Buscan ayuda para talleres de “niños” con discapacidad

Trabajan en una casa prestada. Urge que personas altruistas les donen un local

descripción de la imagen
Marta Caishpal (Izq.) es la maestra "ad honoren" del grupo. Foto EDH / Iris LimaEl producto que hacen lo venden para obtener fondos y comprar más material. Foto EDH/Iris Lima

Por Iris Lima comunidades@eldiariodehoy.com

2014-02-22 7:00:00

SANTA ANA. La graduación de 28 personas con diversas discapacidades en noviembre del año pasado de la escuela de educación especial Elisa Álvarez de Díaz fue la antesala de un camino cuesta arriba para los padres de familia de estos “niños”.

Cuatro meses después, 15 de ellos se encuentran en una pequeña sala de una vivienda particular, donde la mamá de una persona con síndrome de down presta el espacio para que puedan continuar con su taller de papel reciclado y manualidades.

Las palabras de la directora de la escuela especial, Lorena Varela de Villavicencio, durante el acto de graduación el año pasado quedaron en el limbo.

Ese día, aseguró que era la primera promoción que se iba de la escuela; y que le daba “tristeza, pero a la vez estamos contentos porque vamos a seguir colaborándoles fuera de la escuela”, dijo entonces.

Sin embargo, nada de eso ha ocurrido. Hoy por hoy, son los padres de familia de este grupo de personas con discapacidad y sobre edad los que se encargan de proveer de materiales a sus hijos para que puedan continuar activos.

Zoila Haydée Ventura es quien presta la vivienda para las reuniones diarias.

Ella explica que cuando la escuela realizó la graduación porque los niños no podían seguir asistiendo por la sobre edad, ella ofreció la sala de su casa para poder tenerlos.

“Los niños no se podían quedar sin hacer nada, inactivos, porque lo que han aprendido se les olvida y se retrasan. Es por eso que estamos acá, dispuestos a seguir apoyándolos en todo”, dice Ventura, madre de Karla Guadalupe, una joven de 27 años, que tiene síndrome de down.

Ella mejor que nadie conoce las necesidades de este grupo de niños; ya que, ha luchado durante más de dos décadas por mantener a Karla Guadalupe integrada en la sociedad.

Apoyo incondicional

Actualmente, tienen la ayuda de quien fue su docente en el año 2013 en la institución educativa pública.

Se trata de la maestra Marta Caishpal, que trabaja “ad honoren”; y quien al preguntarle su motivación para colaborar con ellos, escuetamente y con la voz entrecortada y lágrimas en los ojos responde con una corta pero contundente frases: “Me motiva el cariño”.

Luego, se recompone y explica que debido a que todos son adultos, si se dejan en casa, por su misma condición se deprimen. Mientras que al permanecer activos platican, trabajan y hasta bromean.

El objetivo es mantenerlos integrados y que continúen socializando con sus amigos, además de seguir desarrollando habilidades mentales y motoras.

Por su parte, los protagonistas de los talleres admiten extrañar la escuela; pero, coinciden en que les gusta tener a su maestra con ellos y continuar trabajando en la elaboración de manualidades.

Benjamín Portillo, de 26 años, y quien padece retraso mental dice que su labor en el proceso es elaborar el papel. Con ayuda lo licúa, lo coloca en moldes y luego lo pone al sol a secar. “Me gusta el taller”, afirma.

Mientras que Karla Guadalupe reconoce que le gusta hacer cajitas y tarjetas con corazones, que posteriormente venden.

Su madre explica que el producto final es vendido en algunas universidades privadas de Santa Ana, al igual que en instituciones de gobierno que les permiten el ingreso.

“Con el dinero de las ventas vamos comprando más material”, cuenta Ventura.

Angélica Segovia de Reina, durante 38 años ha luchado por sacar adelante a su hija Ana Josefa, quien también tiene síndrome de down.

Ahora, se ha sumado en la lucha por conseguir un local donde ubicar el taller de manualidades.