Decenas de periodistas apostaron por la noticia durante varias horas

Los familiares del protagonista se mostraron amables, pero herméticos sobre su llegada.

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Gracias por todo, fueron las únicas palabras que dijo José Salvador Alvarenga a su llegada a El Salvador. Foto EDH/ Archivo

Por Mauricio Cáceres sucesos@eldiariodehoy.com

2014-02-11 8:00:00

Apenas escuchamos, la tarde del lunes, la noticia de que José Salvador aterrizaría ayer en el país, en la redacción nos alistamos para irnos a esperarlo frente a su casa, ubicada en Garita Palmera, Ahuachapán, en donde la mayoría de ese pequeño poblado vive de la agricultura y la pesca.

Eran las 8:00 de la noche del lunes cuando partimos todos los compañeros rumbo a la cobertura de una noticia que se ha vuelto muy importante a escala internacional.

Con la duda sobre la hora exacta de su llegada al Aeropuerto Internacional El Salvador, comentábamos entre nosotros lo que este salvadoreño aguantó perdido en alta mar y el drama de su vida durante 13 meses de naufragio.

Llegamos a Garita Palmera cerca de las 10:30 de la noche, justo cuando su padre, José Ricardo Orellana, junto con amigos de la familia y demás familiares, colocaban un cartel que decía “Bienvenido a casa”, en la entrada principal de su vivienda.

Colocaron palmeras, globos y gallardetes, lo cual hacía que el lugar luciera alegre para el tan esperado retorno de un hijo que tienen años de no ver.

En el interior de la casa, la familia reunida estuvo pendiente de las noticias que eran transmitidas por televisión a las 11:00 de la noche, esperando razón de su familiar, puesto que Cancillería no había revelado la hora exacta del aterrizaje del compatriota.

Una antena parabólica fue colocada frente a la casa del náufrago, en donde los canales internacionales esperaban transmitir las primeras noticias de la llegada del pescador salvadoreño.

Cerca de la 1:00 de la madrugada, dos jóvenes aparecieron en una moto, rodearon la casa del náufrago y se estacionaron, se bajaron y llamaron a María Julia Alvarenga, madre José Salvador, y ella, un poco asustada preguntó “¿Quién sos?” a uno de ellos, mientras el otro se quedó en la moto. “Soy yo, dijo el joven, soy amigo de su hijo; solo quería saber cómo está y cuándo viene”, replicó, pero la mujer se limitó a responderle: “No sé, hay que ver las noticias”.

Los motociclistas se marcharon tras desear “buenas noches”.

Ya para las 3:00 de la mañana, el padre del náufrago salió a decirnos: “No tengan pena, aquí es bien sano; si les puedo ayudar en algo con todo gusto”. Cuando quisimos preguntarle sobre la hora de la esperada llegada desvió la conversación y un poco molesto agregó: “Mi hija dice que no hablemos con nadie por el momento, ‘áhi’ cuando amanezca se darán cuenta de la hora que viene, pero yo no puedo decirles nada”, y se marchó a descansar.

A las 4:00 de la mañana empezaron a llegar periodistas de otros medios de comunicación escritos, agencias, canales de televisión. Y una hora después Univisión comenzó a transmitir su primer reporte de noticias hasta Miami (Estados Unidos) sin el protagonista.