Escuela Belén llegó a 75 años sin su local

Pese a la limitación, tiene varios proyectos educativos innovadores

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Escuela Belén llegó a 75 años sin su local

Por Susana Joma comunidades@eldiariodehoy.com

2014-02-23 7:00:00

Sin perder la esperanza de tener un local propio y muchos proyectos exitosos en marcha, la comunidad educativa del centro escolar Barrio Belén, ubicada sobre la 27a. Calle Poniente, en la colonia Layco, de la capital, celebra los 75 años de que la institución fue fundada.

Nació en el seno del Cuartel San Carlos. Desde allí saltó a otro lugar cercano a la Iglesia Don Rúa y, luego, a su sitio actual: una vivienda de dos pisos que el Ministerio de Educación (Mined) alquila para que funcionen y la cual cuenta con una puerta de entrada y salida, unas ocho habitaciones pequeñas donde, como máximo, caben 25 alumnos trabajando codo a codo.

La casa sólo tiene un pasillo, en cuyo extremo está la cafetería y cocina. Finalmente, un patio que no excede los dos metros cuadrados.

Si bien la vivienda no ofrece mucho espacio para movilizarse (allí los niños no pueden correr y comen en sus salones), a través de estos años las autoridades del centro han llevado una lucha con el fin de lograr que les provean instalaciones adecuadas para brindar enseñanza integral a los niños y jóvenes de la zona.

En ese afán han buscado alianzas con otros centros de enseñanza como el Externado San José y las universidades Alberto Masferrer, Tecnológica de El Salvador y Pedagógica, así como con padres de familia para desarrollar programas formativos que permitan a los niños y jóvenes ampliar sus horizontes.

Algunos de los programas son de carácter académico, acceso a la tecnología y otros artístico culturales.

El subdirector del centro escolar Barrio Belén, Rolando Campos Pineda, expresó que desde hace tres años desarrollan un programa de lectura dirigida con los estudiantes. “Han adquirido un mayor hábito hacia la lectura. Se interesan más por leer cuentos y leyendas”, precisó el docente.

La institución brinda sus servicios educativos de primero a noveno grado, en tres turnos y cubre 452 estudiante. Algunos de los cursos reciben clases de matemática, ajedrez y artes manuales los días sábados por la mañana.

La estrechez de las instalaciones contrasta dramáticamente con la mentalidad visionaria y de apertura que tienen la directora de la escuela Doris Yaneth Montalvo y sus colegas, quienes hacen hasta lo inimaginable para optimizar los espacios y mejorar el rendimiento de los alumnos.

Por ejemplo, han tratado de crear una minibiblitoteca para que los escolares realicen sus investigaciones y, aunque no cuentan con un profesor de informática formal, ni el equipo suficiente, están tratando de echar adelante un pequeño centro de cómputo.

“Tenemos también un proyecto de colaboración de un padre de familia sobre danza y pintura”, detalló el subdirector del centro.

Allí, cada niño, desde los primeros grados, recibe clases con el correspondiente maestro de la especialidad, incluyendo Inglés.

Esto último es parte de las innovaciones curriculares que han puesto en marcha con la idea de que los alumnos tengan contacto con el segundo idioma a temprana edad.

Y para que los pequeños reciban clases de Educación Física asisten a las canchas de la iglesia Don Rúa.

El impulso de distintos proyectos busca, según palabras del profesor Campos Pineda, “prevenir en ellos (alumnos) todo tipo de hábitos que sean nocivos para su estudio, como el demasiado uso de Internet, de Facebook en su tiempo libre”.

Así es como el estrecho pasillo de la escuela, que termina entre la cafetería y un salón de clase, pasa lleno incluso el fin de semana.

“Nuestra prioridad es gestionar la compra de un terreno para construir un local más amplio”, subraya el subdirector, tras comentar que cada año dejan de recibir a muchos infantes, cuyos padres llegan a matricularlos animados por la fama que la escuela tiene por la buena gestión que ha realizado todos estos años.

No es para menos, pues según lo expuesto por la directora, Doris Montalvo, la institución se preocupa tanto porque los muchachos aprendan, que buscaron el apoyo de la Universidad Tecnológica para que los educandos del área de Antropología realicen investigaciones que le permitan identificar qué situaciones inciden en el rendimiento de sus estudiantes, y a partir de allí crear y aplicar nuevas estrategias de enseñanza que motiven a los escolares.