País sin una política que frene oferta de consumo de drogas

La sustancia ilícita se comercializa en cualquier sitio y el Estado solo se limita a realizar algunas capturas Expertos recomiendan al Gobierno crear una política antidrogas orientada a la Salud y derechos humanos

descripción de la imagen
Los decomisos y las capturas no bastan para combatir la drogadicción, aseguran los expertos. FOTO/ARCHIVO

Por Jaime López sucesos@eldiariodehoy.com

2013-11-02 7:00:00

Las políticas antidrogas pareciera que han fracasado en el país, los sitios de comercialización en vez de reducirse han proliferado, ahora el consumidor no tiene que caminar mucho para abastecerse de sustancias prohibidas.

La droga se vende como cualquier artículo de la canasta básica en los parques, esquinas de colonias, centros educativos y zonas residenciales.

“La política de nuestro país es clara en cuanto a oferta de drogas: erradicar y combatirla; sin embargo, la droga está a disposición del consumidor”, afirmó el jefe de Toxicología del Ministerio de Justicia y Seguridad Pública, Ricardo Cook.

Para citar un ejemplo, hace menos de un mes, en una escuela de San Bartolo, en Tonacatepeque, dos alumnos menores de 15 años, fueron expulsados al ser descubiertos mientras se endrogaban dentro de la institución.

La comercialización del ilícito se ha incrementado con la proliferación de las pandillas, utilizadas por el narcotráfico para narcomenudeo y los niños son sus principales víctimas y clientes, aseguran los expertos.

Aunque la edad en la iniciación de la droga no ha variado en los últimos años, –12 años– no es extraño que en “situación de calle” infantes entre 5 y 8 años, hayan dado ya sus primeros pasos en el mundo del vicio.

Especialistas estiman que frente a esta realidad, el Estado ha respondido con reprensión: capturas y decomisos; pero la medida solo ha golpeado a las personas que se dedican al narcomenudeo y no tanto a los grandes narcotraficantes que los abastecen.

Según la Policía, solo en 2012, casi tres mil personas fueron detenidas en el país por tenencia ilegal de droga.

A juicio de profesionales en el tema, las iniciativas de control y prevención del ilícito ha sido ineficiente porque no ha frenado el narcotráfico, al contrario ha dejado secuelas de estigmatización laboral, familiar y educacional.

Mujeres presas por droga

Un estudio basado en el cometimiento de delitos vinculados a la droga en cárcel de Mujeres realizado por Fundasalva, reveló que entre un 60 y un 70 por ciento de las reclusas purgan una condena por tenencia, comercialización y narcotráfico de droga.

A esto se suma que “con la droga se pueden cometer delitos bajo sus efectos, en estado de abstinencia o en el sistema de distribución.

La investigación lo confirmó, porque un 10 por ciento de las mujeres, descuenta una pena por haber cometido un delito bajo los efectos de la droga. Una de las propuestas es la legalización del consumo, lo que reduciría el número de prisioneros por narcotráfico y el hacinamiento carcelario.

Pero, ante esta solución, se preguntan: “será que solo de forma legal se va a conseguir la droga o seguirá habiendo competencia entre los narcotraficantes, al igual que sucede con el agua ardiente, que hay cantinas legales pero también destiladoras ilegales que fabrican artesanalmente guaro chaparro”, se preguntó el director de Toxicología.

En el país, no es delito tener hasta un máximo de dos gramos de droga, como parte de su consumo personal.

De ahí, que la despenalización por el consumo no es necesario como estrategia para desestimular el comercio clandestino y que complica la labor de control de las autoridades. “En el país es penalizado la tenencia, producción, cultivo, comercialización”, explicó Cook.

La pregunta es: ¿tendrá el mismo efecto en el ser humano dos gramos de marihuana que dos gramos de mentafetamina cristalizada?

Ante las posibles diferencias en sus repercusiones, las autoridades consideran inaudito que se haya dejado un portillo abierto para un consumo mínimo de dos gramos.

Actualmente, en los casos en que la persona ha sobrepasado la dosis permitida de tenencia, la pena no excede los tres años (que son excarcelables), o los jueces demandan tratamientos antidrogas.

Una de las propuestas para bajar la oferta y el consumo de drogas ilegales en el país es crear leyes más eficaces y efectivas, que impliquen un control más fuerte, que incluya programas de prevención, atención y reinserción social de las personas adictas.

Recientemente en el país se desarrolló el “primer simposio sobre políticas de drogas”, con la participación de una treintena de representantes de organismos nacionales e internacionales sobre todo del Cono Sur, vinculados al estudio y lucha contra la drogadicción.

Al final del encuentro, los expertos coincidieron en que las políticas antidrogas en el país no han dado los resultados de reducción de venta y consumo; porque no han sido abordadas “adecuadamente desde la perspectiva de salud y derechos humanos (al ser represivos y penados)”.

“Si en el mercado de la droga no hay desabastecimiento es porque están fallando los mecanismos de control de la oferta” reiteró el toxicólogo.

No hay duda, que si las políticas prevención y control de sustancias psicotrópicas fallan, es porque el narcotráfico está enquistado en las estructuras de poder que controlan el país.

Además porque suspicaz y seductormente han comprado voluntades de jueces, policías, agentes aduanales, políticos, reiteró Cook.

Drogas legales

La situación es más compleja con las drogas “legales” como el cigarrillo y las bebidas alcohólicas; porque según los expertos se comercializan sin control, provocan adicción y muchas muertes al año.

Un reporte del Ministerio de Hacienda reflejó que en 2012 se redujo un 17 por ciento el ingreso por impuesto en venta de tabaco, pero se incrementó en el mismo porcentaje con la venta de cerveza. La entidad sostuvo que el 90 por ciento de los salvadoreños ha consumido alguna vez en su vida bebidas embriagante.

El funcionario explicó que la cerveza es considerada como una bebida refrescante, de ahí que “el 64 por ciento de la población alcohólica en El Salvador es cervecera y solo el 36 por ciento es licorera”.

El 55 por ciento sigue el consumo en sus vidas y el 10 por ciento representa problemas para el sistema de salud porque ingiere alcohol etílico.

En el país hay más de 150 centro de tratamiento pero ninguno logra la tan ansiada rehabilitación.