Riesgo por tala y terracería en el volcán de San Salvador

Técnicos de la UNES advierten que la tala aumenta la vulnerabilidad de los suelos, en especial en parte alta del volcán

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Riesgo por tala y terracería en el volcán de San Salvador

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2014-03-14 8:00:00

El ambiente en las faldas del volcán de San Salvador podría cambiar de forma rápida, pero silenciosa debido a nuevas construcciones.

Ante los ojos de muchos lugareños, varias máquinas terracean parcelas para dar paso a nuevas edificaciones.

Aunque esta zona del volcán de San Salvador no es considerada un área natural protegida, según el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) y el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), el técnico en gestión de riesgo de la Unidad Ecológica Salvadoreña (Unes) Gregorio Ramírez considera que debe protegerse debido a la importancia que tienen los árboles para evitar deslaves o inundaciones.

“Son importantes para mantener la dinámica natural, son importantes en la parte alta y en la parte baja, porque son estratégicos ya que sirven para filtrar el agua lluvia”, dijo Ramírez.

De acuerdo con los pobladores del lugar, hace más de un mes una persona del cantón El Progreso habría sido multada por cortar un árbol. La leña que extrajo le serviría para preparar alimentos en su casa.

Los habitantes de la zona ven con recelo, que mientras a un residente de su comunidad lo multan por talar un árbol, otras personas destruyen tranquilamente la vegetación de lotes enteros con maquinaria pesada.

Las preguntas que quedan en el tintero son: ¿debe alguien sancionar este tipo de prácticas? y ¿quién otorga los permisos de tala?

En la Ley de Medio Ambiente se establece que las instancias encargadas de dar estos permisos son el MARN, cuando se trata de Áreas Naturales Protegidas y bosques salados; el MAG, cuando es en áreas rurales; y las alcaldías solo cuando se trata de zonas urbanas.

El MAG informó el 27 de febrero, a través de la Oficina de Información y Respuesta (OIR) que a la luz de la Ley Forestal solo permiten la tala de árboles con fines de protección y saneamiento en bosques naturales; cuando hay árboles dañados o derribados por causas naturales dentro de un bosque natural.

También cuando los árboles se encuentran en un bosque natural bajo el Plan de Manejo Forestal y si la tala es en cafetales para “fines de manejo” del mismo , según el ar tículo 17 de la Ley Forestal.

La OIR de esta cartera de Estado aclaró que la tala de árboles en zonas urbanas, como la de las faldas de San Salvador, es competencia exclusiva de la municipalidad respectiva, según el artículo 15 de la ley mencionada.

Además, aseguró que otorgan permisos de tala de árboles en las faldas del volcán de San Salvador siempre y cuando esté apegado a la Ley Forestal, en sus artículos 10, 11 y 12.

Debido a que el cantón El Progreso, en donde sus habitantes denuncian la tala indiscriminada de árboles, pertenece al municipio de Santa Tecla se le consultó al departamento de comunicaciones de esa municipalidad, sobre los requisitos para otorgar permisos de la tala en la zona o las posibles sanciones.

En un inicio argumentaron que esa regulación no era de su competencia, sino del MAG.

Pero al reiterarles, vía correo electrónico enviado el 19 de febrero, que la denuncia de tala de árboles es del cantón El Progreso, municipio de Santa Tecla, y asegurarles que el MAG negó jurisdicción en esa zona, al cierre de esta nota ya no recibimos respuesta alguna.

Tampoco se tienen datos precisos sobre denuncias por talar árboles en las faldas del volcán de San Salvador.

Se le preguntó a la división de Medio Ambiente de la Policía Nacional Civil (PNC), sobre cuántas denuncias por esta práctica recibieron en el 2013, pero al cierre de esta nota no se obtuvo respuesta, pese a que la solicitud fue enviada vía correo hace más de dos semanas.

Desde el año pasado a febrero de 2014, el MAG reporta en la región dos (San Salvador, Chalatenango, La Libertad y Cuscatlán) 37 denuncias por tala sin autorización.

De estas, tres corresponden al Volcán de San Salvador en general.

Además registra sanciones en bosques naturales de hasta cinco salarios mínimos para cada árbol cortado, y de 20 a 25 salarios mínimos por tala de árboles históricos o por especies amenazadas en peligro de extinción.

El 28 de febrero, el MARN respondió a través del departamento de Comunicaciones, que el Centro de Denuncias ha recibido cuatro quejas por distintas razones en el complejo El Playón, una en 2011 y tres en 2013.

De estas solo una era por la tala de un árbol de Conacaste en el Área Natural Protegida en El Playón, dijeron.

Contrario a lo que asegura el MAG, el MARN acotó que es la Dirección de Ordenamiento Forestal y Cuencas del Ministerio de esa cartera la que “controla tala de árboles” en las faldas del volcán.

“Nosotros proporcionamos un ‘visto bueno’ al aprovechamiento de árboles de especies protegidas, de acuerdo con lo establecido en la Ley Forestal y la Ley de Conservación de Vida Silvestre”, reza la respuesta enviadas vía correo electrónico.

Permisos para construir

Hace varias semana, se observó que maquinaria pesada modificaba la inclinación de un terreno en las faldas del volcán de San Salvador.

Para construir en esa zona es necesario contar con permisos y es la Oficina de Planificación del Área Metropolitana de San Salvador (OPAMSS) la encargada de otorgarlos.

