Millares visitaron cementerios para honrar a sus difuntos

Miles de familias acudieron a los camposantos para recordar y honrar a sus seres queridos

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Millares visitaron cementerios para honrar a sus difuntos

Por Ricardo Guevara comunidades@eldiariodehoy.com

2013-11-02 7:00:00

Cada 2 de noviembre, millares de salvadoreños rinden tributo a los seres queridos que han partido.

Ayer, desde primeras horas de la mañana, familias completas iniciaron su peregrinaje hacia los diferentes cementerios del país.

Equipados con mochilas, bolsas, recipientes con agua y sombrillas, llegaron a los diferentes camposantos, tanto privados como municipales, para rendir tributo a sus familiares fallecidos.

Muchos estaban dispuestos a permanecer el día entero en los cementerios, donde se organizaron diversas actividades para los visitantes.

En las calles aledañas a los camposantos se produjeron sendos congestionamientos vehiculares.

Afuera, los visitantes se apresuraban a comprar flores sobre todo artificiales, para adornar las tumbas de sus seres amados.

“Desde que murió mi hijo, siempre vengo a enflorar y a limpiar su tumba, no importa que hayan pasado 21 años de su muerte, él siempre vive en mi corazón”, dijo Lilian Ramos, quien había viajado desde Santa Ana para acompañar por unas horas a su pariente difunto, en un cementerio jardín de San Salvador.

Luego, ella continuaría su recorrido hacia un camposanto público en el que visitaría la tumba de otro familiar, que falleció hace varios años.

En los camposantos privados, la afluencia de público también fue abundante, a pesar de los fuertes rayos del sol y del sofocante calor.

En estos lugares hubo oficios religiosos para los fieles católicos y cristianos.

Además, los dolientes disfrutaron de conciertos de música instrumental y elevación de globos, entre otras actividades.

No podían faltar también los tradicionales platillos de esta temporada, las hojuelas con miel, las minutas, las pupusas y las papas fritas.

Cementerios públicos

Los cementerios La Bermeja, Los Ilustres y General, en San Salvador, lucieron con mucha afluencia de personas que llegaron a enflorar a sus seres queridos desde muy temprano. Al igual que los camposantos privados, aquí se podía encontrar una variedad de comida y bebidas.

Los comerciantes de productos informales hicieron literalmente su “agosto” con las ventas, ofreciendo flores artificiales y naturales.

No podían faltar los niños y adultos que por un par de dólares ofrecieron ayuda para limpiar de maleza las tumbas o pintar de nuevo las lápidas.

“Mientras esté viva, voy a seguir viniendo a la tumba de mi padre, él ya está viviendo en la eternidad”, dijo Juana Aguilar, quien tiene más de 20 años de visitar la tumba de su progenitor.

Sin embargo, durante estas fechas no todos los difuntos son recordados con la misma devoción, ya que existe una buena cantidad de sepulcros que permanecen abandonados y confinados al olvido.

En algunas tumbas incluso los nombres de los fallecidos se han borrado por el paso del tiempo y ya no existen cruces en las que se puedan depositar arreglos florales.

Recordar es volver a vivir y para los salvadoreños el 2 de noviembre es la fecha para conmemorar a los familiares y amigos que ya han partido.