Según lo ha referido el informe elaborado por la Iniciativa para la Competitividad titulado “El Salvador: Desempeño de su competitividad y otros rankings globales”, El Salvador se ubica en la posición 97 de 148 países en el tema de competitividad.
La falta de inversión en infraestructura pública y el dejar de lado la política de energía en estos 5 años, han hecho que el país se mantenga en bajos niveles de competitividad.
Empresarios como Javier Simán, señalaron que durante este quinquenio habría sido necesario que el Gobierno desarrollara proyectos como la ampliación del Aeropuerto Internacional El Salvador (AIES), y la concesión del Puerto de La Unión Centroamericana.
El aeropuerto, según argumentó el Gobierno de Mauricio Funes al inicio de su gestión, presentaba deterioro en infraestructura, instalaciones y equipamiento.
Pese a tener conocimiento de ello, en este tiempo lo único que se hizo para mejorarlo fue remodelar los baños y hacer un recarpeteo de la pista de aterrizaje.
Prioridades tales como implementar la política comercial y modernizar el AIES, queda solo en planes que nunca se ejecutaron y que continuarán afectando el crecimiento de las empresas que operan en el lugar.
Por el lado del puerto de La Unión Centroamericana, este ha pasado cinco años sin que se otorgara su concesión y, lejos de representar una fuente de ingresos para el país, ha hecho que las ganancias que se obtienen del aeropuerto y del puerto de Acajutla se inviertan en mantener el desgaste de este.
El actual presidente de la Comisión Ejecutiva Portuaria Autónoma, CEPA, Hugo Barrientos, ha reconocido que el Puerto de La Unión es un “hoyo financiero” para la institución, ya que aún no se termina de pagar el préstamo contratado por $101 millones al Gobierno de Japón, del cual se tiene una deuda que oscila entre los $80 y $90 millones.
El mayor avance que logró el gobierno en este tema fue aprobar las bases de licitación, un proyecto pendiente desde 2008, mientras se continúan generando pérdidas.
Precios de energía alejan inversión
En reiteradas ocasiones durante el periodo de Funes, el sector empresarial indicó que los altos precios de la energía en este país no permitían que se pudiera competir en el mercado extranjero.
El plan quinquenal de Funes tomaba en cuenta la diversificación de la matriz energética para ampliar la capacidad y cobertura del suministro y generar ahorro y eficiencia, pero la apuesta de rediseñar el proyecto hidroeléctrico El Cimarrón se relegó; El Chaparral, después de un proceso de acuerdo directo se liquidó el contrato con la firma italiana Astaldi, y se encuentra en proceso de precalificación de empresas que continuaran con la construcción; y la central hidroeléctrica 5 de Noviembre, apenas está en labor de expansión.