Cuantiosas pérdidas en negocios de la Juan Pablo por el Sitramss

Según afectados, las ventas se redujeron entre el 40 y el 50 %, debido a las obras realizadas en la alameda Juan Pablo II. Diciembre fue el peor mes

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Los comerciantes de la Juan Pablo II no solo han experimentado pérdidas económicas, algunos han debido modificar los accesos a sus negocios. Fotos edh / Marvin recinos

Por Tania Urías comunidades@eldiariodehoy.com

2014-01-27 8:00:00

De 40 clientes diarios que en promedio recibía Geovanny Ayala en su negocio, localizado entre la intersección de la Calle Concepción y la Alameda Juan Pablo II, la afluencia se redujo a cinco, cuando esta arteria fue intervenida por las obras del Sitramss.

Esto ocurrió en agosto y desde entonces, sus ventas han experimentado bajas de entre el 40 y el 50 %.

La escasez de clientes obligó al empresario a prescindir de al menos 10 empleados en 2013, cuyos salarios le fue imposible costear, debido a las enormes pérdidas económicas que experimentó a partir del último trimestre del año.

“Fueron diez empleados directos que tuvimos que despedir, pero cada uno tiene de tres a cinco miembros en su familia como mínimo, haga la cuenta…, pero no teníamos otra forma de enfrentar la crisis”, mencionó Ayala, de Venta de Madera y Aserradero La Oriental, un negocio familiar que ha permanecido en el mismo sitio por más de 25 años.

Según Ayala, todas las empresas, grandes o pequeñas, de la zona, han sufrido importantes bajas en sus ventas, durante los seis meses que llevan las obras en la Juan Pablo.

En su caso, los problemas aumentaron porque él recibe distribuidores de madera, cuyos camiones han realizado verdaderas hazañas no solo para llegar al aserradero, sino también para entrar y descargar el producto.

“Antes, en cinco minutos lograba ingresar un camión a dejar la madera, hoy, así como está la calle de estrecha, se nos ha dificultado muchísimo. La última vez el conductor (del camión) se tardó una hora para entrar, y provocamos una enorme trabazón”, dijo el comerciante.

Y aunque la calle ya está parcialmente abierta, Ayala sigue preocupado, ahora, le han quitado el ingreso de vehículos para clientes, debido a la reducción de unos seis metros de acera frente al parqueo del aserradero.

Ayala debe armarse de paciencia mientras los trabajadores del VMT aplican las placas de concreto en la acera para reducirla. “Vienen por ratos y nunca terminan” protestó.

Luego, deberá construir de nuevo la rampa que los mismos empleados del VMT destruyeron, y que permitía el ingreso de carros a su negocio.

A unos metros de ahí, otra empresa similar, Venta de Madera El Volcán, también han sufrido pérdidas económicas que oscilan en una reducción del 50 % de ingresos por día, en 2013.

“Cuando la calle estaba cerrada, hubo días que no se vendió nada, eso para un negocio pequeño es gravísimo”, expresó uno de los encargados, que prefirió obviar su nombre.

El afectado explicó que también han tenido dificultades para descargar la madera, debido a la estrechez de la calle.

Los camiones deben estacionarse en un delgado pedazo de acera, porque ya les es imposible entrar al aserradero y los trabajadores suelen caminar unos tres metros desde la calle hasta la bodega, descargando sendas y pesadas tablas.

En este negocio, que contaba hasta junio con ocho empleados, la planilla fue reducida a seis y todavía siguen sin recuperarse de lo poco que se vendió en 2013.

A unos pasos del aserradero, una comercial, una ferretería y una venta de helados, cerraron sus puertas entre octubre y diciembre, según sus vecinos, porque no pudieron con la crisis económica que generaron las obras del Sitramss en la Juan Pablo II.

Al otro lado de la calle, a unos pasos del parque Centenario, un pequeño negocio llamado “Bordados Embroidery”, con apenas cuatro empleados, también ha sufrido los estragos económicos que el Sitramss trajo a la zona.

Don Francisco García, el dueño, dice que de $1000 que ganaba en una semana, llegó a recibir menos de 400.

Durante los peores días, cuando el tráfico en la Alameda prácticamente se detuvo, tuvo que producir la mitad de las camisas que elaboran y bordan, enviar con vacaciones obligadas a alguno de sus empleados y hasta prestar dinero, para lograr mantener a flote su modesta empresa.

“No despedimos a nadie porque no es justo, pero estas obras han sido un problema duro para nosotros. Teníamos clientes que venían de Soyapango, de San Martín, de Cojute…y debido a esto (las obras), se fueron con otras empresas…”, se lamentó don Francisco.

Encargados de otros negocios como Bicigarlo, Panadería El Rosario, Autoinstala Todo, entre otros, también registraron pérdidas de entre el 40 y el 70% durante los seis meses que lleva el proyecto en la Juan Pablo.

Diciembre, uno de los meses en que la actividad económica aumenta y la mayoría de negocios logran importantes ganancias, fue para los empresarios de la zona, que fueron consultados, uno de los peores.

“(En diciembre de 2013), vendimos menos de la mitad de lo que se vendió en diciembre de 2012. Venían por pasteles, pero no como en otros años…”, mencionó Karen Pérez de Panadería El Rosario, donde dos empleados también fueron cesados de sus puestos, debido a la reducción en los ingresos.

Resienten falta de consulta

El kilómetro 3.4 de la Alameda Juan Pablo II ha sido intervenido por obras del Sitramss desde agosto pasado.

En la zona hay centenares de negocios de los más variados rubros: sorbeterías, imprentas, aserraderos, pupuserías, comedores, distribuidores de aires acondicionados o chocolates, zapaterías, librerías y más.

En un pequeño recorrido se pudo verificar varios rótulos de negocios cerrados en los que se anuncia el alquiler de los locales.

Empresarios vecinos a estos, aseguraron que el cierre se debió a la inseguridad en el área, pero sobre todo a que muchos dueños no pudieron sostenerse, por que las obras del Sitramss provocaron una marcada reducción de clientes y como consecuencia, una crisis.

Según los empresarios consultados, cuando las obras estaban en su apogeo, algunos negocios no recibieron ni un solo cliente. Sostener las empresas pese a las pérdidas, no fue fácil para nadie.

Algunos de los afectados resintieron la falta de diálogo por parte de los encargados del proyecto que- según dicen- nunca les explicaron en detalle las obras, ni cómo estas les afectarían directamente.

Hoy, aunque la Juan Pablo ya está parcialmente abierta y comienza a circular el transporte público, muchos negociantes no le ven lo positivo a la obra.

“Yo le veo un beneficio mínimo, porque la calle ha quedado estrecha y eso provocará un problema de tráfico serio y reducirá el ánimo de compra de la gente, que antes solía venir acá”, mencionó Geovanny Ayala, de Aserradero La Oriental.

“Con este proyecto han fallado en muchos aspectos, no hubo pláticas previas con nadie de por acá…nadie se reunió con comerciantes de la zona y eso que la Juan Pablo ha sido una calle tradicionalmente comercial”, añadió Ayala.

Tanto él como el resto de dueños o encargados de negocios entrevistados, mantienen una expectativa poco optimista respecto al término de la obra.

Esto último porque se han estrechado calles y eliminado áreas para estacionamiento, lo que ya ha provocado pérdidas de clientes, que la mayoría de comerciantes, dudan que regresen.

“Puede que la calle quede lista, pero los clientes que teníamos ya se fueron con otros, recuperarlos es casi imposible”, concluyó don Francisco, de Bordados Embroidery.