Creen que oleada de jóvenes inmigrantes es por violencia de pandillas

Los menores y los padres de familia piensan que el riesgo de los niños en la ruta hacia EE. UU. no es tan grande como el riesgo de quedarse en su país

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En el consulado de El Salvador en Washington han procesado decenas de solicitudes de información y de identificación de niños usando un programa facilitado por la DHS. Foto EDH /Tomás Guevara

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2014-06-27 9:00:00

La mayoría de los menores que emigra sin acompañamiento desde Centroamérica a EE. UU. lo hace por miedo a ser víctimas de la violencia que azota la región, según un estudio de la investigadora Elizabeth Kennedy.

“Los menores y los padres de familia piensan que el riesgo de los niños en la ruta hacia EE. UU. no es tan grande como el riesgo de quedarse en su país, porque sienten que quedarse es para morir”, dijo Kennedy a Efe .

“En mi investigación inicial con menores salvadoreños he encontrado que de 400 entrevistados, de los que he hecho análisis de 322, el 60 % declaran que están huyendo por amenazas de la mara (pandilla) o miedo a la policía, y eso es migración forzada”, aclaró esta investigadora académica de la Universidad Estatal de San Diego y de la Universidad Estatal de California en Santa Bárbara.

Estas cifras son similares a los datos revelados el pasado mayo por el Alto Comisionado para los Refugiados de Naciones Unidas (ACNUR) en el documento “Niños en huida”, que revela que el miedo es la razón para emigrar en el 66 % de los menores salvadoreños, el 54 % en hondureños y el 20 % en guatemaltecos.

“La migración de niños de El Salvador se debe a la violencia generada por las maras Salvatrucha y 18; en Honduras es igual, pero hay otro elemento de presión que son las condiciones de pobreza, los cárteles de la droga y otros grupos criminales”, destacó.

“En Guatemala, además de las pandillas y carteles, los menores emigran por la extrema pobreza y mucha violencia intrafamiliar. La mayoría de menores guatemaltecos que emigran son indígenas de áreas rurales y de bajos recursos que son objeto de discriminación”, explicó la académica.

Con financiación de una beca Fulbright, Kennedy trabaja desde hace ocho meses en el estudio “Niños inmigrantes sin acompañamiento, respuesta de protección para migración forzada de centroamericanos y dinámica de familias centroamericanas”.

“Los menores (salvadoreños) que he entrevistado declaran que si se quedan en su comunidad van a ser golpeados, violados o asesinados, y no tienen confianza en la policía, por eso no denuncian”, indicó la investigadora, que también es catedrática universitaria.

Según cifras oficiales, en lo que va de año fiscal 2014 (que comenzó en noviembre de 2013), más de 52,000 menores sin acompañamiento de adultos fueron detenidos cuando intentaban entrar ilegalmente en territorio estadounidense, y se prevé que esta cifra roce los 100,000 para finales de 2014.

“El 90 % de mis entrevistados aseguran tener familiares en EE. UU. y solamente un 35 % declara que se van por reunificación familiar”, contó la investigadora.

Kennedy acordó con familiares de 20 menores comunicarse con estos en el trayecto desde El Salvador a EE. UU. “Dieciséis lograron entrar a EE. UU. sin detección, y ya están con sus familiares, cuatro fueron detenidos, dos de ellos liberados; pero los otros dos no sé dónde estarán”.

Mientras tanto, el Centro de Recursos para Centroamericanos (Carecen) pidió al presidente Barack Obama declarar estado de emergencia en la frontera por la llegada masiva de menores de edad sin compañía de los padres a suelo estadounidense.

La solicitud fue expresada a través de un comunicado firmado por las filiales de Carecen de San Francisco, Los Ángeles y Washington DC.

Carecen coincidió con que esta nueva oleada de migración responde más a la situación de extrema pobreza e inseguridad que vive gran parte de la población en El Salvador, Honduras y Guatemala.