Una visita presidencial a Las Palmas

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Marcos Rodríguez, secretario de Participación Ciudadana de la Presidencia, junto a Mauricio Castro, directivo comunidad Las Palmas. Foto Paolo LüersContenido de la carta que un niño de la comunidad Las Palmas pretendía entregar ayer al presidente Salvador Sánchez Cerén. Foto Paolo Lüers

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2014-06-28 7:00:00

Desde que empezó el Mundial 2014, cada rato vemos imágenes de las famosas favelas de Brasil: calles empinadas llenas de niños y pasajes angostas, donde patrullan comandos especiales de policía y del ejército. Bueno, para ver estas imágenes teóricamente podríamos ir a Las Palmas, sin salir de San Salvador, a tres cuadras de la Zona Rosa. 1,500 familias, 9,700 habitantes, una sola calle, docenas de pasajitos – y el imborrable estigma de violencia, robo, pandillas.

En Río de Janeiro, las favelas ya son parte de las giras turísticas, aquí nadie visita Las Palmas. La mayoría ni siquiera sabe que existe esta comunidad, convenientemente escondida en un hoyo entre la Feria, el Estado Mayor y la Zona Rosa.

Pero hoy salió a la luz la favela Las Palmas. Se convirtió en escenario de la primera puesta en escena de “Gobernando con el Pueblo”, el programa de televisión y radio del presidente Sánchez Cerén. No se parece en nada al programa “Conversando con el Presidente” de Mauricio Funes. Es más bien una fiel copia del famoso “Aló Presidente” del presidente venezolano, Hugo Chávez. El jefe del Estado, una vez por semana, traslada al gobierno y su aparato de comunicación a diferentes lugares en el país: comunidades, haciendas, cooperativas, fábricas. Se hace acompañar por sus ministros – y los equipos de producción arman, con mucho cuidado, la audiencia y escogen a los que van a hablar a nombre de el pueblo. El presidente conversa con ellos, explica, pregunta y escucha – y hace que sus ministros respondan a preguntas y demandas específicas y que tomen nota de las instrucciones que el señor Presidente, en vivo y ante las cámaras, da para solucionar los problemas de el pueblo. Ese es el esquema del programa. Chávez lo llevó al extremo de nombrar y despedir ministros en estos shows populistas.

Para realizar el programa en Las Palmas, primero había que ocupar esta comunidad con comandos militares y policiales. En la mañana de este sábado, Las Palmas amaneció más militarizado que Bagdad. Los jóvenes entre 15 y 25 años, estos objetos tan cotizados de cientos de programas para “jóvenes en riesgo”, apoyados por la AID, ONG, iglesias y ministerios, estaban visiblemente ausentes en el Centro Escolar Canadá, donde se había instalado el show rodante. La explicación me la dio a varias cuadras del lugar, un muchacho de unos 18 años, a quien los vecinos llaman “Tiny”: “No podemos ir, porque a todos nos registran, y quien tiene algún tatuaje, le dan riata. De todos modos, a nosotros no nos van a dejar hablar…” Es un miembro del Barrio 18, la pandilla que opera en Las Palmas y cuyas acciones le han dado el estigma de violencia a esta comunidad.

En el centro escolar, Salvador Sánchez Cerén preside el mitin, y a su par tiene sentaditos al ministro de Hacienda, Carlos Cáceres; al ministro de Seguridad, Benito Lara; al viceministro de Salud, Eduardo Espinoza, y al Secretario de Vulnerabilidad, Jorge Meléndez. Pero entre el público hay decenas, si no cientos, de otros funcionarios del Gobierno, de altos cargos de la Presidencia, como Manuel Melgar y Marcos Rodríguez, hasta enfermeras, doctores, y empleados de Protección Civil.

Comienza el programa con largas exposiciones del presidente y sus ministros. La que más aplauso provoca es la del ministro de Hacienda explicando la reforma fiscal al estilo Robin Hood: “Quitar a los ricos para dar a los pobres.”

Luego las participaciones ciudadanas. Preguntas como: “Señor presidente, ¿va a mantener los programas sociales?” Entre la multitud, pero fuera del círculo acordonado enfrente de los ilustres visitantes, encontramos a Mauricio Castro, el presidente de la Junta Directiva de la comunidad. Le pregunto qué planteamientos piensa hacer al presidente y su comitiva. Su respuesta: “Tengo preparado dos puntos principales, pero no voy a tener chance de hablar. Aquí todo está ya cocinado, pero a nosotros de la ADESCO no nos incluyeron”.

