Ex presidente aún arrastra el reproche de sus expartidarios

Mantuvo altas sus expectativas todo el día y trató de asumir un discurso de oposición moderada

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Ex presidente aún arrastra el reproche de sus expartidarios

Por Juan José Morales nacional@elsalvador.com

2014-02-02 8:00:00

Antonio Saca es para muchos, don Tony, a secas. Pero para otros solo es un expresidente. Para sus partidarios, el futuro gobernante. Pero para sus otrora correligionarios, que él los traicionó.

Esas imágenes son las que se vieron cuando Saca se presentó a votar en la urna 452 del complejo educativo Concha Viuda de Escalón, en San Salvador, entre el cruce de gritos que demostraban la aceptación de unos y el rencor de otros.

“Traidor, traidor”, era el desahogo espontáneo de muchos simpatizantes de ARENA, mientras que los del Movimiento Unidad solo reían, desinteresados, sin ánimo de entrar en provocación o estrés, aunque otros querían disminuir la resonancia vitoreando “¡Tony, Tony…!”.

“Estoy confiado porque sé que el pueblo salvadoreño no soporta la polarización y nosotros tenemos un verdadero proyecto de nación”, dijo Saca.

Después de emitir el sufragio, Saca comenzó una maratónica jornada, con caravana incluida, que lo llevó a medios de comunicación de radio y televisión, donde sugirió votar “por la mejor propuesta”.

Además se justificó diciendo que participó en los comicios presidenciales como competidor, no como “distorsión del electorado”.

En este ir y venir mediático, se encontró rivales políticos y con el Fiscal General de la República, Luis Martínez, a quien incluso le pidió que investigara el traslado de votantes de otros países o la posibilidad de gestarse un fraude electoral, entre otros hechos.

Pero todo moría en un saludo y el típico deseo de buena suerte.

La popular pregunta de los entrevistadores siempre fue sobre las aspiraciones de Saca, si se conformaba con tener un buen porcentaje del pastel electoral o lograr llegar a la segunda vuelta.

“Yo voy a ganar, tengo la experiencia y puedo volver a conducir al país”, subrayó, con un tono triunfalista, mientras sus tres hijos y su esposa, Ana Ligia, sonreían.

Lo que quedó claro es que el expresidente sigue manejándose bien en los medios y mostrándose ecuánime y asumiendo discursos de oposición moderada.

“No podemos permitir que dos personas se reúnan una vez a la semana y tomen las decisiones del país, debemos escuchar al pueblo, consultarle, saber que quiere. Solo así se puede gobernar”, afirmó en televisión.

En un breve receso incluso se sentó con los periodistas y les recordó que debían votar.

Más tarde volvió a decir a un grupo de mujeres, afuera de una radio que “no volverían a estar solas”.

Y por último se ajustó su chaqueta personalizada azul y blanco.

Mientras el día clave llegaba a su fin, Saca se encerraba en su comando de campaña, quizá a imaginar , a saborear, cómo sería volver a ponerse la banda presidencial, pese a la tercera posición en la que siempre se situó. El electorado es quien tiene la última palabra.