La mayoría de los centros escolares de los departamentos de San Vicente, La Paz, Cabañas y Cuscatlán ya contrataron a los sastres y costureras que van a confeccionar el primer uniforme escolar.
Este proceso se inició el pasado 10 de octubre y culminará el 30. A esos sitios le han seguido Chalatenango, La Libertad y Santa Ana.
Según datos provistos por el Ministerio de Educación (Mined), hasta el 16 de octubre un total de 922 instituciones de Parvularia y Educación Básica habían cerrado trato con 526 proveedores de este rubro, de los 3,383 que se espera participen.
Una nota informativa del Mined subraya que hasta esa fecha las adjudicaciones de contrato implicaban $4.1 millones de dólares. No obstante, la inversión total rondará los $18 millones. El año anterior ese monto fue de $17.8 millones.
Mélida de Barrera, directora nacional de Administración de esa cartera de Estado, dijo durante el cierre de las ferias de calzado, que en el tema de la confección de los dos uniformes se invertirá un total de $26 millones .
La funcionaria precisó que la tela para el primer traje prácticamente estaba comprada y estaban planificando la distribución.
“Ya se comienza a distribuir la tela en la primera semana de noviembre”, precisó la representante de Educación.
La meta institucional es empezar la entrega del primer uniforme a los alumnos en enero, antes de que empiece a correr el tiempo en que las escuelas se preparan para servir como centros de votación de cara a las elecciones presidenciales.
Sin embargo, los directores no solo esperan que los tiempos de entrega se cumplan, sino también el desembolso temprano de fondos para el pago de los proveedores.
Algunos docentes explicaron que los procesos de contratación de los proveedores, a través d e las ferias escolares, cuentan ahora con seis pasos, aunque se han agilizado.
Los directores y padres de familia se inscriben en cuanto llegan y los técnicos de Educación les brindan orientación.
Luego visitan el espacio asignado a los proveedores donde analizan ofertas, y al mismo tiempo revisan la calidad de la confección. Luego digitan el contrato y realizan un segundo control de calidad, para finalmente hacer legal el contrato.
Los profesores y padres de familia reconocen que las personas que ofertan sus servicios de confección han demostrado trabajo de calidad.