MS-13, la autoridad real en comunidad Rivas Vásquez, Mejicanos

Familias de pandilleros se han apoderado de la comunidad. Mara decide quién continúa viviendo en el lugar y quién debe marcharse. Población se siente desamparada por la PNC

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Todos los pasajes de la Comunidad Rivas Vásquez tienen portones y es obligación de los vecinos mantenerlos con llave.

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2013-10-20 7:00:00

En la comunidad Raúl Rivas Vásquez, en Mejicanos, salir o entrar y olvidarse de echar llave a alguno de los portones puede significar un llamado de atención, la primera vez; pero no hay disculpas para una segunda ocasión. Si esto sucede, simplemente el olvidadizo vecino recibe la orden de desocupar la casa, de marcharse de la comunidad. “Para no matarlo, mejor váyase”.

Y así, una vez que las familias enteras han abandonado las casas, se requiere el trabajo del Gordo Motero, un cerrajero que se encarga de cambiar las cerraduras de las casas que son abandonadas y luego entregadas a familias de otros pandilleros o alquiladas a cualquier persona afín a la mara Salvatrucha (MS), agrupación criminal que es la verdadera autoridad en dicha comunidad.

Eso es lo que ha ocurrido con decenas de familias fundadoras de la Rivas Vásquez, donde los mareros tienen los suficientes contactos policiales para saber cuándo una patrulla entrará al lugar o cuándo será realizado un operativo policial en esa zona.

Al parecer, un sargento de Mejicanos les pasa esa información a tiempo para que El Champero, un taxista cómplice, traslade las seis u ocho armas de fuego hacia la Comunidad San Luis u otras aledañas, según afectados.

La comunidad Rivas Vásquez es dominada por unos 20 o 25 miembros de la MS, entre los que está el Keyta, el Gerson o Caballo, estos junto a el Chuky son las cabezas más visibles, quienes dan las órdenes, pero también quienes las ejecutan.

Fuentes policiales aseguran que esos dos mareros participaron en el ataque contra un maestro y un estudiante de la escuela Fe y Alegría, en Mejicanos, cuando ambas víctimas se hallaban en una cancha de fútbol.

El ataque iba dirigido contra el menor de edad, presunto miembro de la pandilla 18, pero el profesor quiso interceder por el estudiante y también lo balearon.

Pero ¿por qué la belicosidad y violencia de ese grupo de la MS? La respuesta, según vecinos y fuentes policiales, es que buena parte del municipio de Mejicanos es dominado por la 18. De hecho, los afectados aseguran que es este grupo el que domina el sector conocido como La Super Manzana, distante 100 metros de la Rivas Vásquez.

Portones con candados y destierro de familias

Es por lo anterior que la MS ha “blindado” su territorio, instalando portones en cada acceso de esa comunidad, los cuales deben permanecer con llave para evitar incursiones de pandilleros rivales.

Pero el “blindaje” de la MS va más allá de portones y candados: todo aquel vecino o grupo familiar al que le descubren que tiene algún parentesco lejano con algún miembro de la pandilla rival es expulsado de la comunidad y si se resiste, simplemente es eliminado.

Por esa razón fue que mataron a Narda Azucena Lazo García, de 32 años, el pasado 30 de junio. La ultimaron en su vivienda, la número 3 del Pasaje Alfonso Flores.

Los mareros descubrieron que ella era prima de el Chele Ladilla, un miembro de la pandilla 18. Le advirtieron que se fuera. No hizo caso. La noche del 30 de junio irrumpieron en su casa y la acribillaron a tiros.

Eliminar a posibles orejas de la pandilla contraria es una forma de protegerse.

Incluso, el grupo delincuencial llegó al colmo de expulsar, literalmente, a una familia fundadora de esa comunidad, solo porque una mujer tenía un negocio de pupusería en un territorio dominado por la pandilla rival.

Familias empoderadas

En la comunidad Raúl Rivas Vásquez, no todas las familias viven a merced de la voluntad de la MS, pagando extorsiones o colaborando con lo que ellos ordenan, tal como lo hicieron con la compra de copias de llaves, a dos dólares cada una, para tener derecho a salir y entrar de la comunidad.

Hay grupos familiares que se han apoderado de esa comunidad y que hoy son quienes deciden por el resto. Por ejemplo, fuentes policiales mencionan a un grupo familiar de apellido Luna, a otro de apellido Guardado y a un tercero de apellido Menjívar.

Las fuentes policiales explican, sin embargo, que no son todos los Luna o todos los Guardado o todos Menjívar, que viven en esa comunidad, se están lucrando o son cómplices del grupo delincuencial.

De acuerdo con investigadores policiales, algunas familias se han apoderado por la relación de algunos de sus miembros jóvenes con la estructura criminal de la MS.

En otros casos, algunas adolescentes se relacionaron con cabecillas salvatruchos. Tal es el caso de Carolina, una menor de edad quien, por ser la mujer de un cabecilla, suele decidir a veces qué grupo familiar cometió alguna falta por la cual debe abandonar la comunidad.

