Aumenta hurto y robo de ganado en occidente

Ganaderos de San Francisco Menéndez denuncian inoperancia y complicidad de autoridades

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Ganaderos de Cara Sucia, en Ahuachapán, afirman que de octubre a la fecha las perdidas por robo y hurto de ganado ascienden a unos 350 mil dólares. Fotos EDH / René Quintanilla

Por Jaime López sucesos@eldiariodehoy.com

2014-02-08 7:00:00

Los ganaderos de la zona occidental están angustiados y desesperados por la ola de hurtos de reses que se ha desatado desde octubre del año pasado y que en los primeros días de 2014 se ha agudizado.

Estos ilícitos ocurren cada dos o tres días en cualquiera de los potreros situados en la franja de la frontera La Hachadura a Sonsonate.

Según la Policía Rural, los hurtos de ganado se han incrementado en 93 casos más en el 2013, lo que se traduce en un aumento de un 30 % aproximadamente.

En total, y a escala nacional, se registraron 440 casos de hurto de ganado, que incluye más de mil ejemplares sustraídos a sus propietarios.

Ganaderos de Cara Sucia, en el municipio de San Francisco Menéndez, estiman que de octubre a la fecha se han hurtado en la zona, no menos de 300 reses, valoradas en unos 350 mil dólares.

Según las víctimas, se trata de una banda organizada, conformada por unos 12 sujetos, entre ellos, denuncian que hay de cuatro o cinco agentes policiales involucrados.

“Se trata de una banda que al parecer está conectada con algunos malos policías”, dijo un denunciante.

A juicio de los ofendidos, en esta estructura hay diferentes roles, como el de la persona que identifica el hato por atracar, la selección del ganado por robar, el que desarrolla la labor de vigilancia y detecta el momento adecuado para dar el golpe, los que sujetan al animal para sacrificarlo y luego el destace, a estos se suman los que trasladan la mercancía del lugar de sacrificio al mercado y los que la comercializan en los diferentes mercados de la zona, explicó un ganadero.

Los vigilantes, además están atento a que ninguna persona ajena a ellos se acerque, como los propietarios de la hacienda o los policías que no están confabulados con ellos.

Los casos se presentan entre 9:00 de la noche y 2:00 de la madrugada, justo cuando ya no hay movimiento de personas en el lugar.

Estas redes delincuenciales andan bien armadas y están preparados para repeler cualquier reacción de los productores o de la Policía.

En uno de los casos, afirmó un ganadero, los delincuentes sometieron al vigilante, lo ataron de pies y manos, y luego procedieron a escoger el rebaño.

“Aquí son muchos los ganaderos que han perdido sus vacas, toros y novillos; se las roban y los destazan en el lugar, y lo que no pueden preparar por falta de tiempo, se las llevan”, subrayó.

Otra víctima en Cara Sucia afirmó que a fines de diciembre le mataron dos toros y se libró de que le llevaran 22 novillos más, valorados cada uno entre 500 y 600 dólares.

El ganadero supo del ilícito cuando contó las reses. En este caso el establo se localiza en un predio situado a unos 500 metros de su vivienda.

La víctima aseguró que en estos delitos no solo cuatreros participan, sino también ganaderos. Comentó que para dar con los asaltantes desarrollan jornadas de vigilancia nocturnas, pero la delincuencia les vela el sueño y en el menor descuido les sustraen el ganado de los corrales.

Hace tres semanas, otro ganadero denunció que le llevaron 13 novillas, que fueron escogidas al gusto y paciencia de los ladrones. Agregó que en circunstancias similares, a una señora le destazaron las únicas seis vacas que tenía para sostener a su familia, y solo le dejaron las crías o terneros.

“No se que les inyectan, pero las adormecen para que no hagan ruido y no sean interceptados”, afirmó el empresario.

Los sujetos que participan en estos ilícitos son expertos en dominar el ganado y en el destace, y lo mucho que duran en cada res, es una hora.

Cuando las víctimas brindan protección en una zona, los sujetos vuelan a otra en la que no hay vigilancia.