Según Patricia de Quinteros, del área de Uso de Suelos de la OPAMSS, en las faldas del volcán hay zonas consideradas de máxima protección.

Estas son zonas que por la integridad de sus recursos ambientales, por su nivel de biodiversidad existente o potencial, su singularidad, ubicación y por la presencia de importantes elementos paisajísticos, históricos y culturales, deben conservarse y protegerse.

De Quinteros no se aventuró a determinar si las faldas de volcán son consideradas zonas de máxima protección. Para ello dijo que debe realizarse un trabajo de campo.

En esta zona no es permitida la urbanización y lotificación habitacional, industrial y de servicios; tampoco las obras de explotación minera (extracción de piedras y de tierra) y la explotación de arena en los ríos, así como la realización de obras de regulación de caudales.

Según la ordenanza de zonas de protección y conservación de los recursos naturales del departamento de San Salvador, en estas zonas tampoco se pueden talar árboles, arbustos y todos los cultivos considerados importantes para garantizar la infiltración, el equilibrio de evapotranspiración y el hábitat de la fauna.

De Quinteros asegura que es por ello que antes de otorgar un permiso de construcción deben cumplirse algunos requisitos.

En primer lugar se debe solicitar un estudio de calificación de lugar, el cual determinará si la parcela califica o no para ejecutar un proyecto.

“A partir de la entrada en vigencia de las directrices de zonificación ambiental, que emitió el Ministerio de Medio Ambiente, eso nos restringe las zonas para permitir proyectos de construcción”, dijo Quinteros.

Además hacen análisis de suelo, mapas temáticos, geomorfológicos (estudio de las formas de la superficie terrestre), estudios de riegos, deslizamientos, entre otros.

En los alrededores de las faldas del volcán de San Salvador se pueden identificar diferentes áreas de zonificación ambiental, entre ellas los bosques y cafetales. Según De Quinteros, cuando el estudio de calificación del lugar es clasificado como bosques y cafetales, el proyecto “no es viable y el trámite es denegado”.

Viviendas y negocios

Con el auge de los negocios y el turismo en la faldas del coloso, los lugareños han entrado en una nueva dinámica económica.

Muchos de los negocios fueron construidos en los cascos de las haciendas; sin embargo, existen otros que están siendo instalados dentro de lotificaciones privadas.

Esto podría causar roces entre vecinos, puesto que los nuevos negocios se están alojando muy cerca de viviendas, lo que implica para ellos perder parte de su privacidad, lidiar con la música a alto volumen o con dificultades para transitar en estrechas calles rurales.

Algunos ambientalistas opinan que el ruido excesivo y las luces en la noche podrán afectar el ambiente de tranquilidad que la comunidad ha creado históricamente. “Imponer un modelo de desarrollo basado en el turismo o basado en la industria vendría a interrumpir en el hábitat natural de vida”, explicó Gregorio Ramírez, de la UNES.

Para el técnico en gestión de riesgos de la UNES existen pocos estudios sobre cómo los nuevos modelos de desarrollo “intervienen” en zonas semirrurales y urbanas, como el caso de las faldas del volcán de San Salvador. “A pesar de la relación que han tenido con los medios naturales, se les impone una nueva forma de ver la vida”, añadió.

Pero hay otro punto importante que destaca a raíz de la nueva dinámica en las cumbres del volcán: la pérdida de vegetación e inclinación natural del suelo, lo cual provocaría deslizamientos o desprendimientos.

Ramírez aseguró que intervenir este tipo de suelos los podría hacer más frágiles. El especialista explicó que el 80 % del territorio salvadoreño es vulnerable a deslizamientos e inundaciones. En ese sentido, los trabajos de terracería y tala de árboles vendría a contribuir a que la tierra sea más propicia a los deslizamientos.

“Continuar deforestando contribuiría a generar más poblaciones en riesgo, es decir, en el área urbana de San Salvador. No solamente entre los municipios o población inmediata, sino en toda la región urbana. Por lo menos en gran parte, especialmente en la parte baja del área metropolitana”, explicó.

Un ejemplo claro de lo que podría ocurrir es la tragedia del 19 de septiembre de 1982, cuando desde la parte alta del volcán de San Salvador o Quezaltepec, un deslave sepultó decenas de casas en la colonia Montebello, ubicada en las faldas del volcán. El fenómeno se cobró la vida de 300 personas.

Gregorio Ramírez aconsejó tomar providencias en cuanto al manejo de aguas negras, servidas y disposición final de la basura, ya que en las faldas del volcán estos servicios no son proporcionados.

Ramírez aseguró que en la Asamblea Legislativa hay una propuesta para que las municipalidades asuman una nueva forma de tratamiento de los desechos sólidos que no se ha retomado.

“El problema es complejo”, valoró Ramírez al referirse a los problemas que puede ocasionar un mal manejo y disposición final de las aguas negras y de la basura.

Según él, esto provocaría un aumento en los depósitos de fluidos contaminantes en los ríos.

El experto de la Unes también argumentó que las comunidades ubicadas al oriente y al sur del área metropolitana de San Salvador correrían mayor riesgo, ya que la velocidad de las repuntas en los ríos aumentaría.

A lo cual se suma que “el mal manejo aumentaría el problema de las aguas”.