Procesión de los Cristos: una tradición indígena

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La procesión de los Cristos, en Izalco, es una de las más reconocidas a nivel nacional, por la duración en su recorrido, que alcanza las 16 horas. Foto EDH / Archivo

Por Iris Lima comunidades@eldiariodehoy.com

2014-04-13 12:00:00

Son 12 imágenes de Cristo crucificado, adornadas con palmas y flores que recorren el municipio de Izalco el Jueves Santo, a partir de las 2:00 de la tarde.

Su peculiaridad es que lo hacen durante un lapso de 16 horas, aproximadamente.

Aunque en esta actividad participan fieles católicos, la tradición es netamente indígena afirman los miembros del Común de Izalco.

Aunque muchos la acompañan, desconocen que el ritual no sólo se limita a la procesión reconocida como la más larga en duración a nivel nacional, sino que inicia con la preparación de los Cristos desde el Miércoles Santo.

La secretaria de la alcaldía del Común, Margarita Guillén, explica que los 12 Cristos, que representan a las 12 principales cofradías del Común, son colocados en un petate.

La gente llega a visitarlos y les rinde tributo como si fuera un velorio.

Hay comida típica, como ticucos (tamales) y durante toda la noche, las imágenes reciben el respectivo incienso.

Además, se les hace una limpieza especial y luego se revisten antes de salir el Jueves Santo.

“Es una parte mística que la comunidad le pone a ese proceso, porque para la persona que lleva el Cristo, que es un Mayordomo, esto tiene un gran significado”, dice Guillén.

Mientras que el alcalde del Común, Mateo Rafael Latin Coaeuit, agrega que “incluso, para levantarlos de los petates donde permanecen toda la noche se les hace un ritual exclusivo para la comunidad, porque para nosotros es la Procesión de los Cristos, es la procesión de Jesús de los inditos”.

Durante el recorrido, los 12 Cristos crucificados son acompañados por la imagen de Jesús Nazareno y la Virgen María.

Además, son miles de personas las que participan de esta centenaria tradición, y no sólo del municipio sino que llegan de todas partes del país y del mundo entero.

Incluso, cuando la procesión finaliza en la mañana del Viernes Santo, muchos ingresan al templo de rodillas, haciendo penitencia para expiar los pecados o para clamar por una necesidad específica.

Además, las calles por donde transita la procesión son adornadas con vistosas alfombras hechas a base de sal, flores naturales y hojas. Los motivos son variados, pero todos enfocados al tiempo de conversión y cambio.

Se presume que esta tradición data de tiempos ancestrales, ya que es considerada como una de las pocas actividades religiosas centenarias que aún existen en Centroamérica.