Platillos exquisitos para que los legisladores desempeñen su trabajo

El año pasado, en la licitación de comidas para los diputados, que costaron al Estado 257 mil, pedían crepas, mariscos, fruta fresca y sandwich gourmet, entre otras comidas.

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El diputado de FMLN, Benito Lara, durante la recepción de toma de posesión de la actual legislatura en 2012. Foto EDH

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2014-04-15 7:30:00

La exigencia de platillos elaborados para que los llamados “padres de la patria” se alimenten mientras desempeñan su función pública, no es extraño en los procesos de licitación. El año pasado, la Junta Directiva de la Asamblea Legislativa también hizo ese requerimiento de “Servicios de alimentos preparados”.

En ese proceso de licitación, los directivos aprobaron un documento en el que se pedía a las empresas interesadas en concursar, ofertas en las que se incluyeran por ejemplo: sandwich gourmet, crepas saladas, sopas o cremas y postre entre otros.

Para el desayuno pedían sugerencias pero sí especificaban que fueran acompañados de leche, jugos naturales, chocolate, café o soda.

Para el almuerzo solicitaban de tres tipos: ligeros, completos y gourmet. Todos debían ir acompañados de jugos o sodas en lata.

Los almuerzos ligeros podían estar constituidos, según rezaban las bases de licitación, por las siguientes comidas: sandwich gourmet, pepitos, steak sandwich, chapatas, torta mexicana, hamburguesas, pasteles salados y crepas saladas, entre otros.

Debía incluir cada uno guarnición (por ejemplo ensalada) y postre.

Para el almuerzo completo, la junta directiva del Congreso solicitaba que incluyera entrada, plato fuerte “con dos guarniciones como mínimo” y sin que falte el postre.

El almuerzo gourmet debía ser sopas o cremas, entrada fría, plato fuerte con dos guarniciones como mínimo, postre, pan o tortilla.

De igual manera pedían dos tipos de cenas: ligeras y completas que debían incluir los mismos ingredientes que los almuerzos.

Los mariscos, el pollo, el pescado y las carnes que sirvieran debían tener un peso neto mínimo de 8 onzas sin que incluyera el peso de salsas u otro ingrediente de acompañamiento.

Para el refrigerio había que servirles en las reuniones eventuales para cada persona, una porción salada, una porción dulce, además de sodas, jugos en lata, café y té.

Según el informe de ejecución del presupuesto de 2013, alimentar a los legisladores de esta forma costó más de $257 mil a los contribuyentes.

A eso se agrega los $364,974.42 que destinaron a otros “productos alimenticios para personas”, según el mismo documento antes referido.