Banda de cuatreros condenada tras ocho años de persecución

"Lavaban" cartas de venta con lejía de cal, luego las llenaban con la descripción de las vacas robadas para venderlas

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Pastor Turcios Pérez y Víctor Manuel Paz, cuando fueron capturados en febrero 2004. Foto EDH / Archivo

Por Jorge Beltrán Luna sucesos@eldiariodehoy.com

2013-12-21 7:00:00

Pastor Turcios Pérez tenía más de una década de dedicarse al robo de ganado. Solo dejaba de hacerlo mientras estaba preso o su camión estaba decomisado. Sus malandanzas en el cuatrerismo las comenzó hace más de una década durante la cual cayó preso varias veces pero siempre logró salir bien librado.

En Cojutepeque, donde residía con su familia, mucha gente que lo conocía sabía a lo que se dedicaba: robar ganado junto con su hermano, José Turcios Pérez. Una de las últimas ocasiones en que lo capturaron fue en agosto de 2008. Lo arrestó la Unidad Elite contra Crimen Organizado de la Fiscalía.

Pero a saber por qué, ni esa unidad especializada en crimen organizado logró que los hermanos Turcios Pérez y su banda fueran condenados por robar cientos de cabezas de ganado a ganaderos de Cuscatlán, Chalatenango, La Libertad y San Salvador… Y ya con la carretera Longitudinal del Norte construida, a ganaderos de Metapán y Texistepeque.

La Carretera Longitudinal del Norte amplio el campo de operaciones de la banda de cuatreros de Turcios Pérez… Pero también fue lo que al final lo llevó a que, por fin, fuese condenado a 16 años de prisión. Se la impuso el Juzgado Especializado de Sentencia de Santa Ana hace una semana.

En abril de 2011, la banda de Turcios Pérez, aprovechando la nueva carretera se lanzó a robar ganado en Santa Ana. En menos de dos años, hasta junio de 2012, la estructura de cuatreros ejecutó 15 robos de ganado afectando a 18 ganaderos de los municipios de Texistepeque y Metapán, según consta en el proceso judicial del Juzgado Especializado de Sentencia de Santa Ana.

Pero ese fue su error. La Unidad de Patrimonio Privado de la oficina en Santa Ana de la Fiscalía General de la República investigó uno a uno los casos y con la ayuda de un miembro de la banda a quien le dieron beneficios penales, lograron que el juez Carlos Linares Ascencio les impusiera penas de entre ocho y 16 años de prisión a los seis que finalmente llegaron a la etapa de sentencia.

Crimen organizado

De acuerdo con el juez Linares Ascencio, las actividades que realizaban los seis condenados podría calificarse como de crimen organizado aunque con sus actividades delincuenciales no hayan asesinado a ninguna persona, según la investigación hecha por fiscales de Santa Ana.

De acuerdo con Linares Ascencio, la banda tenía contactos con empleados de diversas alcaldías que le facilitaban copias de “cartas de venta” (documento que acredita la propiedad de un semoviente) y otras veces, se las proporcionaba Chepe Tetunte, apodo de Francisco García Efigenio, quien recibió una condena de ocho años de prisión.

De acuerdo con el relato que ha hecho el criteriado (miembro de la banda con beneficios penales a cambio de colaboración) algunas veces las cartas de venta eran proporcionadas en blanco pero cuando no podía conseguirlas así, utilizaban algunas que ya estaban manchadas, a las cuales les borraban lo manuscrito con lejía de cal.

Esa artimaña, según el delincuente beneficiado judicialmente, permite lavar un documento sin que se borre lo que está escrito en imprenta.

Hecho eso, Héctor William Hernández, apodado Ojo Gacho, procedía a describir en ellas las características de los semovientes que habían robado. Eso lo hacían en el lugar mismo de donde sustraían los animales para que, en caso de ser detenidos por algún retén policial, se probara la propiedad de los animales que transportaban.

Según el proceso judicial, antes de meterse a los potreros a robar las vacas, la banda ya tenía listos los compradores quienes estaban conscientes del origen ilegal de los semovientes.

Vacas engañadas

En el proceso judicial consta que una forma de acercarse a los semovientes o que estos se acercaran a los miembros de la banda que llegaban hasta los potreros, era dándoles sal.

Pastor Turcios Pérez siempre cargaba un maletín con sal en el camión cuando iban a cometer un robo de ganado.

Llegando a los potreros se ponían sal en las manos o en algún recipiente y cuando los animales se acercaban, las lazaban y las conducían hasta donde estaba el camión en que las transportaban.

Inicialmente, la Fiscalía de Santa Ana acusó a 17 hombres que según la investigación desempeñaban diversas funciones dentro de la banda.

Sin embargo, hasta la etapa de sentencia solo llegaron seis quienes fueron enviados a diversos centros penales a cumplir sus condenas.

Pastor Turcios Pérez ya había sido atrapado varias veces por robar ganado en Nueva Concepción, Aguilares, San Juan Opico, San Pablo Tacachico… Lo capturaban y siempre salía libre luego de días o meses. Hoy tendrá que descontar 16 años de prisión.