es tan apremiante, que cualquier medida que aumente la transparencia en el manejo de los bienes públicos será aplaudida por los ciudadanos y apoyada por los sectores productivos sin distinción.

En ese sentido, el compromiso del señor presidente con la austeridad y la honradez envía las señales correctas en un momento de duro estancamiento económico. Me uno por tanto a las felicitaciones que ha recibido nuestro mandatario al dar ejemplo él mismo de esa coherencia entre el discurso y los hechos que esperamos de todos nuestros servidores públicos.

Decía el filósofo Gabriel Marcel que “cuando uno no vive como piensa, acaba pensando como vive”. y esto es particularmente cierto en esta época en que las sociedades reclaman líderes congruentes y confiables, cuya vida sea reflejo de valores morales innegociables.

El presidente Sánchez Cerén ha dicho recientemente que deberíamos visitar las escuelas públicas y los hospitales para ver en qué condiciones se encuentran. y tiene razón. Nosotros lo hemos hecho, y constatamos las duras realidades que allí viven miles de compatriotas.

Esto me motiva a decirle a nuestro mandatario que no está solo en su deseo que estas realidades empiecen a cambiar de verdad. y tan en buena compañía se encuentra, que aquí tenemos el ejemplo de diez organizaciones privadas que han hecho de la solidaridad el motivo de su existencia, y que en los últimos años han contribuido a aliviar situaciones muy amargas en diferentes ámbitos del desarrollo humano.

¿Cómo lo hacen? ¿En qué fundamentan su exitosa forma de transformar vidas? En la austeridad y la eficiencia, en el estiramiento diario que hacen de cada billete que reciben. Porque la honestidad y la eficacia son los rieles sobre los que más rápido se desplaza en el tren del desarrollo.

Por eso es que vale la pena estimular a entidades como estas: porque con sus trayectorias demuestran que nuestra nación puede ser transformada radicalmente con la sumatoria de los compromisos personales de todos.

Y esto me lleva directamente a otra reflexión que deseo compartir con ustedes: el tema del diálogo y la unidad.

Indudablemente, la crisis profunda que estamos viviendo requiere del concurso de todos los que amamos a esta tierra. Privilegiar el diálogo intersectorial, por tanto, es un camino hacia la búsqueda de entendimientos básicos que eliminen la incertidumbre y coloquen el reto de la unidad nacional por encima de los temas que nos dividen.

El año pasado, en la octava entrega de nuestro galardón, dije que los salvadoreños debíamos buscar plataformas políticas que hicieran viable una verdadera agenda de nación, que le apostaran en serio a un plan de crecimiento y competitividad, que pasaran del discurso a los hechos en materia de transparencia y que demostraran en la práctica su compromiso por el respeto a la institucionalidad y al estado de derecho.

Responsabilidad, diálogo, tolerancia, ecuanimidad, visión compartida de nación: esas eran hace un año —y siguen siendo ahora— las grandes tareas de los partidos políticos y de las instituciones; pero también de nosotros como ciudadanos responsables, que debemos estar en primera fila exigiendo que los funcionarios hagan bien su tarea mientras nosotros hacemos bien la nuestra.

Darle certidumbre al país es clave en este instante de nuestra historia. Hemos de apostarle en serio a la seguridad en su concepto más integral, que viene a ser la máxima mitigación de riesgos de todo tipo para las personas y sus libertades.

Es evidente que necesitamos concertar planes que garanticen la seguridad ciudadana, pero que también apuntalen la seguridad jurídica y la estabilidad de la institucionalidad democrática. y nada de eso será posible si las ofertas de diálogo no se concretizan en acuerdos que unifiquen una visión de largo plazo para el salvador y conviertan en palpable realidad el tan ansiado crecimiento sostenible.

Es necesario tener presente que el círculo virtuoso del crecimiento encadena la inversión al empleo y a la educación, porque esta última da valor agregado al empleo, mientras que la inversión encuentra su sostenibilidad en el empleo que dignifica y profesionaliza a las personas.

A ese crecimiento exponencial de la persona y de la sociedad en su conjunto es al que debemos aspirar como país.

En el último cuarto de siglo hemos saltado de una campaña electoral a otra como quien sale de un conflicto para caer en otro más agudo. Nos la hemos pasado cruzando los dedos por si las reglas básicas de toda democracia podían verse definitivamente alteradas con la llegada de un gobierno que no comprendiera qué han hecho bien las naciones más prósperas del mundo.

Lo cierto es que hoy nos encontramos ante una oportunidad histórica, porque la incertidumbre paralizante puede ser sustituida por la certidumbre que da estabilidad a la democracia, garantiza la libertad de las personas, consolida la armonía social y ofrece predictibilidad a los ciclos económicos.

Digámoslo claro: la recurrente incertidumbre de los 25 años pasados ha puesto un techo al crecimiento del país. Hoy el gobierno, junto a las fuerzas vivas de la sociedad, tiene en sus manos la posibilidad de romper ese techo. y estoy seguro que contará con el respaldo de todos, siempre y cuando los esfuerzos de diálogo se conviertan en política de estado y si los llamados a la unidad nacional evitan la peligrosa contaminación de las ansiedades ideológicas y las coyunturas electorales.

Un gobierno alineado a los intereses del país puede contribuir a edificar ese crecimiento sostenible que necesitamos. y somos muchos los salvadoreños que estaremos listos a cooperar con esta tarea histórica.

Las señales dadas hasta ahora son muy esperanzadoras. Funcionarios accesibles y dialogantes, respetuosos de la iniciativa privada, son indispensables para la elaboración de una agenda nacional de desarrollo.

Estimados invitados, amigos todos:

No me resta más que invitarles a disfrutar esta celebración, cargada como todos los años de emociones, reconocimientos merecidos y ejemplos edificantes. Felicito desde ya a las organizaciones que han participado este año y, en especial, a las que resulten ganadoras.

Y a quienes han acompañado lo esfuerzos de la fundación “gloria de kriete” en estos primeros diez años de existencia, infinitas gracias por su valioso apoyo. Nuestra familia, en nombre de los miles de salvadoreños que han sido beneficiados a través del premio “ayudando a quienes ayudan” y los demás programas de la fundación, les patentizamos no solo nuestro agradecimiento, sino nuestro firme compromiso de mantener viva esta llama de la solidaridad en el salvador.