Michael Liles: “Cada tortuga carey vale oro”

La bahía de Jiquilisco es sitio de anidación, forrajeo y descanso de esta especie

descripción de la imagen
El guatemalteco tiene una amplai trayectoria en el automovilismo regional. Foto EDH/ Nelson Figueroa

Por Lilian Martínez nacional@eldiariodehoy.com

2013-11-09 8:00:00

Mientras se siguen sumando muertes de tortugas golfinas, baules y prietas en el Pacífico centroamericano, las carey, en estado crítico de extinción según la Unión Mundial del Medio Ambiente (UICN) tampoco están a salvo.

En lo que va del años, seis de estos especímenes han sido encontrados muertos en aguas y playas de la había de Jiquilisco o en su bocana. El humedal es considerado el sitio de anidación de 200 hembras de carey, casi la mitad de las 500 que sobreviven en el Pacífico Oriental.

¿Las causas? Michael Liles, de la Iniciativa Carey del Pacífico Oriental (Icapo) considera: “Dos probablemente murieron por la pesca con explosivos y dos por otras diferentes tipos de pesca con redes. Otro por un barco camaronero, un macho, ahí en la bocana de la Chepona, de la bahía”.

Al cuestionar al biólogo sobre porqué afirma que un macho de carey murió debido a un barco camaronero responde: “Aunque hay una ley que dice que los barcos tienen que respetar tres millas de costa, siempre hay una presencia de barcos adentro de esas tres millas. Lastimosamente es donde la mayoría de tortugas se concentran en su época de anidación”.

Liles asegura que cuando salió la carey macho muerta “hubo como tres barcos pescando durante tres días ahí, en la mera bocana de la chepona y donde sabemos que las tortugas carey se aparean”.

El biólogo explica que los machos esperan a las hembras “justo atrás de los tumbos de las bocanas” para aparearse. Por eso afirma que el macho muerto tuvo “interacción con los barcos”.

Cuando ven los barcos cerca de la bocana ¿lo denuncian a Cendepesca? Liles asegura que sí. Además, informan al MARN y a la PNC. En sus palabras: “Lastimosamente no ha habido una respuesta concreta de cómo se podría no solamente denunciar, sino también tener una reacción en el momento. Porque muchas veces los barcos aparecen, pasan un día, tres días y se van a otro lugar”.

Por ello, el biólogo insta a las autoridades de pesca a que tomen cartas en el asunto: “No solo para que se respeten las tres millas, sino también para asegurar que los barcos estén usando el TED”.

Si alguien piensa que se da demasiada importancia a las muertes, porque “hay miles de tortugas en el mar”, Liles recuerda que en la bahía de Jiquilisco anida la mitad de las 500 hembras que quedan en los 15 mil kilómetros de costa que hay desde Baja California (México) hasta Perú.

Reconoce que especies como la golfina son más abundantes, pues aún hay 6 millones en los océanos. Pero el caso de la carey es diferente: “Si hablamos de uno, dos o tres individuos menos es un golpe fuerte a la población, porque ya está en el punto de extinguirse. No es como la golfina, que tiene el lujo de poder perder hasta cientos de individuos. La carey, cada uno vale oro y así lo deberíamos estar viendo el asunto”.

La tortuga prieta está en un mejor estado que la carey pero menor al de la golfina. La baule, reconoce Liles, está peor que la carey, pues quedan menos de 500 especímenes y suelen ser víctimas de la pesca con “long line” o palangre. Pero en El Salvador probablemente anidan solo veinte baules al año.

Por ello, la carey recibe la mayor atención de Liles. Además de denunciar las muertes y promover los nidos in situ, desde Icapo desarrolla una investigación para determinar cuántos carey juveniles hay en la bahía y conocer de qué se alimentan.