Víctimas de accidente pusieron a prueba capacidad del Rosales

De los 14 internados, 12 están ingresados y dos regresaron a su municipio de origen porque sus lesiones eran leves

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Cuatro de las siete víctimas de percance vial ocurrido el sábado en Sensuntepeque, fueron sepultadas ayer. Cientos de lugareños acompañaron a los dolientes. Foto EDH / Marvin Recinos

Por Susana Joma Diana Escalante sucesos@eldiariodehoy.com

2014-03-31 7:00:00

Tras recibir a 14 pacientes referidos del hospital de Sensuntepeque, Cabañas, quienes el sábado fueron víctimas de un accidente vial, el personal del hospital Rosales, en San Salvador, se vio obligado a hacer modificaciones para poder garantizarles la atención médica.

Juan Tobar Rivas, jefe de cirugía de la unidad de emergencia del referido nosocomio, aseguró ayer que el percance (en el que murieron siete personas y varias más resultaron lesionadas cuando el camión en el viajaban chocó contra un árbol) obligó, por primera vez en lo que va del año, a hacer cambios con énfasis en liberar espacio en los servicios (disponibilidad de camas) para atender a las víctimas.

De los 14 internados, 12 están ingresados y dos regresaron a su municipio de origen porque sus lesiones eran leves.

Una de las víctimas, que aún está ingresada en el Rosales, sería trasladada ayer al mediodía a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), ya que fue sometida a una cirugía de cráneo.

“El fin de semana fue tan duro que tuvimos que poner el hospital (Rosales) en plan de emergencia, incluso se tuvo que hacer algunas modificaciones”, declaró Tobar.

Según la fuente, hubo necesidad de darles el alta médica a pacientes que eran tratados por otras causas pero que su condición era estable.

Además, trasladaron a personas a servicios, cuyos cuidados médicos eran menores.

Sepultan a primeras cuatro víctimas

Cientos de habitantes del cantón El Volcán, Copinolapa y zonas aledañas de Sensuntepeque, Cabañas, participaron ayer en el entierro de cuatro de las siete víctimas del percance vial ocurrido la tarde del sábado.

En la ceremonia fúnebre fue notoria la presencia de niños, la mayoría era compañero o amigo de Héctor José Sorto, de 11 años, el único menor de edad que murió en la tragedia.

Ese día, Sorto regresaba a casa junto a sus padres y hermanas tras haber asistido al entierro de una vecina, quien tuvo una muerte natural.

Las palabras de despedida para las víctimas estuvieron a cargo de una religiosa, quien intentaba darles consuelo a los dolientes.

Unos se aferraban a los féretros y otros se desmayaron por la impresión.

Algunos habitantes coincidieron en que esta es la primera vez que se registra una desgracia de esa magnitud en la zona, por lo que nunca se había visto el cementerio tan abarrotado como ayer.