Hasta pidió en el bus para atender a su hijo diabético

Desde que tenía siete meses, el niño lidia con la diabetes tipo 1. Ahora tiene ocho años. Sus padres deben comprar diariamente, varias veces al día, el hielo en donde tienen la insulina.

descripción de la imagen
Hasta pidió en el bus para atender a su hijo diabético

Por Yamileth Cáceres Twitter@Yamilethivon

2014-04-03 8:00:00

Nelson Zelaya recién bajó de un autobús del transporte público, en el que pidió unas monedas que le servirán para el cuido de su pequeño hijo, que desde los siete meses de nacido es dependiente de insulina. Ahora tiene ocho años.

El dinero que el padre recogió ese día sirvió para el desayuno, completar el costo de los pañales desechables y el hielo que compran para conservar la medicina que necesita el infante, la insulina.

Una semana después de ese evento, el niño tuvo un bajón de azúcar que lo obligó a ser ingresado en el hospital Bloom, donde está en control desde que le diagnosticaron dicha dolencia.

El chico de tez blanca y complexión delgada padece de diabetes tipo 1, una enfermedad autoinmune, en la cual el mismo organismo destruye las células beta del páncreas, las cuales se encargan de producir la insulina.

Sentado en las sillas del primer nivel del Bloom, el hombre narra que cuando su hijo tenía siete meses lo llevaron de emergencia al hospital nacional de Sensuntepeque porque estaba convulsionando.

“El doctor me dijo: ‘Ustedes tienen que firmar estos papeles porque el niño tiene que ser enviado al Bloom’. Yo no sabía que mi hijo tenía una enfermedad grave”, expresó Nelson, un vendedor informal.

El infante fue sometido a una serie de exámenes. Muchos de ellos fueron costeados con la limosna que Nelson pidió en los buses que circulan en el oriente de San Salvador. Tras los resultados, un doctor le dijo al papá: -“Miren, su hijo tiene diabetes”.

-“Yo no creía que mi hijo fuera diabético”, manifestó Nelson.

El niño permaneció varias semanas en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Bloom hasta que superó la crisis y le dieron el alta médica.

“Yo miré a mi hijo hinchado y morado (del cuerpo). Yo me sentí mal al ver a mi hijo sufriendo. Pero Dios me lo sacó adelante”, dice el padre.

Los especialistas le han explicado a él y a su esposa, María Patricia, que el niño sería dependiente de por vida de insulina. La insulina es una hormona que sirve para que los alimentos se conviertan en energía.

Los padres han tenido que aprender a pinchar a su hijo en la yema del dedo, a medir los niveles de azúcar en sangre y suministrarle el medicamento.

Tres veces al día le sacan sangre de la yema del dedo para chequearle los niveles de azúcar. Esa rutina se mantiene desde hace más de siete años.

“Él está luchando día a día con su enfermedad”, dijo Nelson, con su voz cortada.

Una de las preocupaciones constantes de la familia es tener en las condiciones adecuadas la insulina. Este medicamento debe guardarse en refrigeración. Pero ellos no tienen refrigeradora, debido a la pobreza.

Viven en una casa construida con varas y lodo en un cantón de El Carmen, un municipio de Cuscatlán.

Para poder conservar la insulina a la temperatura adecuada, los padres deben comprar diariamente y varias veces al día, el hielo. Para ellos eso equivale a un dólar diario de hielo y al mes representa $30.

Además de ello, necesitan pañales desechables que utiliza el menorcito por la noche; y cuando se escasean los fármacos en el Bloom también deben asumir el costo.

“A veces paso crisis, que no tengo dinero. En veces me toca que andar prestando, les digo a mis amigos que no tengo dinero. El año pasado en el hospital había meses que no me daban los medicamentos. Este año, gracias a Dios, no me falla la insulina, pero a veces solo hay uno o dos”, explicó el papá.

Cada día, a las 9:00 de la mañana, María le suministra la primera dosis de insulina. La segunda a las 2:00 de la tarde y la tercera a las 9:00 de la noche.

Nelson narró que su hijo nunca pregunta por qué lo pinchan tanto; ya está acostumbrado a esa rutina. A lo que no se acostumbra es a no poder comer golosinas, como el resto de niños.

Cuando el niño escucha pasar al vendedor de sorbetes siempre pide uno.

“Aunque me duele en el alma no se lo puedo dar”, expresó el papá.

Mantener la dieta indicada por el médico al infante le es difícil a la familia debido a la falta de dinero. Hay días que no tienen dinero para comprar los alimentos, confiesa la madre, Patricia Vásquez.

Ella manifestó que no puede salir a vender porque debe cuidar al pequeño Nelson y a su otro hijo, quien de pequeño sufrió desnutrición.

El mayor anhelo de esta familia es tener una refrigeradora para poder guardar la insulina. En sus oraciones, cada día, le piden a Dios sanidad para su niño. “Él sufre. Los amigos me dicen que yo tengo una cruz ahí, pero yo les digo que el Señor un día me lo va a sanar, porque son siete años que tiene de estar sufriendo”, dijo el padre.

Si desea ayudarlos puede contactar a los padres al 7267-4865 y 7571-6308

Un problema

En el hospital Bloom hay unos 200 infantes en control a causa de la diabetes tipo 1, es decir que son dependientes de insulina, explicó Billy A. Fuentes, endocrinólogo de ese centro médico.

Fuentes expresó que los pacientes con diabetes, tanto tipo 1 y 2, han venido aumentando en los últimos años.

El endocrinólogo expuso que antes la enfermedad se veía más que todo en adultos, pero ahora se detecta en niños, lo cual está íntimamente ligado a la obesidad, que es una epidemia mundial.

En el caso de la diabetes tipo 1 el paciente no produce la cantidad de insulina que requiere para poder manejar la cantidad de carbohidratos que recibe.

De enero al 1 de marzo de este año, el Ministerio de Salud (Minsal) ha registrado 2,421 casos de diabetes mellitus, lo que representa una tasa de 38.3 por cien mil habitantes. Al mes registran entre 273 y 303 casos.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la diabetes tipo 2 es la más frecuente; representa entre el 85 y 90 por ciento de los casos.

La patología está relaciona con factores de riesgo modificables como la obesidad, la inactividad física y los regímenes alimentarios. En el país, en los dos primeros meses del año se notificaron 2,568 casos de obesidad, la tasa es de 40.6 por cien mil habitantes.

De acuerdo a la OMS, en bastantes naciones se está constatando un aumento del diagnóstico de casos de diabetes de tipo 1, en particular entre los niños más jóvenes igual mente en la de tipo 2, al grado de que en algunas partes del mundo esta es la que más abunda entre los infantes.