MS cobra renta a camiones areneros enfrente de la PNC

Detienen los camiones cargados de arena y a cada uno le exigen un dólar Extorsiones han comenzado hace poco menos de un mes. Víctimas desconfían de la Policía local que, al parecer, no hace nada por evitarlo

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La voz sobre que la MS de Changallo y Joya Grande extorsiona a camiones areneros se ha corrido hasta Santo Tomás.

Por sucesos@eldiariodehoy.com

2013-12-02 6:00:00

Entre el puesto policial del cantón Changallo (Ilopango) y la salida del estrecho pasaje de la colonia San Gerardo, donde permanecen varios miembros de la mara Salvatrucha que cobran renta a camiones que fletan arena, median unos 100 metros de distancia, pero están en línea recta, por lo que los policías y mareros mantienen contacto visual entre sí.

Pese a esa cercanía, los mareros no se inhiben de cobrar un dólar a cada camión que pasa cargado de arena, tanto si sale para el lado de Ilopango como si sale por el lado del municipio de Santo Tomás. En este último caso, el cobro de la renta es exigido en el empalme de calles que lleva hacia los cantones Joya Grande y Changallo, ubicados en las riberas del lago de Ilopango.

La “renta” a los camiones areneros la impusieron hace aproximadamente tres semanas. Eso lo confirman camioneros y personas que a diario presencian cómo los delincuentes detienen los camiones cuando van a traer arena o cuando ya van cargados. Si alguno se resiste, mostrarle una pistola es suficiente amenaza; sin palabras.

En el estrecho pasaje de la colonia San Gerardo cualquier automovilista puede percatarse de la presencia de mareros, aunque también, varios metros desde la otra orilla de la calle polvorienta, se ven los conos anaranjados detrás de los cuales generalmente permanece un policía frente a un escritorio mientras otros más deambulan por el lugar cuidando autos decomisados por diversas razones y que van a parar al depósito policial.

“La Loba” es el apodo de apenas uno de una veintena de pandilleros que se turnan para rentear a los camioneros, quienes prefieren guardar silencio sobre el “impuesto” que pagan desde hace unas tres semanas.

Changallo y Joya Grande, alta presencia de mareros

Además de La Loba están El Cigarro, El Che, El Pato, El Mimo y El Moto. Estos viven en la colonia San Gerardo, una colonia del cantón Changallo. Pero también están El Mecha, los Nietos de Cayetano, los Nietos de Nicolás, El Rufo y El Lucio.

En estos lugares, la gente señala como cabecillas a otros dos pandilleros apodados El Gorgojo y El Piscucha.

En el lado del cantón Joya Grande (municipio de Santiago Texacuangos) están El Tancho, el Cara de Caballo, El Colmillo, El Chimbolo, Jaime, Noé y El Chamuco. Este último es señalado de ser el cabecilla.

En este cantón, el pasado 9 de agosto, un exmilitar salvadoreño-estadounidense fue acribillado junto a su madre supuestamente por varios miembros de la Salvatrucha.

Edwin Giovanni Rodríguez Rivera, de 46 años, y su madre, María Ester Rivera Tamayo, de 68, estaban en su casa situada en el lugar conocido como La Abarrotería cuando varios hombres armados irrumpieron y dispararon contra madre e hijo.

Vecinos de Joya Grande aseguran que en ese asesinato participó el Cara de Caballo.

A los vecinos de Joya Grande y Changallo les parece raro que sus comunidades se hayan infectado de mareros, pero les parece aún más extraño que la Policía sepa dónde vive cada uno de ellos, sus apodos y funciones, y no haga nada.

Un “negocio” rentable

Algunos vecinos afirman que a diario entran unos 50 camiones a comprar arena, aunque la cantidad, explicaron, que podría ser mayor.

Agregaron que la hora de más afluencia es desde las 4:00 hasta las 9:00 de la mañana.

Durante un recorrido hecho por El Diario de Hoy, al mediodía, tanto en Changallo y Joya Grande se comprobó que entre cuatro a seis camiones entraban a cargar o salían cargados de arena, en lapsos de 10 minutos.

Pero en caso de que fueran 50 camiones diarios los que son renteados, los mareros estarían recogiendo 1,500 dólares mensuales.

Tanto en Joya Grande como en Changallo y otros caseríos, muchos lugareños se ganan la vida extrayendo arena de los ríos que desembocan en el lago de Ilopango.