Sin medicinas para Beatriz

La joven, cuyo caso se alzó como bandera proaborto y provida hace un año, ahora lleva cuatro meses sin los fármacos que necesita para tratar el lupus. Su esposo no tiene trabajo y ella ve frustrado su deseo de aprender cosmetología.

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Mauricio, de dos años de edad, da la mano a Beatriz, su madre. La joven de 23 años, cuyo caso se convirtió en punto de honor para las proaborto y las provida, carece ahora de dos medicinas.

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2014-04-05 7:00:00

Hace un año feministas y provida discutían qué era lo que más le convenía, y el Ministerio de Salud incluso consiguió que un médico extranjero la examinara. “De continuar con el embarazo, su vida corría peligro”, se decía. Ahora ella y su familia enfrentan una situación precaria. Su esposo no tiene trabajo, pues la falta de lluvia impide iniciar el cultivo del maíz y, desde diciembre, dos de las tres medicinas que Beatriz necesita para su tratamiento no están disponibles en el Rosales.

Así está ella a casi un año de que los periódicos y los noticieros de televisión supieran que dos abogados habían solicitado a la CSJ que le permitiera “interrumpir su segundo embarazo”, es decir, abortar.

La joven tiene lupus y para tratarlo le recetan prednisona, un protector solar (plaquinol) y un inmunosupresor (azatioprina). Ella asegura que desde diciembre carece de los dos últimos fármacos, porque se han agotado en el hospital Rosales, donde pasa consulta en Reumatología. “Me dijeron que fuera este mes (marzo), pero fui y no tenía”, relata sobre su visita al sanatorio el 28 de marzo.

¿Has preguntado en las farmacias cuánto valen esas medicinas?, le pregunta El Diario de Hoy. “No pero deben ser algo caritas”, responde mientras su único hijo vivo, ahora con dos años de edad, llora a unos metros de distancia. Ella trabaja en casa y ve frustrado su deseo de aprender cosmetología para ayudar a la economía familiar.

Cuando se le pregunta ¿qué tipo de ayuda necesita recibir? ella responde: “Pues, yo digo que siempre estar teniendo mis medicinas, porque eso es lo que no me debe faltar a mí. Si no tomo las pastillas me agarran dolores de cuerpo… Una es la que no me debería de faltar, se llama prednisona, es para el dolor de cuerpo… Ya tomándome esas pastillas me siento bien. Esa sí la tengo. Pero esas dos que no hay son para la enfermedad (el lupus)”.

Sin decir que la paciente que hizo la denuncia era Beatriz, se consultó a la oficina de Comunicaciones del Rosales sobre la falta de plaquinol y azatioprina. La respuesta fue: “Azatioprina siempre ha habido, se terminó la semana pasada. La que sí se terminó en febrero fue la platinol; pero… entra esta semana (que termina el 4 de abril) o la otra (del 7 al 11 de abril)”.

Sobre la denuncia de la paciente, comentaron: “Es extraño que diga que no le han dado (azatioprina), quizá ha tenido mala suerte”.

Pero si para conseguir medicina y atención médica se necesita suerte, Beatriz sí que la tuvo hace más de un año, cuando el lupus se exacerbó y, según los médicos de Maternidad, era necesario “interrumpir el embarazo” para que ella no muriera.

Al preguntarle si quisiera que nadie se hubiera dado cuenta de su caso, ella afirma: “No. Tal vez si no se hubieran dado cuenta yo hubiera llevado todo el embarazo hasta el final, hubiera sido más peor para mí. Porque a mí ellos, en Maternidad, me dijeron, el doctor, de que si no aceptaban (en la CSJ) iba a llevar todo el embarazo hasta que naciera”.

–¿Sentiste que te ayudaron?

–Sí, me ayudaron las mujeres de estas organizaciones. Anduvieron haciendo protestar por mí.

–¿Te has dado cuenta de algún caso en el que haya sido necesario pedir lo mismo?

–Pues, la vez pasada me contaron unas mujeres que a una muchacha la han condenado como a 30-50 años por el embarazo que se le vino y la han acusado de aborto. Hoy martes (2 de abril) como que va a ir a la Cárcel de Mujeres… Pero yo no pude ir porque iba a venir aquí donde mi mamá.

Bandera de batalla

La solicitud presentada ante la CSJ a nombre de Beatriz se convirtió en tema de debate y en una bandera para los grupos feministas que aún usan su nombre para hablar sobre la necesidad de que El Salvador deje de pertenecer al grupo de cinco países cuya ley aún penaliza todas las formas de aborto.

En una entrevista publicada por El Diario Norte (Euskadi, España) en junio de 2013, una activista a la que Beatriz visita casi siempre que pasa consulta en San Salvador, Sara García, afirmó respecto a este caso: “Es un momento muy importante para nosotras poder lograr una ley que incluya determinadas causas concretas para que permitan a las mujeres por motivos de salud u otros poder abortar. Esperamos que este caso ayude”.

Beatriz está al tanto de que su experiencia puede servir para promover la despenalización del aborto.

En la entrevista, García dijo que para Beatriz fue traumático ver a su hija anencefálica. Pero ¿qué piensa Beatriz? “Sí, porque yo, pues nos la enseñaron, y la niña no tenía cerebro”, afirma mientras baja el tono de su voz.

Luego vuelve a ver a su hijo de dos años, quien sigue llorando e hincado frente a la casa de bajareque de su bisabuela, llora poniendo la mejía izquierda en el suelo de tierra. “Venite pues, vení Mauricito, vámanos, pues”, exclama Beatriz. “Mirá cómo te estás haciendo. Vámonos, pues, vámanos”, repite la joven madre, quien con su voz logra que el niño se levante, camine hacia ella y ponga ahora la mejilla en su regazo.

Cuando a Beatriz le diagnosticaron el lupus tenía 18 años. Los médicos, recuerda, le advirtieron que “no tenía que salir embarazada”. Pero ella se enamoró, se acompañó y los desobedeció. ¿Por qué? “¡Cómo yo quería tener un hijo!”, dice sonriente. ¿Y el segundo embarazo?, se le preguntó. Ella aclara: “Lo que pasa es que no podía planificar porque tomaba esteroides… Pero hoy sí ya no, ya me esterilizaron”.

Mientras ella visitaba a su familia en un caserío de Jiquilisco, dijo que le gustaría haber acompañado a las feministas que ese día se manifestaron frente a Cárcel de Mujeres y luego frente a la Asamblea Legislativa.

El objetivo de la manifestación era pedir el indulto para 17 mujeres que cumplen condenas por aborto. La presidenta de la Agrupación Ciudadana por la Despenalización del Aborto Terapéutico, Ético y Eugenésico, Morena Herrera, afirmó que esas mujeres no abortaron, sino que “tuvieron problemas obstétricos en algún momento del embarazo y transitaron de los hospitales públicos a la cárcel”.

Para Beatriz, las palabras de Herrera y de García son ciertas. Tan ciertas, que si se lo pidieran las acompañaría a otras actividades de protesta contra la penalización del aborto, para que no pasen por lo que ella pasó.

–¿Crees que fuiste maltratada con lo que pasó hace un año?– , se le cuestiona.

—Humm, ¿en el hospital? No, ahí en el hospital no me maltrataron.

–Me refiero al hecho de que…

–De que no me hicieron nada.

–Que lo que se pidió a la CSJ no se concedió.

–Sí, porque si no iba a vivir el bebé, pues no tenía caso seguir (con el embarazo), porque más me empeoraba yo de la enfermedad.H