Una de las cosas por las que los habitantes del área Metropolitana de San Salvador recordarán al gobierno Funes son las pesadillas diarias por los cierres totales o parciales y simultáneos en dos vías principales como la carretera Panamericana y el bulevar del Ejército.
De hecho, ayer millares de conductores sufrieron atascos al tratar de pasar por la carretera Panamericana y las calles alternativas. A diario se calcula que en esta zona circulan unos 90 mil vehículos.
Los trabajos en esa áreas se vienen desarrollando desde septiembre del año pasado, es decir, todos los que habitan en Antiguo Cuscatlán, Santa Tecla y la parte noroccidental de San Salvador han vivido, sin suerte, los embotellamientos por nueve meses.
Pero el cansancio que significa circular por esa región aún no termina, ya que los trabajos están previstos que concluyan en julio.
Durante las horas pico, circular se vuelve casi imposible, debido a la escasa presencia de policías y gestores de tráfico del Viceministerio de Transporte (VMT).
La anarquía, desesperación y prepotencia de algunos conductores, más la irresponsabilidad de los motoristas del transporte público, vuelven aún más difícil la situación.
Distancias en las que antes se circulaba en menos de 10 minutos, ahora se tienen que recorrer hasta en 45 minutos o más.
El tráfico se vuelve complicado debido a que en la zona circulan buses departamentales e interurbanos, que debido al caos, buscan calles aledañas y complican más la situación.
Las arterias alternativas, como los bulevares Diego de Holguín y Santa Elena y el Redondel de las Naciones Unidas, entre otras, se vuelven insuficientes para soportar la carga vehicular.
“No nos oponemos a los trabajos, lo que pedimos es que se agilicen y que incluso puedan trabajar en horas de la noche para terminarlos de una vez por todas. El gasto de gasolina se nos ha triplicado en los últimos meses”, dijo Héctor Contreras, quien conduce un camión repartidor de bebidas.
Señales inadecuadas
La falta de cortesía al volante de algunos conductores complica aún más la situación, ya que en este lugar prevalece siempre la ley del más fuerte y la del más imprudente.
En la zona son frecuentes los accidentes leves, en los que solo hay pequeños daños materiales. Incluso algunos conductores han caído en las zanjas en las que se ejecutan los trabajos, debido a la inadecuada señalización en algunos tramos. De noche, y ahora que ha llegado el invierno, la situación se complica aún más.
Las paradas del transporte colectivo para bajar y subir pasajeros en lugares no autorizados no podían faltar, arriesgando a los peatones a ser atropellados o a sufrir algún otro percance.
Algunos conductores, incluso, estacionan sus unidades por largos periodos de tiempo en espera de usuarios sin que les importe ocasionar atrasos a numerosos automovilistas, que atrás de ellos suenan sus bocinas o aceleran sus motores en señal de desesperación.
Trabajos terminan en julio
Este proyecto se ejecuta con una inversión de unos 17 millones de dólares.
El plazo de entrega de la obra finaliza el próximo julio. Según la Unidad de Comunicaciones del Fovial, la renovación total de la vía Santa Tecla-San Salvador presenta un avance de más del 80 %.
En la actualidad se está trabajando los tramos Santa Elena, Plan de La Laguna y la Ceiba de Guadalupe, los cuales representan la última etapa de la obra. El tramo total intervenido es de unos 7.5 kilómetros, en el cual se ha colocado una base de material reciclado y una superficie de rodadura de concreto.
Estas obras forman parte del llamado Corredor Longitudinal Metropolitano sin Semáforos, en el cual se han intervenido diferentes vías en el Gran San Salvador.
Al igual que en la Panamericana, todos los cierres parciales de calles han contribuido a generar grandes congestionamientos en diferentes puntos del Gran San Salvador.