La mortalidad materna descendió de 65.35 en 2006 a 37.9 por 100 mil nacidos vivos en 2013, pero el suicidio en adolescente es uno de lo grandes problemas que se enfrenta en el país.
Elisa Menjívar, colaboradora técnica de la Unidad de Salud Sexual y Reproductiva, del Ministerio de Salud (Minsal), expresó que para abordar la situación se trabaja en la prevención del suicidio y embarazo en la adolescencia.
“Es una situación grave con una adolescente que se nos intoxique nosotros lo vemos como una epidemia y por eso se está trabajando en diferentes planes”, comentó Menjívar.
La problemática se aborda desde el control prenatal, a la paciente se le pasa “una hoja filtro” para conocer si tienen factores de riesgo, si ha sufrido violencia, si presenta depresión, entre otros puntos.
De lo que se trata es de ofrecerles una red de apoyo para que puedan llevar su embarazo, como los clubes de adolescentes y los promotores juveniles, agregó.
“Ninguna adolescente tendría que suicidarse, ninguna; nadie tendría que suicidarse, no es una conducta normal, lo vemos igual que una muerte materna, ninguna mujer debería morirse por causal del embarazo”, acotó la colaboradora.
José Ruales, Representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), dijo que cuando no fallecen, a veces hay personas quedan con graves secuelas físicas por el uso de plaguicidas; y en las jóvenes que se matan, la familia afrontará un drama, de culpa, vergüenza e impotencia, entre otros.
La OPS recomienda, en las embarazadas, estar pendiente de crisis frecuentes de ansiedad, depresión, particularmente en el tercer trimestre, considerar que algunas mujeres tienen más posibilidades que otras de desarrollar depresión pos parto y el estrés causado por el cuidado del niño.