Resulta que el equipo de Casa Presidencial que organizó la actividad, no se apoyó en la Junta Directiva de la ADESCO, que es la institución legal para la participación ciudadana en Las Palmas, sino exclusivamente en la directiva local del partido FMLN. La señora Anabel Orellana, quien en el cierre del programa hablará ante las autoridades y las cámaras como representante de la comunidad (una larga lista de felicitaciones, que hasta incluyó a Mauricio Funes), es la representante del partido en Las Palmas. El presidente Sánchez Cerén, visiblemente emocionado por el discurso de la señora, lo menciona como “ejemplo de la participación ciudadana, sin la cual como gobierno no podemos lograr mucho, y por esto hacemos este programa ‘Gobernando con el Pueblo…” El presidente, de la Junta Directiva de la comunidad, Mauricio Castro, al escuchar estas palabras, dice: “No sé si este señor sabe que todo esto es montado y escogido por la gente del partido, dejando afuera a los representantes legítimos de la comunidad.”

De repente, Mauricio Castro logra hablar con Manuel Melgar, el secretario privado del presidente. Melgar se muestra sorprendido que al presidente de la Junta Directiva de la comunidad no le hayan tomado en cuenta en este ejercicio de participación ciudadana, y promete arreglar al final de la actividad una reunión privada con el Presidente.

Mientras están hablando de esto, el Presidente de la República está provocando risas nerviosas en el público y entre los funcionarios, cuando dice: “Es extraño, lo que menos hemos escuchado aquí son demandas. Deben tener demandas”.

Comentario de Mauricio Castro: “¿Y cómo las va a escuchar, si solo los propios hablan. Nosotros sí tenemos demandas, pero no nos dan el micrófono”. Y me explica las dos demandas que iba a presentar al presidente de la República: Ampliación de la escuela de la comunidad para incluir el bachillerato, porque los jóvenes de Las Palmas son mal recibidos en los bachilleratos donde tienen que asistir fuera de la comunidad, por la estigmatización que tienen por ser de Las Palmas. “En todas partes los tratan como pandilleros. Por esto, muy pocos estudian bachillerato”, comenta Castro. “Lo que no sabe la gente es que aquí en la comunidad tenemos un proceso de paz exitoso. Desde el 9 de marzo del 2012 con la tregua aquí no hemos tenido ningún homicidio.”

Para la ampliación de la escuela, la misma comunidad ofrece al Gobierno un terreno, donde hoy funciona una casa comunal. “Esto lo iba a decir al Presidente, porque a lo mejor ni lo sabe”.

La otra demanda: “Que la policía deje de hacer redadas a la loca y muy violentas en esta comunidad, la cual se ha pacificado por nuestros propios esfuerzos. Y que dejen de criminalizar a la labor de prevención y reinserción que estamos haciendo. Solo por el hecho de que nosotros nos reunimos con los pandilleros, nos acusan de asociación ilícita. Con esta acusación, a mí me condenaron recientemente a un año, solo que el juez me los deja pagar con trabajo comunitario. Bueno, esto es lo que hago de todos modos…”

En la plática se incorpora un muchacho de unos 12 años que pide a Castro ayudarle para poder entregar al presidente una carta. Resulta que es hijo de un pandillero preso y se ha criado con su mamá. Cuenta que hace un mes la PNC la capturó y la tiene incomunicada en las bartolinas de Montserrat. Cesar Manuel Renderos Pérez escribe en su carta: “Se llevaron a mi madre Ana Luisa Pérez por una mala investigación policial y me a dejado destrozado porq ella es mi madre y mi padre y mi consejera y quisiera solicitar con el corazón en la mano acelerar el proceso y demostrar su inocencia y poder brindarme la alegría de poder crecer junto a mi madre…”.

Dudo que esta carta llegará a manos del Presidente, ya que la reunión privada, que Manuel Melgar prometió al directivo Mauricio Castro, nunca se dio. Sin embargo, Salvador Sánchez Cerén se lleva un documento entregado por la vocera local del partido, supuestamente, con demandas del pueblo de Las Palmas. Los directivos de la comunidad ni lo conocen. Al final pregunté al secretario de Participación Ciudadana de la Presidencia, Marcos Rodríguez, porqué no tomaron en cuenta a los representantes institucionales de la comunidad. El secretario, igual que su colega Melgar, se mostró sorprendido. Y el frustrado presidente de la comunidad Las Palmas se llevó como premio de consolación la promesa del secretario Rodríguez de reunirse con él y su Junta Directiva la próxima semana, para analizar todas sus demandas y propuestas. No vi muy convencido a don Mauricio Castro.