Analista: “Excandidatos deben apoyarse entre sí”

Tanto el candidato ganador como el perdedor deben acercarse y tomar acuerdos

descripción de la imagen
El analista británico, Laurence Whitehead, disertó ayer ante académicos y estudiantes de diversas casas de estudios del país. foto edh/REN?? QUINTANILLA

Por Rafael Mendoza López politica@elsalvador.com

2014-04-23 7:00:00

Es necesario que haya apoyo mutuo y acuerdos mínimos entre el candidato ganador y el perdedor en una elección presidencial, sobre todo donde los resultados han sido muy estrechos, consideró ayer el analista Laurence Whitehead, durante el IV Foro Internacional de Análisis Político (FIAP), organizado por la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades).

El también catedrático de la Universidad de Oxford consideró, durante su ponencia “Aprendiendo a perder. Desafíos para las democracias en elecciones con resultados cerrados”, que cada uno de los actores en la contienda electoral debe tomar en cuenta la “sensibilidad del otro” y ayudarle a “comportarse de la mejor manera para beneficio del país”.

A modo de ejemplo histórico, Whitehead mencionó el triunfo, en 1800, de Tomás Jefferson como presidente de Estados Unidos, quien cedió el poder de la Corte Suprema a su opositor, John Marshall.

El especialista prefirió no referirse al caso salvadoreño y a las acciones que debe tomar el presidente electo, Salvador Sánchez Cerén, pero consideró que en este tipo de resultados electorales, como el de las pasadas elecciones presidenciales del 9 de marzo, pueden derivar en acuerdos importantes entre los actores políticos.

“Elecciones de este tipo pueden acelerar en cierto sentido acuerdos más profundos, porque el peligro de perder el control, el peligro de no poder sacar un Gobierno legítimo de las urnas es tan alarmante que tanto las élites como los electores comienzan a pensar qué tipo de replanteamientos de las prácticas políticas es necesario para evitar tanta alarma y temor en el futuro”, aseveró Whitehead.

Por el contrario, analizó que las elecciones con resultados estrechos también pueden tener consecuencias poco benéficas para las democracias. A su juicio, “estas elecciones de crisis pueden, por un lado, dar luz a consecuencias peligrosas e impredecibles, a conflictos que salen del control de los participantes”.

Una de las experiencias que a juicio del politólogo pueden sacar los partidos políticos es que aprendan a reconocer los resultados electorales para no afectar su imagen, con miras a recuperar el poder en la siguiente contienda.

Según dijo, las formaciones políticas deben tener la “voluntad de sacrificar sus ambiciones de corto plazo para crear una situación mejor para ellos y para todos”. Para ello, citó la derrota de Al Gore ante George W. Bush, en las elecciones presidenciales de 2000 en Estados Unidos. Según el analista, Gore aceptó su derrota por el bien del Partido Demócrata y del país, aunque su carrera política estuviera acabada, analizó.

“No se puede pedir que alguien sacrifique sus argumentos válidos (luego de una elección), pero hay que obrar con prudencia”, dijo Whitehead.

En este sentido, citó como caso contrario el del izquierdista mexicano Andrés Manuel López Obrador, quien no reconoció los resultados electorales en 2006, cuando resultó ganador Felipe Calderón. Esto provocó que el político mexicano se ganara la imagen, ya en los comicios de 2012, de un “jugador desleal”, afirmó el analista británico.

El analista también trajo a la memoria el caso de Taiwán, que en 2000, cuando el entonces partido en el gobierno, el Partido Democrático Progresista (PDP), retomó la presidencia ante el partido Koumitang (KMT) con una diferencia de menos de 6 mil votos.

En este caso, de acuerdo con el analista, se puso a prueba la institucionalidad de ese país, y aseguró que al final el partido KMT terminó aceptando los resultados luego de tres meses de disputas y acciones de calle.

El fenómeno brasileño

En otra ponencia, a cargo del también maestro de la Universidad de Oxford, Timothy Power, consideró que Brasil se está convirtiendo en una potencia mundial debido a que los partidos mayoritarios tienen un consenso entre sí.

Tanto el Partido de los Trabajadores (PT) como el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) tienen acuerdos básicos en temas como la política macro económica, la política social, en lo fiscal y en el estilo de gobierno basado en las coaliciones.

De acuerdo con el analista, que dictó la ponencia “Sociedad civil y democracia en Brasil: Lecciones para América Latina”, la izquierda que ahora mantiene el poder por medio del PT y la presidenta Dilma Rousseff, no puede gobernar sola, sino que necesita de otros actores para poder impulsar sus políticas, es decir, alianzas que estén fuera de los dogmas o creencias políticas, consideró.

El analista también sostuvo que una de las claves de que la economía brasileña esté saliendo a flote con éxito es la atención sobre las capas medias de la población y la ayuda social.