“A mí me robaron dos vacas que estaban dando leche, una más que estaba por parir y un toro que los destazaron en el lugar, las otras tres se les llevaron del lugar, porque ya no les alcanzó el tiempo para prepararlas”, explicó otro ofendido.

En el último caso , la víctima llamó a la Subdirección de Policía Rural en San Salvador para denunciar el hurto, no lo hizo en el puesto del lugar por falta de confianza en los agentes destacados en la zona.

El ganadero afirmó que estos ilícitos suceden a pocas cuadras del puesto policial.

Asegura que a todos los ganaderos les llama la atención que los delincuentes puedan sacar las reses o la carne de Cara Sucia, rumbo a Sonsonate u otros pueblos, sin ser detectados, pese a dos puestos de control y seguridad instalados en la zona, uno con policías, que está en el casco del pueblo, y otro a la salida del cantón, con apoyo del Cuerpo de Agentes Metropolitanos, (CAM).

En el último hurto que se registró en Cara Sucia, relata el ofendido, los agentes de la División de Investigaciones Oculares encontraron evidencias como un uniforme de la Policía, además de otras prendas de vestir, envases de gaseosas, colillas de cigarro y calzado que daban pistas a las autoridades sobre los delincuentes, afirmó el afectado.

“Después de la inspección supimos que los mismos policías que custodiaban la escena, supuestamente alertaron a los hechores, al decirles que estaban demandados”. Esto, dice el ganadero, “porque el mismo imputado corrió a decírmelo a mí”.

Esa situación ha hecho que los ganaderos pierdan la confianza en la Policía, lo que complica la lucha, señaló German Alvarado, de Proleche.

“Lo que sucede es que la delincuencia está desbordando a la Policía, no tienen suficientes agentes ni recursos, y la gente va a tomar la justicia por su mano, al presentarse un enfrentamiento de ganaderos con delincuentes y esto es peligroso”, dijo.

Han sucedido casos que la Policía, en vez de capturar a los delincuentes, ha detenido a los ganaderos que cuidan sus terrenos, y cuando eso sucede se generaliza que la Policía está de acuerdo con el hampa, “y no siempre es así, porque hay que delimitar las funciones de las autoridades”, puntualizó el empresario.

Reconoció que en algunos casos también los ganaderos tienen la culpa al no cumplir con los procedimientos de compra y venta de la Ley de Marcas y Fierro.

Esta establece que cuando se vende un semoviente, el mismo debe llevar juntas dos marcas de fierro del dueño “herrado y venteado”.

“Ese es el símbolo, que ese ganado ya no es de la persona que lo crió”, afirmó el productor.

De igual forma, las víctimas se han mostrado insatisfechos con la Fiscalía General de la República para denunciar este flagelo.

En ese sentido la oficina fiscal de Ahuachapán afirmó que solo dos casos han sido denunciados en esa sede.

Uno está en la etapa de instrucción, cuyo imputado está en libertad condicional y, el segundo caso, está en proceso de investigación del cual no se podía ofrecer detalles, dijo la fuente fiscal.

Pero a juicio del subdirector de la Policía Rural, los hurtos si bien se han incrementado en el país, Ahuachapán no figura en los departamentos con más casos reportados.

Afirmó que en Chalatenango se reportan 73 denuncias, Cabañas con 57, San Vicente 56 y Sonsonate con 39, fueron los departamentos con mas sustracción de ganado durante el 2013. De ahí que el alza del cuatrerismo no es solo en la zona occidental, y si se está dando “el problema es que la gente no está denunciando”.

Sin embargo, las estadísticas policiales demuestran que el 40 por ciento de los hurtos de ganado ocurre en la zona paracentral del país: Chalatenango, La Paz, Cuscatlán, Cabañas y San Vicente.

El presidente de Proleche, German Alvarado, confirmó que en Chalatenango se ha incrementado el robo y hurto de ganado. El empresario afirmo que en uno de los casos fue detenida una banda que llevaba seis reses destazadas en Tejutla.