En el Bloom hay 200 niños dependientes de insulina

El mayor porcentaje de la diabetes tipo 1 es diagnosticado entre los ocho y diez años, pero tienen casos de seis meses de edad.

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María Patricia Vásquez, madre del infante, muestra las bolsas en las que guardan la insulina.

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2014-04-03 8:00:00

Aproximadamente 200 infantes con diabetes tipo 1, dependientes de insulina, están en tratamiento en el Hospital Nacional de Niños Benjamín Bloom, según el endocrinólogo Billy A. Fuentes.

Una buena parte de los casos es detectada entre los ocho y diez años, “pero eso no es que ahí le comenzó la enfermedad, la enfermedad empezó tal vez cuatro o cinco años atrás”, comentó Fuentes.

Las células del páncreas se van dañando progresivamente hasta que llega un momento en que el daño es tan severo que ya no puede producir la cantidad suficiente de insulina y es cuando aparece la diabetes.

Pero en el Bloom hay casos de infantes de seis meses de edad que ya están en tratamiento.

En el centro médico, lo más común son los casos de tipo 1 y hay semanas en las que se detectan tres pacientes nuevos. Cuando los usuarios cumplen los 18 años son referidos a otros hospitales para que continúen con el tratamiento.

Fuentes explicó que se trata de un problema autoinmune en el que el mismo organismo destruye las células beta del páncreas que son las encargadas de producir la insulina.

En este momento no hay manera de detener la diabetes tipo 1, pero se realizan estudios en este campo.

El endocrinólogo manifestó que en el área privada existen aparatos para evitar que los infantes se tengan que estar pinchando para chequear el nivel de azúcar y suministrarles la insulina.

El aparato tiene un costo que ronda los seis mil dólares, ninguno de los niños del Bloom tienen acceso a este equipo.

“La bomba, prácticamente, es la que le pasa la insulina sin tener que estar inyectando al niño…es solo un puyón cada tres o cuatro días, se está suministrando la insulina que el paciente necesita para corregir lo que está comiendo”, dijo Fuentes.

El especialista considera que en la niñez, a la larga, es más fácil sobrellevar el tratamiento que en el adulto, porque es la madre la que se encarga de tenerle el control, generalmente se les toma la glucosa de dos a cuatro veces al día.

“Ellos pueden prácticamente comer de todo, siempre y cuando sepan como administrase la insulina para no permitir que lo que han comido eleve los niveles de azúcar, entre más dedicación (tengan) para chequear sus valores de glucosa, para chequear sus planes de alimentación, el problema a largo plazo es menor”, acotó el especialista.

Fuentes opina que los infantes aprenden a manejar la enfermedad y, si llevan un control estricto, van a tener una vida bastante normal cuando sean adultos, pero siempre se pueden presentar complicaciones que pueden aparecer tardíamente, complicaciones como pérdida de visión y sensibilidad nerviosa o daño renal.

En el Bloom también hay un club de diabéticos. Cada mes se reúnen con las madres y padres de familia para discutir con el educador los problemas que han tenido. Además, les dan charlas de nutrición.

Se estima que entre el 0.2 por ciento al 0.4 por ciento de la población en general tiene un riesgo de padecer diabetes tipo 1, pero si se tiene un hermano con esa enfermedad el riesgo sube a un cinco por ciento; si la madre es quien la padece, la posibilidad de que el hijo la padezca es de un tres por ciento; si es el papá las posibilidades de que el pequeño la desarrolle es del seis por ciento.

El endocrinólogo agregó que, en general, también se ha identificado un incremento de la diabetes tipo 2 con la particularidad que ahora hay niños con la patología, una situación que conllevará a complicaciones serias.

Fuentes expresó que se trata de problemas que se veían en adultos “ahora estas complicaciones van a estar en estos niños que tienen el sobre peso. Vamos a ver problemas cardiovasculares, problemas de colesterol elevado, triglicéridos elevados y problemas coronarios tempranos cosa que nunca veíamos”, expuso.