La organización UNICEF lanzó un comunicado donde mostró su desacuerdo ante la idea de permitir que los niños, niñas y adolescentes sean juzgados como adultos, con el fin de reducir el alto índice de inseguridad y violencia que azota al país.
“Judicializar a personas menores de edad como adultos, representaría un serio retroceso y marcaría un golpe profundo y negativo al fortalecimiento del estado de derecho en El Salvador”, alertó el Representante del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), Gordon Jonathan Lewis.
En su comunicado, la organización indicó que, de acuerdo con datos de la Unidad de Justicia Juvenil de la Corte Suprema de Justicia, en 2013 tan sólo el 8.3% de los delitos fueron realizados por menores de edad.
Asimismo, puso en duda “la voluntariedad con la que los niños, niñas y adolescentes ingresan en grupos delictivos” ya que en muchas ocasiones se ven amenazados y el “reclutamiento es forzado”. Incidió también en las difíciles situaciones que muchos menores deben afrontar en sus hogares familiares, como la violencia o los elevados índices de pobreza, y aseguró que esas situaciones les vuelven “presas fáciles del reclutamiento”.
Por otro lado, la organización admitió la necesidad que tiene cada menor de “asumir sus responsabilidades por sus actos” pero siempre deben estar rodeados de los recursos necesarios que les aseguren su reinserción a la sociedad.
En este contexto, UNICEF hace los siguientes llamados de urgencia:
– Al sistema legislativo para que rechace cualquier propuesta de reforma a la justicia penal juvenil que contravenga la Constitución de la República y los compromisos del Estado salvadoreño con el marco internacional.
– Al Estado para que garantice la disponibilidad al máximo posible de los recursos financieros y humanos para que la justicia penal juvenil funcione de manera integral y efectiva. De igual forma, se apela al Estado para que invierta de manera decidida y a largo plazo en la prevención de la violencia, ya que ésta representa la estrategia más eficaz para garantizar a toda la ciudadanía, y en particular a las niñas, niños y adolescentes, una vida libre de este flagelo.
– A la sociedad salvadoreña para que reconsidere la prevalente actitud negativa y punitiva hacia adolescentes y jóvenes, a quienes se les estigmatiza como fuente del problema, no se les reconoce como víctimas y no se les valora como oportunidad de cambio para el país.