La mujer es además quien recoge las extorsiones y decide si a tal o cual vendedor rutero, de los pocos que aún ingresan a la comunidad, se le debe restringir el paso.

Además también se encarga de abrir cualquier portón de la comunidad a los pandilleros que van en huida tras cometer cualquier crimen.

Según las fuentes, ella fue quien estuvo esperando al Keyta y al Caballo para que se metieran pronto a la comunidad luego de que atacaran a balazos al profesor y al estudiante de la escuela Fe y Alegría, hecho que fue cometido el pasado 14 de agosto.

Esas familias son las que han comenzado a montar negocios, como tiendas y ventas de tortillas, para reemplazar las que fueron cerradas por familias que decidieron marcharse de la Rivas Vásquez, bien por su propia voluntad, al ver el empeoramiento de las circunstancias de seguridad, o porque fueron coaccionados por los mareros para desocupar las casas y, en algunos casos, hasta para entregar las escrituras del inmueble, aseguran las fuentes policiales.

Esto último no sucede, es decir, la gente no les entrega los documentos, pero igual tienen que abandonar sus casas que en muchos casos son el único patrimonio familiar que lograron amasar a lo largo de décadas de trabajo.

Casas destroyer

El Diario de Hoy publicó el domingo anterior que, en el último año, no menos de 70 familias de la comunidad Raúl Rivas Vásquez habían abandonado sus viviendas por presión de las maras.

Las fuentes explicaron que de esas 70 familias, unas 20 o 25 abandonaron la comunidad en los últimos tres meses.

Las fuentes agregaron que esa comunidad siempre ha sido conflictiva, debido a lo próxima (solo una calle de por medio) que está la Super Manzana y la comunidad 13 de Enero, ambas zonas dominadas por el barrio 18.

Este año las circunstancias de seguridad han empeorado. Las fuentes policiales no descartan que en esa comunidad haya varias personas enterradas en los patios o dentro de las casas que ahora el grupo criminal ocupa como casas destroyer (guarida), como la casa 21 bis, del Pasaje 5.

En esa casa asesinaron a una mujer cuyo cadáver apareció embolsado en una calle de Ciudad Merliot, hace varios meses.

Las fuentes indican que no es raro ver a grupos de pandillas sacando tierra de algunas casas. Sin que la gente les pregunte, ellos explican que van a cambiar el ladrillo de piso por cerámica, pero luego de semanas, el piso de tales casas sigue siendo del ladrillo original, el que le puso la familia que fue expulsada.

Con televisión por cable pirateada

En la comunidad Raúl Rivas Vásquez, las casas donde viven los mareros son las que más lujo ostentan.

Todas las casas donde viven mareros tienen televisión por cable, afirmaron las fuentes. Servicio por lo cual no pagan ni un centavo, pues han tomado la señal de forma ilegal, afirmaron fuentes policiales.

Una empresa de telefonía y televisión por cable intentó entrar a poner cable a la comunidad, para evitar que le robaran la señal, pero fueron expulsados por los mareros.

Los criminales amenazaron a los empleados de la empresa con que, si volvían a entrar a la comunidad, los matarían.

De acuerdo con las fuentes, la casa de un cabecilla ha sido recién amueblada, con todo nuevo, luego de que la Policía le decomisó la mayoría de electrodomésticos y muebles que tenía por no comprobar su legítima tenencia.

La Policía se llevó incautados los enseres una madrugada. Para horas de la tarde de ese mismo día, la casa ya estaba amueblada. Con todo nuevo, a pesar de que el pandillero solo tiene entre 20 o 22 años, y el único que trabaja del grupo familiar es su padre, un albañil.

Las fuentes de este periódico señalaron que los vendedores ruteros que entran al lugar deben pagar entre 50 y 100 dólares como “renta”; además, todos los negocios de un centro comercial inmediato a la comunidad y a las colonias aledañas “tributan” a la MS de la comunidad Rivas Vásquez para que los dejen trabajar en paz.

Se quejan de pocos operativos de captura

El municipio de Mejicanos ha experimentado una escalada de violencia en los últimos meses. Los intercambios de disparos entre pandillas o entre estas y la Policía son el pan de cada día.

Hace pocas semanas, un oficial del Centro de Inteligencia Policial (CIP) fue abatido a balazos en un enfrentamiento con supuestos pandilleros.

Los hechos de violencia, sobre todo, los asesinatos continúan agobiando no solo a comunidades como la Rivas Vásquez, sino a varias como la 13 de Enero, la Super Manzana, y otras donde las dos principales pandillas parecen disputarse palmo a palmo los territorios bajo control.

De acuerdo con las fuentes, la información sobre estructuras y miembros de la MS de la comunidad Rivas Vásquez ya ha sido investigada, pero desconocen por qué las autoridades no ejecutan operativos de captura.

Fuentes policiales, que hablaron a condición de anonimato, indican que, pese a la escalada de violencia que se vive en ese municipio, la Unidad Antipandillas tiene prohibido operar en Mejicanos.

Aparentemente porque la Unidad de Emergencias 911 afirma tener todo bajo control, dijeron las fuentes.