Obras del Sitramss afectan los accesos a hospitales General y Médico Quirúrgico

El acceso vehicular al MQ sobre la Juan Pablo II está cerrado por la construcción del Sitramss

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El congestionamiento sobre la 33a. Avenida Norte y la Alameda Juan Pablo II obliga a los usuarios a pasar sobre las mallas separadoras y caminar hacia la entrada principal del Médico Quirúrgico.

Por Angélica Santos nacional@eldiariodehoy.com

2014-01-23 9:00:00

César Alvarado, de 75 años, fue operado del corazón y recién sufrió una trombosis que le afectó la visión y motricidad. Desde que cerraron el acceso vehicular en la Alameda Juan Pablo II, el trasladarse a pie hacia, el hospital General, le resulta complicado, debido a la pérdida parcial de la vista.

Como él, hay centenares de usuarios de la tercera edad que deben caminar más de lo habitual para recibir la atención médica en cualquiera de estos centros hospitalarios.

Los cruces de calles y las restricciones para estacionarse complican a los conductores que desean dejar lo más cerca a sus parientes o clientes, que van en busca de atención médica.

En las zonas de los hospitales General y Médico Quirúrgico, los trabajos del Sitramss van a paso lento. Esa es la percepción de la población que, a diario, hace uso de esa arteria.

Una muestra, dicen los usuarios del transporte público y pacientes de ambos centros hospitalarios, son los congestionamientos que se forman en la calle Guadalupe y el bulevar Tutunichapa.

En esta arteria, algunos automovilistas y conductores de microbuses del transporte colectivo se desvían para incorporarse de nuevo a la Alameda Juan Pablo II.

Luego de hacer cruces prohibidos y malabares para salir del atascamiento que se forma en la 25a. Avenida Norte y el redondel de la 33a. Avenida Norte (cerca de Sertracen), rumbo a la Alameda Roosevelt, lo logran.

Salir de este enredo automotor puede costarles a los pacientes la pérdida de la tan anhelada cita, la cual han solicitado con muchos meses de anticipación.

Mientras, millares de salvadoreños se enfrentan a descuentos por llegadas tardes y sanciones, en el caso de los estudiantes que tienen clases en universidades o colegios situados en estas calles.

La mayor carga vehicular se registra entre las 7:00 de la mañana y al mediodía, ya que quienes circulan hacia el oriente, por el bulevar Tutunichapa, giran la derecha, buscando la calle Guadalupe para incorporarse a la Alameda Juan Pablo II.

Para llegar a esta intersección, Alberto López pasó cerca de hora y media en el embotellamiento, en busca de retornar a la Juan Pablo e ingresar al hospital General.

“Creo que los señores del Viceministerio de Transporte no pensaron en los usuarios de los hospitales que están en la zona. Yo vengo desde Santa Tecla y, para dejar a mi papá en la puerta, debo tomar varios atajos a fin de llegar a tiempo, pero (en esta ocasión) de nada sirvió”, manifestó López.

Sinsabores del Sitramss

Aparte de caminar, dice Marina Flores, otra usuaria del hospital General, debe apresurarse para cruzar la calle.

Ella asegura que es operada de la rodilla y esa limitación la obliga a caminar a paso lento y teme ser atropellada por algún conductor.

“Los taxistas no quieren meterse en el tráfico; si me vengo en bus debo bajarme por los dormitorios públicos y (luego) caminar hasta el hospital y subir gradas”, señala.

Don Roberto Cruz también vive el mismo dilema. A él le amputaron la pierna derecha y ahora camina con prótesis, apoyándose en un improvisado bastón.

Al intentar pasar por los separadores, el peso de la prótesis lo imposibilitó para levantarla, quedando atascado.

“Mire, nosotros los viejos somos los más afectados con este cierre. En el MQ la calle se vuelve un peligro para uno, ya que he visto a muchos caerse al tropezar con el ripio abandonado”, acotó Cruz.

Este centro hospitalario ha quedado aislado para los derecho habientes que transitan la Juan Pablo II.

Ahora lo hacen por los accesos ubicados sobre la 1a. Calle Poniente y la 25a. Avenida Norte, a la altura de la estación de bomberos.

Como los estacionamientos de éste son insuficientes, los familiares infringen la ley de Tránsito, estacionándose en el eje preferencial de la 1a. Calle Poniente.

El permanecer en la zona los hace vulnerables a ser sancionados, situación que afecta sus bolsillos .

” Si no hay dónde parquearme, entonces debo pagar $0.80 la hora, pero siempre me sale más de tres dólares porque las consultas y despacho de la medicina son lentas”, dice Álvaro Rodas.

El mayor problema para Rodas es la tardanza de los trabajos en este tramo, donde aún se observan las máquinas remover la tierra, tuberías que están siendo reubicadas y carriles incompletos.

Para los pequeños negocios que están al filo de la nueva acera, el polvo y el ruido, ahuyentan a los compradores.

La insalubridad en el área de estacionamiento de los bomberos también afecta a los transeúntes y comerciantes.

El mal olor de heces y orines es insoportable. Además, en horas de la noche, se convierte en un dormitorio público para los indigentes.

Asaltos y accidentes

Los actos de vandalismo, sobre todo en los alrededores del hospital Médico Quirúrgico, son frecuentes. Asaltos a los peatones y hurto de vehículos son los que más reportan las víctimas.

Una empleada de este centro afirmó que los ladrones y mareros acechan el lugar por la falta de presencia policial.

La oscuridad de la región hace más vulnerables a las víctimas, que se ven obligadas a transitar por la zona para llegar al Médico Quirúrgico.

Para los conductores, las colisiones son otro problema a enfrentar. Los virajes prohibidos y la ley del más fuerte imperan en las horas pico en estas arterias.